El antecedente familiar no siempre supone un mayor riesgo de cáncer de mama
El antecedente familiar no siempre supone un mayor riesgo de cáncer de mama
Una investigación realizada entre 3.000 familias de Canadá, Estados Unidos y Australia no halló evidencias de que las mujeres tengan más posibilidades de contraer la enfermedad solo por el hecho de que un familiar sea portador de la mutación genética que suele provocar los tumores.

Entre el 5 y el 10% de los tumores mamarios son genéticos y la mayoría de esos casos son provocados por anormalidades en los genes BRCA1 o BRCA2
Agencias.- Las mujeres no corren automáticamente más riesgo de desarrollar cáncer de mama solo porque alguien de su familia obtuvo resultados positivos a una prueba genética de la enfermedad, según un estudio realizado por investigadores estadounidenses en el que participaron 3.000 familias de Canadá, Australia y Estados Unidos.
Los hallazgos podría suponer un alivio para las mujeres de familias con antecedentes, después de que un estudio llevado a cabo en el año 2007 sugiriera que solo tener un pariente con mutaciones en los genes BRCA1 o BRCA2 elevaba el riesgo de una persona de desarrollar cáncer mamario, aún cuando sus propios resultados fueran negativos.
“Los resultados son alentadores y tranquilizadores”, dijo la doctora Allison Kurian, de la Escuela de Medicina de la Universidad de Stanford, cuyo estudio fue publicado en Journal of Clinical Oncology, en declaraciones recogidas por la agencia Reuters.
La mujer estadounidense promedio tiene alrededor de un 12 a un 13 por ciento de posibilidades de desarrollar cáncer de pecho en su vida.
Alrededor de un 5 a un 10 por ciento de los tumores mamarios son genéticos y la mayoría de esos casos son provocados por anormalidades en los genes BRCA1 o BRCA2.
Las mujeres con esas variaciones genéticas corren entre cinco y 20 veces más riesgo de padecer cáncer de mama o de ovario, y deben someterse a pesquisas oncológicas más intensivas y tomar otras precauciones para reducir su riesgo tumoral.
Muchas de esas mujeres optan por la extracción de las mamas u ovarios para evitar desarrollar cáncer.
Una vez que estas mutaciones aparecen en una familia, otros miembros también son evaluados. Suele considerarse que las mujeres de esas familias que arrojan resultados negativos a las pruebas tienen casi el mismo riesgo que la población general.
Pero un estudio del año 2007 publicado en Journal of Medical Genetics desafió ese concepto, al sugerir que incluso las mujeres que no portan la mutación cancerígena presente en la familia corren entre dos y cinco veces más riesgo de desarrollar cáncer. Esto creó una ansiedad considerable entre los médicos y las pacientes, dijo Kurian a Reuters durante una entrevista telefónica.
Para el nuevo estudio, su equipo analizó datos de más de 3.000 familias con mutaciones en los genes BRCA1 o BRCA2 de Estados Unidos, Canadá y Australia.
Los expertos compararon las tasas de cáncer entre las portadoras y las no portadoras de las variaciones en los genes BRCA1 y BRCA2 con antecedentes familiares.
El equipo no halló evidencia de un aumento del riesgo de cáncer mamario entre las mujeres que no portaban la mutación que sí estaba presente en algún otro miembro de su familia.
“Es tranquilizador que no observamos ninguna señal de riesgo de cáncer elevado en las mujeres que arrojan resultados negativos a una mutación (con presencia) familiar”, concluyó Kurian.
Más casos diagnosticados en diabéticas
Por otra parte, otro estudio, realizado en la Universidad de Alberta, en Edmonton, concluyó que las mujeres diabéticas recientemente diagnosticadas serían más propensas a desarrollar también cáncer mamario que aquellas sin diabetes, informa Reuters.
No es la primera vez que se asocia la diabetes con nuevos casos de cáncer mamario u otros tumores. Pero los resultados también indican que uno de los motivos por el que los médicos detectan más tumores mamarios en las diabéticas es porque los buscan mejor y no necesariamente porque la diabetes aumente el riesgo de desarrollar cáncer.
“Nos preguntamos si la relación observada tuvo algo que ver con el hecho de que las diabéticas consultan más al médico”, dijo el coautor del estudio, el doctor Jeffrey Johnson, de la Universidad de Alberta.
El experto agregó que es posible también que las variaciones de los niveles de insulina y azúcar en sangre que produce la diabetes faciliten el crecimiento de los tumores mamarios.
Y mientras que esto podría explicar en parte el aumento del cáncer mamario observado, las consultas médicas y los test adicionales “parecerían influir de alguna manera”.
El equipo de Johnson analizó datos de 170.000 mujeres de la Columbia Británica. A la mitad se le acababa de diagnosticar diabetes tipo 2; la otra mitad actuó como grupo de control.
Durante los cuatro a cinco años posteriores, se les diagnosticó cáncer mamario a unas 2.400 mujeres (el 1,4 por ciento de las participantes). La tasa de cáncer fue similar en ambos grupos, según publica el equipo en la revista Diabetes Care.
Pero al dividir a las participantes por edad y analizar el período inmediatamente posterior al diagnóstico de diabetes, el equipo halló que las mujeres mayores y posmenopáusicas con diabetes eran algo más propensas que las mujeres sin diabetes a desarrollar el cáncer.
Entre las mayores de 55 años, las mujeres con diabetes diagnosticada en los tres últimos meses eran un 30 por ciento más propensas a que también se les diagnosticara cáncer mamario que el grupo de control, aunque la diferencia no fue estadísticamente significativa.
Pero después de unos pocos meses, no hubo diferencia en la frecuencia del diagnóstico de cáncer mamario en mujeres con y sin diabetes.
Johnson opinó que este resultado no descarta otras explicaciones, como los factores de riesgo comunes entre ambas enfermedades o un crecimiento tumoral impulsado por las hormonas.
El doctor Christos Mantzoros, de la Escuela de Medicina de Harvard, en Boston, dijo que los resultados podrían significar que el aumento de los diagnósticos del cáncer mamario se deba a un mayor seguimiento y una mejor pesquisa en las diabéticas o que las raíces comunes de la enfermedad hicieran que ambas enfermedades se desarrollen en un período breve.
“Las diabéticas tienen que estar más atentas y sus médicos deben controlarlas para detectarles tumores asociados con la diabetes, incluidos, pero no limitados a, los de pecho”, indicó Mantzoros, que no participó del estudio.
El panel federal de expertos de Estados Unidos denominado U.S. Preventive Services Task Force recomienda que las mujeres se hagan una mamografía cada dos años entre los 50 y los 74 años.