Las penas más duras no disuaden a los conductores ebrios
Las penas más duras no disuaden a los conductores ebrios
Un estudio encargado por el propio Gobierno federal tras la aprobación, en 2008, de la Ley contra Delitos Violentos concluye que la severidad de las nuevas penas contra la conducción temeraria no ha tenido impacto en las posibilidades de que los infractores condenados reincidan.
El Popular. Ottawa.- Un informe interno del Departamento federal de Justicia plantea dudas sobre la eficacia del endurecimiento de las penas, una de las claves de la nueva ley contra el crimen que prepara el Gobierno de Stephen Harper.
El estudio examinó a casi 3.300 personas condenadas en Canadá por delitos de conducción temeraria (buena parte de ellas, debido a hacerlo bajo los efectos del alcohol), y encontró que el 57 por ciento había reincidido al menos una vez durante una media de cinco años. Según señala asimismo el informe, la severidad de la primera sentencia recibida no tuvo impacto en su comportamiento reincidente.
“No hay evidencias suficientes como para sugerir que la imposición de una multa o incluso el encarcelamiento hayan tenido efecto alguno en la probabilidad de que estos delincuentes reincidiesen o no”, indica el estudio. “Ello indica que la dureza de las sentencias impuestas no ha disuadido a los infractores analizados en esta muestra”, añade.
Según señala el informe, las tasas de reincidencia fueron similares en todas las personas estudiadas, independientemente de la severidad de la sentencia recibida inicialmente por conducir de manera temeraria.
La investigación, realizada por Andre Solecki, y que lleva por título “La reincidencia entre los conductores temerarios”, fue hecha pública este domingo por la agencia The Canadian Press, que obtuvo una copia del informe amparándose en la Ley de Acceso a la Información.
El estudio fue entregado el pasado mes de julio, más de tres años después de que el Gobierno federal conservador aprobase una ley que impone multas más severas y penas de cárcel, incluyendo mínimos obligatorios, en las sentencias por conducción temeraria.
En este análisis, que cubre un periodo de casi 30 años, entre 1977 y 2007, se recogen docenas de informes internos sobre el sistema de justicia que los investigadores del Departamento elaboran cada año, y que no se habían hecho públicos hasta ahora.
Una portavoz del Departamento de Justicia ni dio más detalles acerca de por qué se ordenó la investigación, si bien el informe se llevó a cabo tras la aprobación, en 2008, de la Ley contra Delitos Violentos, una norma que, entre otras medidas de mano dura contra la delincuencia, renovaba las sanciones por conducción bajo los efectos del alcohol
La multa mínima por un primer delito de conducción temeraria se elevó entonces de 600 a 1.000 dólares, y la pena mínima por un segundo delito pasó de 14 días de cárcel a 30. El mínimo para delitos posteriores se elevó de 90 a 120 días, y las penas sumarias (impuestas en juicios sin jurado) se incrementaron de un máximo de seis meses a 18.
La política del Gobierno conservador contra la delincuencia ha sido duramente criticada estos días por expertos que afirman que el Ejecutivo está ignorando las pruebas basadas en investigaciones para obtener el apoyo político de los canadienses que no tienen fe en el sistema actual de justicia.
El hecho de que el Departamento de Justicia ordenase un estudio que se basa en el análisis estadístico de comportamientos delictivos, en relación con las penas impuestas, fue visto por los críticos a la política del Gobierno de Stephen Harper como una contradicción, especialmente teniendo en cuenta que, en lo que respecta a la eficacia del endurecimiento de las sentencias, las conclusiones resultaron ser aparentemente contradictorias con las medidas previstas por Ottawa.
Preguntada al respecto por The Canadian Press, la portavoz del ministro de Justicia, Rob Nicholson, declinó hacer declaraciones sobre las conclusiones de este informe. La portavoz, no obstante, defendió las medidas adoptadas en la Ley contra Delitos Violentos, una norma que, según afirmó, “puso fin al escándalo de las lagunas legales que permitían que algunos infractores por conducir ebrios quedasen impunes”.
“El ministro Nicholson viaja habitualmente a través de Canadá para reunirse con sus homólogos provinciales y recibir asesoramiento de expertos de la policía, de las víctimas y de las organizaciones que lidian con este tipo de delitos”, indicó la portavoz, Julie Di Mambro, en un correo electrónico.
“Los canadienses pueden contar con que nuestro gobierno, bajo el liderazgo del primer ministro Stephen Harper, continuará tomando medidas enérgicas contra la delincuencia para garantizar la seguridad y la seguridad de nuestras comunidades”, añadió
Un portavoz de Madres contra la Conducción Ebria en Canadá (MADD, por sus siglas en inglés) dijo por su parte que los resultados de este estudio no concuerdan con otras investigaciones, según las cuales sólo un 30 por ciento de los conductores infractores son condenados de nuevo.
Andrew Murie destacó asimismo que algunos datos del informe del Departamento de Justicia se remontan a más de tres décadas atrás, y que las leyes en torno a problemas de conducción han cambiado dramáticamente desde entonces.
En cualquier caso, MADD nunca ha presionado para que se endurezcan las penas, aclaró Murie, en declaraciones a The Canadian Press.
“Olvidémonos de las sanciones y pongamos en marcha las medidas que realmente pueden atajar el problema, es decir, pruebas de alcoholemia aleatorias que extiendan la percepción de que si conducimos bajo los efectos del alcohol nos van a detener. Si observamos un poco, eso es lo que ha funcionado en todo el mundo”, afirmó.
“Siempre hemos dicho que no creemos que ese tiempo adicional en la cárcel vaya a funcionar. Ofrezcamos rehabilitación y ayuda para los problemas con el alcohol, y tendremos mayor éxito”, añadió.