Las voces del 1 de Mayo
Las voces del 1 de Mayo
TORONTO.- El 1 de Mayo es reconocido oficiosamente como el Día Internacional del Trabajador. Más de 80 países declaran este día como jornada festiva y salen a la calle para reivindicar su derecho a un trabajo justo y digno. Aunque el Primero de Mayo es un día laborable en Canadá, centenares de personas se congregaron este martes frente a City Hall para vociferar sus protestas.
La marcha, convocada por Occupy Toronto, No One Is Illegal y May 1st Movement (M1M), reunió a multitud de grupos y personas, cada una con sus particulares preocupaciones, demandas e historias.
Luis Tapia, del Movimiento 1 de Mayo, acudió con el objetivo de “rescatar el Primero de Mayo como día del trabajador”, recordando que Canadá y los EE.UU. son los dos únicos países que relegan esta celebración a principios de septiembre. Luciendo una chaqueta de Chile y ondeando una bandera roja, reivindicó el derecho a la huelga y criticó la presión que reciben los sindicatos en Canadá. “Las compañías grandes violan el derecho de los trabajadores” afirmó este antiguo sindicalista que actualmente trabaja por cuenta propia.
La lucha de clases y los ataques al sistema capitalista centraron los discursos oficiales, que fueron recibidos con aplausos entre el público. Los asistentes defendían, en un tono menos populista, los mismos ideales y expusieron sus casos. Natalie Coulter llegó acompañada de sus dos hijas, más preocupadas por los globos y la música que por el “futuro gris” que le auguraba su madre. “No me gusta el estado global de la economía”, dijo esta profesora de la Wilfrid Laurier University, que habla con conocimiento de causa.
Natalie ha sufrido los recortes presupuestarios en primera persona y tiene que conformarse con aceptar contratos temporales. En una situación parecida está Ale, una profesora italiana que llegó a Toronto hace ocho años y que tilda su situación laboral de “precaria”. Su motivo para asistir a la marcha era protestar contra la “criminalización del inmigrante”, algo que atribuye a “la guerra de inmigración promovida por el ministro Kenney”. Ale se mostró especialmente solidaria con aquellos que piden el estatus de refugiado y admitió conocer varias personas que habían sido deportadas, una de las cuales murió. Instó al ministro de Inmigración a “dejar de cambiar sus políticas” con el fin de evitar casos de “esclavitud virtual”.
En la misma línea se manifestó Chanelle, representante de Maggie’s, una asociación que trabaja a favor de los derechos de las trabajadoras sexuales. Su demanda al Gobierno de Harper fue clara: “acabar con el C-31”, un proyecto de ley que impediría la libre circulación de prostitutas inmigrantes dentro del país. Chanelle calificó este nuevo programa de “legislación racista”.
Los estudiantes integraron el grueso de la manifestación e hicieron llegar sus antipatías hacia un sistema que les marginaliza. Sarah y Katie son dos recién tituladas en Bellas Artes afiliadas al movimiento International Socialists. Aseguran que han tenido que aceptar un sinfín de prácticas no remuneradas, trabajando tres o cuatro días a la semana sin recibir nada a cambio. “Cuando hay recortes, siempre empiezan por la Cultura”, reprocha Katie, que ve más futuro trabajando en Tim Hortons que buscando una carrera en el mundo del arte.
Los jóvenes se mezclaron en la marcha al lado de personajes pintorescos como un grupo de señoras que celebraban el Beltrane, la fiesta pagana de la primavera, que proclama la renovación del ser humano y que coincide con May Day. “Es el momento de renovación y reocupación”, declaró su portavoz, en referencia a la reocupación promovida por Occupy Toronto durante la noche del martes en Simcoe Park.
En el recorrido entre City Hall y Alexandra Park hubo una notable presencia latinoamericana. Alicia, de la Canadian Churhes’ Forum, aprendió el significado de la fiesta del 1 de Mayo cuando vivió en México. Por esta razón, acudió a la manifestación de la mano de su hijo Martin, cuya mochila estaba adornada con chapas reivindicativas. Su madre aplaudió el carácter multicultural de la marcha, en acorde con el pluralismo de Toronto. “Las luchas se juntan y se encuentran en un único movimiento”, dijo esta trabajadora que afronta un futuro incierto con esperanza.
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