Harper celebra la canonización de la primera santa indígena
Harper celebra la canonización de la primera santa indígena
El Popular. Redacción.- El primer ministro, Stephen Harper, celebró la decisión del Vaticano de canonizar a la aborigen Kateri Tekakwitha, que vivió en Canadá en el siglo XVII y se convertirá en la primera santa indígena de América del Norte.
El papa Benedicto XVI anunció que Kateri Tekakwitha, quien está enterrada en una capilla de mármol en la misión de San Francisco Javier, en Kahnawake, Quebec, será canonizada el próximo el 21 de octubre.
“Será un gran día para los católicos canadienses, y un honor para nuestro país”, dijo Harper en un comunicado.
Kateri Tekakwitha fue beatificada por el Papa Juan Pablo II en 1980, en reconocimiento a su dedicación constante a Dios. Benedicto XVI ya había aprobado los milagros atribuidos a Tekakwitha, el último paso hacia la santidad.
Kateri Tekakwitha fue una laica católica iroquesa, hija de un jefe mohawk y de una india algonquina cristianizada. Nació en Ossessrnon, lo que hoy es Auriesville, Nueva York. Su nombre indígena era Tekawhitha (que en iroqués significa “descuido”), pero fue bautizada con el nombre de Kateri (en español, Catalina).
La madre de Kateri, una india algonquina, ya había acogido la fe cristiana cuando fue raptada por los iroqueses y casada con un jefe mohawk pagano. A los cuatro años de edad, Kateri perdió a sus padres y a su hermano, cuando una epidemia de viruela se extendió por Ossernenon. Tekakwitha sobrevivió, pero quedó con cicatrices y problemas de visión.
A los 20 años fue bautizada por los misioneros jesuitas franceses. Kateri sufrió por su fe grandes abusos y rechazo por parte de familiares y los otros indios, y acabó huyendo de su pueblo, caminando unos 320 kilómetros por el bosque hasta llegar a Sault Ste. Marie, un pueblo cristiano cerca de Montreal, en 1677.
En 1679, tomó un voto de castidad. Un año más tarde, el 17 de abril de 1680, Kateri murió a la edad de 24 años en Caughnawaga, cerca de Montreal.
Kateri se caracterizó por su piedad, su incansable vida penitente en favor de su pueblo aborigen y por su amor a la Eucaristía. Después de su muerte, empezó a ser muy venerada, especialmente en Canadá, donde empezó a ser conocida popularmente como “La flor de pascua de los mohawks”.


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