Los inmigrantes agrícolas, aislados y poco integrados
Los inmigrantes agrícolas, aislados y poco integrados
Un informe señala que, pese a que la mayoría vuelven cada año a los mismos lugares, apenas pueden integrarse en la sociedad canadiense, debido a la barrera del idioma, la imposibilidad de obtener la residencia permanente, el vivir en lugares alejados de centros de población y el estar atados a sus empleadores.
El Popular. Toronto.- A pesar de que cada vez más trabajadores rurales inmigrantes en todo el país forman parte ya de la población estable de las zonas en las que residen, la mayoría permanecen aislados y con pocas posibilidades de integrarse en la sociedad canadiense, según un nuevo estudio elaborado por el Instituto para la Investigación de Políticas Públicas (Research on Public Policy), hecho público este martes.
Cada año llegan a Canadá alrededor de 30.000 trabajadores agrícolas inmigrantes, una cifra que ha ido aumentando considerablemente desde la década de los ochenta.
La mayoría vienen a través del Programa de Trabajadores Agrícolas Temporales, que permite a los empresarios agrícolas y propietarios de explotaciones rurales contratar a trabajadores extranjeros con visados temporales de hasta ocho meses de duración. A menudo, los empleadores proveen a los trabajadores de alojamiento y transporte, como parte del acuerdo.
El objetivo, en principio, es que los trabajadores inmigrantes cubran a corto plazo y de manera temporal, la falta de mano de obra existente en muchas zonas agrícolas, pero, según señala el estudio, la realidad es que muchos de ellos regresan una y otra vez cada temporada, algunos hasta durante 25 años.
Después de entrevistar a cerca de 600 trabajadores agrícolas inmigrantes en Ontario, la autora del informe, Jenna Hennebry, llegó a la conclusión de que muchos de estos jornaleros no solo regresan cada año a Canadá, sino que, además, suelen hacerlo a las mismas comunidades en las que habían trabajado el año anterior.
“La inmigración agrícola está lejos de ser una inmigración temporal en este país”, indicó Hennebry, profesora en la Universidad Wilfrid Laurier, en Waterloo, Ontario.
Sin embargo, una serie de obstáculos impide a estos inmigrantes integrarse plenamente en las sociedades en las que, en la práctica, residen,. Entre ellos, el informe destaca la barrera del idioma, permisos de trabajo que les atan a sus empleadores, y las viviendas en las que se alojan, aisladas a menudo en mitad de zonas rurales, y lejos de centros de población.
“A pesar de la larga experiencia de Canadá en inmigración rural, nuestros programas siguen sin estar a la altura”, afirma el estudio.
En este sentido, Hennebry señala que las autoridades canadienses necesitan mejorar la regulación de los procesos de contratación y permitir a estos trabajadores el acceso a los mismos servicios de que gozan los residentes permanentes, incluyendo servicios de traducción y asistencia en idiomas.
Otra iniciativa que ayudaría a paliar el problema sería, en opinión de la profesora, organizar sesiones informativas en las que se aconseje a los inmigrantes recién llegados sobre sus derechos en materias de salud y seguridad.
Los expertos que critican los programas para trabajadores inmigrantes en Canadá denuncian que se trata de un sistema injusto, ya que no da a los empleadores la oportunidad de solicitar la residencia permanente para sus empleados, al contrario de lo que sucede con los trabajadores cualificados, empresarios o inversores.
“El Gobierno debe abrir un camino para que estas personas puedan conseguir la residencia permanente”, afirma Hennebry.
En 2005, de los más de 20.000 trabajadores agrícolas inmigrantes en Canadá, casi 16.500 estaban empleados en la provincia de Ontario, seguida de Quebec como la provincia con el segundo contingente más grande, con casi 2,670. Para la temporada de cultivo de 2007, el número de trabajadores agrícolas inmigrantes en la Columbia Británica ascendió meteóricamente de 551 en 2005 a alrededor de 2.500 en ese año.
La muerte a principios de febrero en un accidente de tráfico de nueve peruanos y un nicaragüense que trabajaban en Canadá como peones temporales en el sector agrícola destapó de forma dramática las duras condiciones de vida de muchos jornaleros inmigrantes en el país.
A pesar de las elevadas cifras de trabajadores temporales extranjeros, el canadiense medio desconoce su existencia, según los sindicatos que les defienden. “Les llamamos ‘la fuerza laboral invisible’ porque la mayoría de la gente no tiene ni idea de dónde viene su comida. Piensan que vienen de pequeñas granjas familiares”, señaló a la agencia Efe tras el accidente Stan Raper, del sindicato UFCW, que representa a los trabajadores del sector. “Las condiciones de trabajo son duras y peligrosas”, añadió.
“Las explotaciones agrícolas son un trabajo sucio y difícil. Los trabajadores involucrados en este accidente van a grandes recintos donde hay 16.000 o 17.000 aves, las agarran y las inoculan antes de que se las lleven a una planta de procesamiento”, explicó. “Trabajan jornadas de 12 a 14 horas, durante 6,5 días a la semana. Sólo descansan el domingo por la tarde”, dijo.
Tradicionalmente, los jornaleros temporales extranjeros que trabajan en el sector agrícola canadiense procedían de Jamaica y México, pero en los últimos años la creciente demanda del sector ha hecho que los empleadores acudan a otros países tan diversos como Guatemala, Honduras, Tailandia o Filipinas.
“La razón es mano de obra barata y quien crea lo contrario se engaña. Trabajan largas jornadas por salarios mínimos y luego el empresario deduce el alquiler, transporte, equipamiento, comida. Muchos trabajadores vienen y nos dicen que qué ha pasado con el dinero, que la cantidad no es lo que le prometieron”, dijo Raper.
- Informe completo (PDF): Permanently Temporary? Agricultural Migrant Workers and Their Integration in Canada
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