Ministra de cinco estrellas
Ministra de cinco estrellas
TORONTO.- Este lunes trascendió que la ministra de Desarrollo Internacional, Bev Oda, se negó a pernoctar en un hotel de cinco estrellas en Londres el año pasado y cambió la reserva por un lujoso hotel al doble de precio. En un principio, Oda tenía previsto pasar la noche en el Grange St. Paul Hotel, sede de la conferencia sobre vacunaciones internacionales a la que asistía.
En su lugar, mandó cambiar la reserva por el Savoy, un lujoso hotel con vistas al Támesis, frecuentado por la realeza y actualmente propiedad del príncipe Alwaleed de Arabia Saudita.
No es la primera vez que la ministra protagoniza un episodio similar. Hace seis años, Oda rechazó una furgoneta como transporte oficial y, en su lugar, optó por una limusina.
En Londres, Oda contrató un coche de lujo y un chofer para cubrir la distancia entre su nuevo hotel y el lugar de la conferencia, con un coste medio de $1.000 por día.
La factura de sus tres noches en el Savoy en junio de 2011 le costó al contribuyente $1.995, es decir $665 por noche. El gobierno aún tuvo que pagar una noche en el hotel que la ministra rechazó, con un coste adicional de $287. También se han dado a conocer gastos extras como un zumo de naranja en el Savoy al precio de $16.
En el presupuesto del mes pasado, la Agencia Canadiense de Desarrollo Internacional (CIDA), para la que trabaja Oda, sufrió recortes de hasta $380 millones.
“A su llegada, la ministra prefirió no alojarse en el Grange St. Paul y tuvimos que pagar”, dice una nota encontrada en la hoja de gastos. Los documentos relacionados al viaje fueron obtenidos por The Canadian Press bajo la Ley de Acceso a la Información.
El portavoz de Oda, Justin Broekema, dijo a The Canadian Press que no podía comentar sobre “arreglos de alojamiento específicos de la ministra”. En declaraciones a The Star, aclaró que ella “pagó personalmente la parte proporcional de los gastos en cuestión” aunque no especificó qué partidas pagó de su bolsillo.
“La ministra planea los viajes y el alojamiento de acuerdo a las directrices de la Junta del Tesoro. Los gastos del año pasado cumplían estas directrices”, explicó Broekema. “Nuestro gobierno, incluyendo la ministra, ha reducido los gastos en viajes y en los presupuestos generales de oficinas ministeriales”, recordó el portavoz.
El parlamentario de la NDP, Nathan Cullen, dijo que no había ninguna razón que justificara la estancia de estancia Oda en el Savoy.
“¿Se puede justificar una noche en el Savoy? Supongo que si eres una gran banda de rock sí, pero como ministra destinada a paliar la situación de los más pobres y necesitados, y viniendo de un gobierno que está exigiendo a los canadienses apretarse el cinturón, huele a hipocresía”, dijo Cullen este lunes. “Es increíble, sobre todo porque no es la primera vez que la ministra pasa por esto. No creo que los canadienses estén satisfechos con el nivel de hipocresía de este gobierno, que está recortando servicios esenciales como las pensiones y la seguridad alimentaria”.
Un miembro del personal que viajaba con Oda se alojó en el hotel más barato, que tiene vistas a la catedral de St. Paul, una terraza acristalada, cuatro restaurantes y cinco bares.
El chofer que condujo a Oda por Londres cobró $2.850 en tres días. El primer día de la conferencia, el gobierno canadiense pagó para que el coche hiciera guardia frente al hotel durante 15 horas. La distancia entre el Savoy y el Grange es de dos kilómetros.
Oda representó a Canadá en una conferencia de donaciones para la Alianza GAVI, una organización que trabaja para vacunar a niños en países pobres. Canadá ha donado $253 millones a la Alianza GAVI desde el 2001. El presidente de Microsoft, Bill Gates y el Primer Ministro británico, David Cameron, también acudieron al acto.
Oda ha sido criticada por sus gustos de alto standing en el pasado. En 2006, contrató limusinas para asistir a la ceremonia de los premios Juno, en Halifax, acumulando $5.475 en facturas. Cuando respondió ante la Cámara de los Comunes, dijo que había reembolsado al contribuyente 2.200 dólares de esa factura.
Un año más tarde, Oda facturó más de $1.200 en otra limusina que la llevó de un evento del gobierno a un acto de partido.
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