El Gobierno corrige la laguna legal del matrimonio gay
El Gobierno corrige la laguna legal del matrimonio gay

La aprobación de la ley sobre matrimonios sexuales, en el año 2005, hizo que miles de parejas extranjeras de gays y lesbianas hayan viajado a Canadá para contraer matrimonio
El Popular. Ottawa.- El Gobierno federal introdujo este viernes una ley que permitirá a los matrimonos entre extranjeros del mismo sexo celebrados en Canadá poder disolverse en Canadá, independientemente de que en sus países de origen se reconozcan o no estas uniones.
La ley señala que los matrimonios del mismo sexo son válidos a todos los efectos de la ley canadiense, y establece reglas para el divorcio en casos de uniones del mismo sexo de no residentes en Canadá.
La medida está destinada a cerrar un vacío legal que podría haber socavado los derechos de miles de matrimonios homosexuales en todo el mundo.
En concreto, la nueva norma, denominada Ley de Modificación del Matrimonio Civil, establece un nuevo proceso de divorcio que permite a los tribunales canadienses conceder el divorcio a no residentes cónyuges que residan en un país donde no pueden divorciarse porque el Estado no reconoce la legalidad de su matrimonio.
El divorcio podrá concederse siempre que los cónyuges hayan vivido por separado y aparte durante por lo menos un año, una condición similar a la que tienen que cumplir los residentes en Canadá.
Además, el divorcio para los no residentes sólo se concederá si ninguno de los cónyuges vive en Canadá en el momento de solicitar el divorcio, por uno o ambos individuos. Asimismo, los interesados tienen que haber vivido durante al menos un año en un Estado donde el divorcio no pueda ser concedido porque el matrimonio no es reconocido como válido.
Las nuevas medidas establecidas en este proyecto de ley no suponen una enmienda a la Ley del Divorcio, y solo se aplicarán a los no residentes. En el caso de ser aprobadas finalmente, las disposiciones relativas a la propiedad, la custodia y el acceso a los niños o el apoyo financiero serán determinadas en la jurisdicción donde reside la pareja.
La laguna legal que viene a corregir este proyecto de ley salió a la luz a mediados del pasado mes de enero, cuando se conoció que un abogado del Ejecutivo había presentado un documento legal en el que argumentaba que las uniones homosexuales llevadas a cabo en Canadá no eran válidas legalmente para parejas extranjeras, si en su país de origen no se reconoce este derecho.
El caso en cuestión que motivó la acción del abogado del Gobierno fue el de una pareja de lesbianas no identificadas que se casaron en Canadá en el año 2005 y se separaron después, en 2009. Una vive ahora en Florida, Estados Unidos, y la otra, en el Reino Unido. Ambas quieren conseguir el divorcio, pero, por un lado, el Estado de Florida no reconoce las uniones del mismo sexo, y, por otro, aunque en el Reino Unido sí están reconocidas las uniones civiles entre homosexuales, las autoridades británicas no reconocen el matrimonio canadiense.
La pareja acudió a los tribunales en junio de 2011 para solicitar el divorcio en Canadá, a pesar de que, según los requerimientos de la ley federal, es necesario haber tenido el permiso de residencia en Canadá durante al menos un año para poder divorciarse legalmente en el país, algo que la pareja no cumple.
La pareja argumentaba que esta normativa era discriminatoria y reclamó 30.000 dólares en concepto de daños y perjuicios al Gobierno provincial de Ontario, en el caso de que su matrimonio se acabase considerando como no válido.
El problema es que, además del requisito de la residencia, el abogado del Gobierno federal citó otra razón para negarse a conceder el divorcio: El letrado argumentó que no estaban legalmente casadas.
Los documentos publicados mostraban que el Gobierno argumentó que “para que un matrimonio sea legalmente válido bajo las leyes canadienses, las partes del matrimonio deben cumplir tanto las exigencias del lugar donde se celebró el matrimonio […], como los requisitos del lugar de residencia de la pareja con respecto a poder contraer matrimonio entre sí”. Es decir, en este documento el Gobierno indicaba que para que el matrimonio (homosexual, en este caso) fuese válido, el país de origen de la pareja debía reconocer también la unión.
Las leyes de Canadá sobre matrimonio no establecen el requisito de residencia canadiense, pero las leyes de divorcio sí lo hacían. Por tanto, las parejas del mismo sexo que viajan a Canadá para casarse porque no pueden hacerlo en sus países de origen, corrían el riesgo de no poder obtener los medios legales para divorciarse en caso de que su relación se deteriore.
El caso podría haber afectado a más de 5.000 parejas de los Estados Unidos y otros países que en los últimos seis años han acudido a Canadá para casarse.
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