Desastres naturales: nuestras mascotas también sufren
Desastres naturales: nuestras mascotas también sufren
Es necesario que, cuando se produce una catástrofe, haya un grupo de rescate animal para ayudar a nuestros amigos
La verdad es que en nuestro planeta están ocurriendo, lamentablemente con mayor frecuencia, desastres naturales con graves consecuencias y daños donde: arrasan poblados enteros, las casas parecen de papel al ver el estado que quedan, plantaciones completas borradas, bosques que se convierten en desiertos, etc.
Muchas vidas humanas corren peligro, las personas pierden todo lo que con esfuerzo les tocó construir y la naturaleza no distingue ni religión, estatus económico, país, ciudad… nada. Todo lo arrasa cuando se enfurece.
Si bien algunos desastres se podrían haber evitado, pues se produjeron por obra de la mano del hombre que en su descuido después de un paseo en el campo deja tirado por ahí un cigarrillo sin apagarlo, o una botella que por el efecto de la luz del sol actúa como un verdadero mechero y enciende la seca hierba. Otros vienen por el cambio climático, en fin, hay múltiples causas que los producen y cada vez son más las malas noticias que nos llegan desde cualquier rincón del planeta, donde la gente debe ser obligada a abandonar sus hogares. Si bien las vidas humanas son las primeras que las autoridades auxilian, no nos podemos olvidar que cada vez existen más y más mascotas compartiendo nuestras vidas y ellas quedan solas, abandonadas, desoladas y sin posibilidades de obtener su sustento, lo que termina con sus vidas.
Si bien los animales desarrollan un instinto especial que les permite sentir o predecir estas furias de la naturaleza con cierta anterioridad y buscar resguardo, no es menos cierto que aquellos animales domesticados han perdido parte de sus instintos salvajes y se quedan cerca de su manada humana en busca de protección. lMuchas veces no pueden auxiliarlas, pues los grupos de protección no pueden trasladarlos a todos, siendo prioritario salvar vidas humanas en primera instanci. Nuestros amigos quedan solos, desamparados, perdidos y lo peor desorientados y desolados.
Buscan por días a sus amos, entre los escombros comen lo que encuentran, muchas veces alimentos descompuestos y finalmente es el estrés quien las vence deambulando sin rumbo y con mucho miedo, lo que hace en ocasiones muy difícil capturarlas porque se tornan agresivas sin serlo.
Es por ello que felicito a todos esas personas que rápidamente se organizan y van en su ayuda, lo mismo digo de los diferentes estamentos gubernamentales que no sólo tienen una brigada de salvamento humano, si no también activan un grupo de rescate animal casi simultáneamente, que es lo que debemos hacer.
No podemos pensar en que los equipos de emergencia deben actuar para salvar y proteger ciertas vidas, si no todas. Las prioridades pueden ser distintas, pero veterinarios, jaulas y vehículos de traslado también deben activarse ante cualquier peligro para proteger la vida de los animales en la zona afectada, y además habilitar albergues para éstos antes de reubicarlos.
Felicito a todos los voluntarios que se esfuerzan por proteger las vidas de esos indefensos amigos, imágenes como la de los bomberos que protegieron a esos koalas en Australia, u otras donde algunos voluntarios se lanzan a los ríos para rescatar el ganado que es arrastrado por la corriente, o aquellos que se vuelcan en las playas para proteger a las ballenas varadas deberían ser la tónica. Proteger al planeta y a todos los seres vivos que habitan en él debería ser siempre nuestra consigna.
‘Construir, no destruir’, deberían ser las primeras palabras aprendidas en los colegios, de esa manera podremos disfrutar de nuestro lindo planeta todos los que vivimos actualmente en él y los que vendrán después.
