Ignacio Padilla rompe moldes con una novela “delirante”
Ignacio Padilla rompe moldes con una novela “delirante”
Efe. Buenos Aires.- El escritor mexicano Ignacio Padilla, considerado uno de los más destacados exponentes de la llamada “Generación del Crack”, rompe moldes con “El daño no es de ayer”, una novela “extraña, delirante y cervantina” y producto de un “parto divertido”, afirmó en una entrevista con Efe en Buenos Aires.
“El daño no es de ayer”, premio de novela La Otra Orilla 2011, mezcla misterio, western, espiritismo y una buena dosis de humor en una “parodia literaria” que constituye una vuelta al tipo de género que solía escribir Padilla hace 20 años, pero “siempre a la sombra de Borges y Cervantes”, matiza.
“El parto del libro ha sido divertido. Mi escritura suele ser gótica, oscura y de parto doloroso, pero en este caso ha sido un arranque feliz y los personajes me han seducido desde sus primeras apariciones. Lo he gozado una barbaridad”, dijo el escritor y catedrático (México, 1968).
Padilla, quien se considera “autor de cuentos y contador de historias”, explicó que “El daño no es de ayer” nació como un relato, pero “creció y derivó en novela” cuando sus personajes comenzaron ha hacerse “gigantescos, muy grandes”.
“Me han caído estupendamente todos los personajes, hasta los más deplorables”, bromeó.
Atribuyó a un “invento de la prensa” la denominación de la “Generación del Crack”, pero admitió que “el crack es sobre todo una experiencia de amistad”.
El “crack” es “una de esas pocas historias felices de la literatura que a su modo contribuyó, junto con muchos otros grupos, otros escritores, a una renovación notable de la literatura latinoamericana en los últimos diez años”, aseguró.
El autor de “Amphitryon” no escapa a la grave situación que vive México y admitió su preocupación por el futuro y por la “gigantesca dosis de amnesia” que afecta al país sobre el tema concreto de la violencia.
“Parece que todo el mundo se olvidó de la emergencia crítica de la violencia después del terremoto de 1985; o de la violencia urbana de los años 90 en la Ciudad de México, que no tenía que ver con el narcotráfico pero sí con la desigualdad social, la corrupción y la podredumbre”. lamentó.
El problema hoy, añadió, está vinculado al descabezamiento de los cárteles de las drogas y “a la ineptitud con que se ha emprendido una guerra que, sin embargo, tenía que emprenderse” y que, a su juicio, va a provocar “la vuelta, a petición popular, de un régimen que posiblemente prefiera negociar antes que erradicar el problema del narcotráfico”.
“Negociar es abdicar, es claudicar, pero hay que replegarse y replantearse”, admitió.