CUMBRE DE LAS AMERICAS – II –
CUMBRE DE LAS AMERICAS – II –
Por: Jorge Tadeo Lozano
15-04-2012
El espectáculo de Cartagena con ocasión de la VI Cumbre de las Américas amerita un breve comentario sobre las características físicas con que se embelleció la ciudad y el entorno turístico que la rodea, no obstante ser conscientes los colombianos de que la otra ciudad, la Cartagena pobre y misérrima, fue muy hábilmente encubierta de la mirada de los visitantes por la autoridades de la ciudad, como ha sido ritual en casos parecidos en todas las urbes del mundo donde se han desarrollado este tipo de eventos.
Y lo hacemos no solo para ensalzar la extraordinaria belleza de la parte histórica de la ciudad y la manera como sus autoridades embellecieron en un corto lapso su calles, avenidas, balnearios y alamedas, sino para llamar la atención sobre el contraste que ofrecían las dramáticas condiciones en que sobreviven los dos tercios de la población cartagenera en las barriadas periféricas, a donde fuimos en momentos en que el boato diplomático desplegado abrumaba a los invitados especiales, ratificando una vez más las profundas desigualdades existentes en la sociedad latinoamericana, más allá de los indicadores macroeconómicos positivos de la mayoría de estos países.
Cuando estamos escribiendo este comentario ya habrán regresado a sus lugares de origen las avanzadas de los países que se hicieron presentes, deslumbrados seguramente por el juego y combinación de luces, flores, colores y ornato en general que se desplegaron en la ciudad que se quería mostrar, ignorando que todo este costoso montaje está edificado sobre el dolor y lágrimas de la gente humilde de Cartagena que fue marginada de todo y que ningún beneficio inmediato percibió del acontecimiento.
Pero bien, transemos esta discusión diciendo que Colombia quedó bien y que Cartagena se mostró con sus mejores galas en la VI Cumbre de las Américas.
Por primera vez se realizaron Cumbres Social y Empresarial paralelas en el marco de la VI Cumbre, sin que hasta hoy se conozcan sus conclusiones ni cual fue el desarrollo interno de los supuestos debates que se dieron en ninguna de ellas, pues el acceso de la prensa estuvo limitado; en el primer caso, solo se alcanzaron a escuchar algunas declaraciones de jóvenes emprendedores e indígenas afectados por políticas de Estado en diferentes países, a las cuales nos referiremos una vez conozcamos la posición oficial de las dos cumbres.
Respecto al acto central, digamos como preámbulo que se vaticinaba por todos los comentaristas nacionales e internacionales, sin excepción, que esta vez no habría consenso debido a los temas fuera de agenda que venían siendo planteados por algunos países y que seguramente originarían, como en efecto originaron, fuertes distanciamientos políticos.
La confrontación se había abierto desde meses anteriores en las reuniones del “Alba” y la “Celac”, en las cuales los países de gobiernos de “izquierda radical” aludieron a dos de los temas controversiales en América: Cuba y Malvinas, para señalar su rechazo al marginamiento de la isla caribeña de los grandes debates hemisféricos y su solidaridad con Argentina en su pretensión de recuperar las Islas Malvinas, actitudes que rechazaban Estados Unidos y Canadá desde mucho antes, como era suficientemente conocido.
Cada sector sustentaba su postura con argumentos razonables, lo que hacía más difícil el entendimiento: Cuba es América y Las islas Malvinas están en la plataforma marítima Argentina, decía toda Latinoamérica; y, Cuba no es un país democrático en el marco de la Carta de la Organización de los Estados Americanos (OEA) y de la Carta Democrática Interamericana y la disputa por las Islas Malvinas deben resolverla directamente Gran Bretaña y Argentina sin involucrar al resto de América, alegaban Estados Unidos y Canada. Razonables, dije, ambas posturas, porque en verdad, si bien Cuba es parte integrante del continente americano y por este solo hecho debería ser parte integrante del grupo de naciones con derecho a asistir a las cumbres, también es cierto que desde un principio las declaraciones institucionales de las Cumbres trazaron un marco jurídico de referencia: Carta de la Organización de los Estados Americanos (OEA) y Carta Democrática Interamericana, donde se definen los estándares del modelo de democracia admisibles en este cerrado círculo, que según Usa y Canadá, la “democracia popular” cubana no tiene: el respeto a los derechos humanos y las libertades fundamentales; el acceso al poder y su ejercicio con sujeción al estado de derecho; la celebración de elecciones periódicas, libres, justas y basadas en el sufragio universal y secreto como expresión de la soberanía del pueblo; el régimen plural de partidos y organizaciones políticas; y la separación e independencia de los poderes públicos.
El otro tema de divergencia, las Islas Malvinas, que indudablemente involucra solo a dos naciones: Gran Bretaña y Argentina, constituye, sin embargo, una materia de dignidad continental que atrae la simpatía y solidaridad de toda América Latina, dados los antecedentes históricos coincidentes de coloniaje a que fue sometido este sub-continente; y debería comprometer –por la misma razón- también a Estados Unidos por haber sido colonia inglesa y a Canadá por haber sido colonia anglo-francesa; pero no es igual porque la geopolítica ha impuesto otras reglas y alianzas estratégicas de carácter militar y económico entre la antigua metrópoli y las excolonias.
Por estos antecedentes, todo hacía pensar que esta vez no habría declaración conjunta, lo cual no era un mal síntoma sino todo lo contrario, significaba que habría debate abierto y controversial, exposición libre de diferencias de criterios y diversidad de posiciones políticas. El “unanimismo anticipado” a que estaban acostumbrándose las cumbres, respaldando la posición oficial de los Estados Unidos que preparaba la OEA como menú para estos actos, como había ocurrido en las primeras, había desaparecido desde las Cumbres de Mar del Plata y de Trinidad y Tobago, con una feliz culminación en esta VI Cumbre de Cartagena, donde finalmente ya no fueron dos los temas críticos que separaron a Estados Unidos y Canadá, de un lado, y a Latinoamérica allí presente, del otro, sino un tercero: la legalización de las Drogas.
Desde un principio se avizoró, entonces, que estos tres asuntos harían imposible la unísona avenencia sobre estas tres cuestiones por razones políticas que saltan a la vista, a pesar de que no estaban en la agenda oficial de convocatoria; y así fue, no obstante existir consenso sobre los restantes asuntos centrales de la convocatoria:
- Atención de desastres: La atención preferente, unificada y solidaria de desastres, tales como sismos o terremotos, tsunamis, vendavales, tornados, huracanas, inundaciones, deslizamientos de tierra, deforestaciones, contaminación ambiental y, en general, todo evento natural que supere un límite de normalidad, medido generalmente a través de parámetros técnicos. En este punto, se discutió ampliamente el tema de Haití, acordándose acciones más efectivas y prontas que subsanen la ineficiencia actual de las diferentes formas de ayuda que se han procurado.
- ii. Seguridad Ciudadana: La Cumbre insistió en reforzar las acciones que deben procurar seguridad ciudadana en los países de América, tanto en el campo como en la ciudad, afianzando los lazos de comunicación, apoyo y cooperación policial, militar y de inteligencia y reforzando las instituciones judiciales, con énfasis en el combate de los delitos transnacionales y el terrorismo;
- iii. Integración de infraestructura: Se insistió en la necesaria integración física a través de la interconexión energética de américa y el enlace vial –carreteable y férreo- de los sistemas viales nacionales;
- iv. Tecnología de las comunicaciones: El afianzamiento, unificación y crecimiento de la intercomunicación cibernética entre todos los países de América y el mundo; y,
- v. Lucha contra la pobreza y la Inequidad: La intensificación solidaria de la lucha contra la pobreza y la desigualdad en todo el continente.
Estos cinco temas marcaron la convergencia de todos los países presentes en la VI Cumbre, pero casi ningún medio los resaltó ni comentó, pasaron casi desapercibidos, porque más interesaron a los periodistas las desavenencias que las coincidencias. Triste inclinación de los comunicadores en todo el mundo, determinados por el afán de los propietarios de medios de vender más publicidad con el escarnio y la mofa de lo aparentemente negativo que con la alabanza de lo bueno, la exaltación de lo positivo y el halago y elogio de lo provechoso, útil y conveniente.
Comentarios: jotalos@diarioelpopular.com (al periódico)
jotalos@gmail.com (al columnista)
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