Obama insiste: El plan para la zona euro es urgente
Obama insiste: El plan para la zona euro es urgente

El presidente estadounidense, Barack Obama, observa la amapola en el ojal del primer ministro canadiense, Stephen Harper, con la que recuerda a los caídos en las dos grandes guerras mundiales del siglo XX, durante la foto de familia de la sexta Cumbre de los líderes del G20 celebrada en Cannes, Francia. Foto:/Chris Ratcliffe / Efe
Macarena Vidal. Cannes (Francia).- Estados Unidos insistió en la necesidad de que Europa decida los detalles de su plan contra la crisis de la deuda y los ponga en práctica lo antes posible para evitar un contagio de la situación griega.
El presidente de EE UU, Barack Obama, que se encuentra en Cannes (Francia) para participar en la cumbre del G20, se reunió inmediatamente tras su llegada a esta ciudad con los líderes de las principales economías de la eurozona, el jefe de Estado francés, Nicolas Sarkozy, y la canciller alemana, Angela Merkel.
En palabras de Obama, la tarea más importante del G20 “es resolver la crisis de la eurozona”.
Obama subrayó que es necesario poner en marcha cuanto antes el plan, aprobado por los países del euro la semana pasada, “de manera efectiva para garantizar no sólo la estabilidad de la eurozona, sino también la estabilidad del sistema financiero”.
Previamente, tras una reunión bilateral con Sarkozy, Obama había afirmado que Europa necesitaba pergeñar más detalles y poner en marcha “de manera completa y decisiva” su acuerdo para hacer frente a la crisis de la deuda.
La Casa Blanca ha indicado que considera imprescindible entre los elementos a desarrollar más detalles sobre la capitalización de los bancos, el establecimiento de un cortafuegos que proteja a los países más amenazados del contagio griego -Italia y España- y el rescate de Grecia.
A lo largo de toda la jornada, los funcionarios estadounidenses multiplicaron sus negociaciones sobre el asunto, tanto dentro como al margen de la cumbre, como hacía el secretario estadounidense del Tesoro, Tim Geithner, en una bilateral con el viceprimer ministro chino, Wang Qishan.
Según declaraba la subsecretaria del Tesoro para Asuntos Internacionales, Lael Brainard, se ha logrado “ir reduciendo la gama de herramientas que se podrían usar, ir viendo cuáles podrían ser más efectivas” para poner en marcha el plan europeo, aunque no precisó cuáles pueden ser.
Brainard dejó entrever el alivio de los miembros del G20 por la cancelación de la amenaza de un referéndum en Grecia sobre el plan de rescate, en una jornada de grave crisis política en el Gobierno del primer ministro, Yorgos Papandréu, quien ha entablado negociaciones con su rival político, Antonis Samaras.
Papandréu había anunciado el lunes por sorpresa que sometería a referéndum el acuerdo alcanzado por el Eurogrupo el pasado 27 de octubre en Bruselas para hacer frente a la crisis, una decisión que consternó a Europa y que causó el hundimiento de los mercados.
El consejero adjunto de Seguridad Nacional, Ben Rhodes, afirmó hoy que, pase lo que pase en Grecia, “los pasos que se deben dar están claros, con independencia de la personalidad política o la situación en un momento dado”.
“La situación griega subraya la necesidad de avanzar rápidamente hacia la puesta en marcha del plan, incluido un cordón sanitario lo suficientemente robusto y efectivo para asegurarnos de que el problema no se extiende de un país a otro”, señaló Rhodes, en declaraciones a la prensa que acompaña a Obama en la cumbre.
Para EE UU, resolver la cuestión de la crisis de la deuda y tranquilizar a los mercados es un asunto de absoluta prioridad, ante los efectos que pueda tener en su propia economía, que a duras penas se recupera de la mayor recesión en los últimos 70 años.
En su reunión con Sarkozy, Obama insistió en este extremo, mientras el presidente francés subrayó que los dos dirigentes trabajan para “erigir la unidad del G20” en la cumbre.
Según Sarkozy, ambos líderes están de acuerdo en que el mundo financiero debe contribuir a la resolución de la crisis.
“Creo encontrar un análisis común para hacer contribuir al mundo de las finanzas a una resolución de la crisis que afrontamos hoy”, declaró el presidente francés.
Los países europeos han planteado la creación de un impuesto a las transacciones financieras, con el que se pretende combatir la pobreza y reducir el déficit, mientras que EE UU rechaza esa posibilidad y propone por contra gravar a los bancos de mayor tamaño.
Según indicó Rhodes, EE UU y la Unión Europea están de acuerdo en que “el sector financiero tiene un papel que jugar”, pero “cada uno buscaremos conseguirlo de la manera que creemos más efectiva”.