Claves para el éxito en el adiestramiento animal
Claves para el éxito en el adiestramiento animal
Ayer sostuve una agradable conversación con una chica, que adora a los animales, trabaja de voluntaria en un refugio y lo único que quería era estudiar una carrera que la relacionara con ellos. Respuesta fácil, dirían todos ustedes: medicina veterinaria. Pero ahí está el problema, ver sangre, o situarse frente a una cirugía donde debería intervenir, la pone mal y es imposible para ella superarlo. Buscó y buscó bibliografía que le ayudase a orientar su futuro, pero no existen muchas alternativas, la verdad es que son pocas, y muchas de ellas se dan sólo a nivel de postgrados ¿entonces qué hacer?, difícil elección, no obstante su vocación y deseo era tal que empezó a estudiar psicología, buscando por esa vía los conocimientos necesarios que le ayuden a entender mejor cómo funciona la mente de los animales.
Hago todo este preámbulo, mascoteros amigos, para que se entienda mejor el tema en cuestión del cual hoy les voy hablar, adiestramiento, entrenamiento, educación…, el proceso mediante el cual influimos en la conducta de un ser y lo orientamos a que realice ciertas acciones dirigidas por una orden o mandato: yo digo u hago esto y tú debes hacer esto otro.
En el caso de los animales que se supone no razonan, ya que hasta ahora la ciencia está en pañales respecto a este tema, debería ser fácil. Digo siéntate y tú lo haces, sin discusión, pero mi experiencia a lo largo de estos años me ha demostrado lo contrario, para lograr ese proceso tan fácil de cumplir se requiere que el alumno, en este caso la mascota, crea realmente en ti, sin miedo, de manera natural y con agrado, puesto que si no lo logras de esa manera, ese alumno que aprendió a la fuerza y cumplió tu mandato por temor a un castigo, se revela tratando de ignorarte cuantas veces pueda o si sólo lo haces por medio de una recompensa alimenticia, cuando esta no está porque lo debo hacer. Lo podré engañar una vez o dos metiendo mis manos al bolsillo simulando ir por una galleta, pero los animales no son tontos y tarde o temprano descubren la treta. ¿Tendré entonces que salir siempre con golosinas? No, yo quiero que mi amigo obedezca porque sabe que eso está bien y me agrada haciéndoselo saber con una caricia o diciéndoselo.
Muchos de los casos que me toca ver y trabajar con ellos, han sido antes sometidos a adiestramiento o mal llamado entrenamiento, aplicando técnicas que según mi experiencia no son realmente eficientes en el largo tiempo, más bien, acrecientan en ellos temores u otros trastornos que después se ven reflejados en malos comportamientos que antes no tenían, como una manera de revelarse.
Es fácil sacar a un ser de su entorno, llevarlo a un lugar desconocido, donde todo es nuevo para él, sacarlo diariamente a ejercitarse con una persona también desconocida, que le hable distinto, más duro que como está acostumbrado, le diga qué hacer y cuando posteriormente regrese a una jaula, canil de encierro hasta su siguiente lección, pero ¿dónde dejamos el miedo involucrado en esa situación, el estrés que le significa a nuestro amigo ser sometido a esa rutina
No obstante la historia no termina ahí, que pasa después, ven a sus amos un día, felices de verlo pero la visita no es para juegos, sino que a trabajar el guía les muestra qué aprendió su amigo, les explica cómo deben hacerlo, y si no reacciona a la primera, comentan que el amo o dueño debe ser más firme con él , mi amigo se desconcierta y no entiende nada, aun así sus amos regresan a casa felices comentando : “¿Viste todo lo que sabe hacer mi amigo?, es fantástico como en tan poco tiempo es otro…”.
El problema se sucede después ya que con el correr del tiempo nos confiamos en que nuestro amigo lo sabe todo. “Mira, le digo siéntate y lo hace, pero poco o nada, seguimos ejercitando o haciendo rutinas con él…” Nuestro amigo cuando recupera su hogar y se siente en libertad nuevamente, pronto olvida a propósito esa mala experiencia y busca la manera de eludir esas órdenes colocándose en una posición más rebelde en mucho de los casos. Su cabecita dice: “Este no es el feo que me hablaba fuerte y me daba tirones, este es mi amo y yo sé cómo tratarlo, así es que paciencia que ya recuperaré mi posición en la manada…”.
El adiestramiento es un proceso delicado que consiste en enseñar cierto comportamiento, rutinas de ejercicios que se deben ejecutar de por vida, de la misma manera, con el mismo tono de voz, con las mismas caricias de aprobación cuando la respuesta es positiva y de reprobación cuando no lo es, pero lo más importante de todo esto es que el amo o dueño debe participar en todo el proceso, es su mascota, vivirá con el todos los días, dormirá en su casa, saldrá a pasear con él y jugará con él, su amo, a quien debe verle como su líder, amigo y protector.
Como amo no puedes quedar ajeno al proceso, si no te involucras en la enseñanza de tu mascota, y no participas aprendiendo las técnicas de cómo hacerlo, no realizas un trabajo rutinario con él, lo más probable es que el resultado no sea el éxito requerido, sino más bien pan para hoy y hambre para mañana.
Recuerden siempre: Paciencia y mucha a la hora de enseñar, Rutina diaria de ejercicios de por vida para transformarlo en un habito, Constancia en cuanto al estilo y modo de comunicarte con tu mascota y siempre el amo Involucrado.
Que pasen una feliz semana y hasta la próxima.