COLOMBIA, SIEMPRE COLOMBIA
COLOMBIA, SIEMPRE COLOMBIA
Por: Jorge Tadeo Lozano
19-05-2012
Es inevitable volver a escribir sobre lo que está sucediendo en mi país del alma, Colombia, que continua debatiéndose entre el infierno creado por el terrorismo, el narcotráfico, el paramilitarismo (con sus variables de las “bandas criminales”) y la delincuencia común, en medio de una democracia que dentro de sus precariedades ha dado muestras palpables del vigor de su economía, del propósito de enmienda de su clase dirigente y del rechazo popular a la insolidaridad de unos pocos huérfanos de poder.
El terrorismo reaparece con su crueldad y características “maquiavélicas” en las zonas o sub-zonas periféricas de menor desarrollo del país, con una que otra presencia, muy esporádica por cierto, en las grandes urbes, tratando de demostrar en su accionar brutal, inhumano e indiscriminado, que todavía tiene vida político-militar, sin importarle para nada la presencia de población civil, especialmente de niños, mujeres, adultos mayores y demás sectores sociales vulnerables entre sus objetivos militares; ni importarle un “bledo” la destrucción de infraestructura física de uso comunitario, de culto religioso, etcétera, excluidos de la contienda por el Derecho Internacional Humanitario.
El “narcotráfico”, con toda su abominable parafernalia, aún se muestra con su capacidad de contaminación y distorsión, continúa infectando de corrupción el sector oficial (administradores y legisladores) con su poder de cohecho, soborno y compra-venta de conciencias; aún satura de narcóticos y alucinógenos el organismo humano, no solo de los jóvenes y adultos de los países desarrollados sino ahora también de los países en desarrollo o productores de las bases naturales de los psicotrópicos, en donde los índices de consumo han venido incrementándose aceleradamente; y, por último, este sucio negocio es el que alimenta con recursos financieros el 90% de los ingresos de las arcas de los movimientos subversivos y de las bandas criminales, todas ellas vinculadas –directa o indirectamente- al negocio del “narcotráfico” en diferentes etapas, eslabones, proporciones y acciones.
Los “paramilitares”, movimiento cívico-militar que nació –aparentemente dentro de la legitimidad- como cooperativas de seguridad (con el nombre de “Convivir”) bajo el auspicio de líderes políticos regionales y comandantes de las fuerzas regulares del Estado, conformado por soldados y policías retirados dirigidos tras bambalinas por civiles vinculados a la agroindustria y a la política, tuvo el propósito inicial de combatir la agresión subversiva de la “guerrilla”, principalmente en las áreas rurales; deviniendo luego en las Autodefensas de Colombia (AUC) a las cuales se vincularon ganaderos, mineros, agricultores, campesinos y narcotraficantes perseguidos por la guerrilla, conformando una fusión heterogénea de intereses que concluyó en diferencias políticas por disimilitudes ideológicas, económicas por divergencias en el manejo del negocio del narcotráfico y, por supuesto, de liderazgo, que precipitó el debilitamiento militar, la confrontación interna, la desmovilización y la entrega al Estado.
Sin embargo, en medio del “boom” de las desmovilizaciones del “paramilitarismo” surgieron denuncias que fueron desde la coparticipación, auxilio o encubrimiento de agentes militares y civiles del Estado en algunas de las masacres perpetradas por aquellos, la provisión de armamento y medios logísticos a los mismos por parte de autoridades militares y las falsas desmovilizaciones; llegando uno de sus líderes detenido en Estados Unidos -Salvatore Mancuso- hasta comprometer –en declaraciones recientes- la co-responsabilidad política del expresidente Álvaro Uribe Vélez con ellos, no solo por haber tenido acuerdos políticos con él sino por haber hecho aportes para sus campañas electorales.
Mancuso formuló otros cargos contra Uribe Vélez ante autoridad competente colombiana a través de un video supervisado por la justicia norteamericana, de haber recibido emisarios del gobierno de aquel- a quienes señaló con nombre propio- solicitándole que retirara los cargos que él había entregado a la justicia contra su primo el senador Mario Uribe; así como también denunció la propuesta que ese mismo gobierno le había hecho a través de comisionado conocido, de confabularse contra la Corte Suprema de Justicia.
La gente en Colombia se pregunta ¿cómo podrá la justicia desatender semejantes cargos contra el señor Uribe Vélez si en casos semejantes el señor Mancuso había sido considerado un testigo digno de credibilidad? Sobre todo ahora que desapareció la Comisión de Acusaciones del Congreso (considerada un órgano politizado e ineficaz) y la que juzgaría en el futuro próximo a los expresidentes por ilícitos relacionados con el ejercicio de sus funciones sería la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia, con la que Uribe sostuvo fuertes polémicas públicas durante su gobierno.
En contraste con todo esto, hemos avanzado significativamente en cifras macroeconómicas, con un crecimiento del PIB del 5.9 en el acumulado del año 2011, que venía de un PIB de 4.0 en el 2010 y de 1.7 en el año 2009, que según los cálculos más pesimistas puede llegar a más de 7.0 a finales del presente año.
Respecto al empleo, se han superado todas las expectativas de los analistas con casi dos millones quinientos mil empleos nuevos en el 2011 y una perspectiva superior para el presente año que superaría todos los récords anuales del país
Además, el país recuperó el grado de inversión. De esta manera, tres calificadoras le otorgaron el reconocimiento a Colombia desde el año pasado.
En el 2011 -con respecto al 2010- el recaudo tributario de Colombia subió aproximadamente un 25%, anunciándose un cálculo superior al 30% para el año 2012.
En el 2011 llegamos y superamos la producción de un millón de barriles de petróleo diarios, no obstante los atentados terroristas contra oleoductos e instalaciones petroleras que el actual gobierno ha logrado controlar hasta el punto de que en lo transcurrido del presente año no ha permitido uno solo de estos atropellos a la economía.
Otro indicador, el del déficit fiscal, ha disminuido significativamente entre diciembre del 2010 y diciembre del 2011, en un punto porcentual (3.4% diciembre 2011 vs. 4.4% agosto 2010) y según los anuncios oficiales, esta tendencia se acentuará aún más en el presente año, dadas las acertadas políticas de austeridad del gobierno Santos, los éxitos obtenidos en su lucha contra la corrupción y la triunfante política de recuperación de bienes y recursos de manos de transgresores de la normatividad protectora de los bienes del Estado y de los patrimonios y riquezas adquiridos con recursos provenientes del “narcotráfico”.
Colombia viene siendo la cuarta economía latinoamericana con un PIB en el año 2011 de 320 mil millones de dólares
La inversión directa extranjera directa en Colombia de $13 mil millones de dólares en el año 2011 no solo constituyó un nuevo récord en América sino que casi dobla la realizada en nuestro país en el 2010, que fue de $6.9 mil millones de dólares, con lo cual se viene demostrando la confianza del capital extranjero en la Nación, en su economía, en sus gobiernos, en su seguridad militar y policial y sobre todo en su seguridad jurídica.
Los 52 mil millones de dólares en exportaciones que tuvo Colombia en el año 2011 contrastan con los 39.7 millones de dólares en mercancías que enviamos fuera del país en el 2010, lo que indica la pujanza de nuestra economía, que el gobierno actual ha prometido sextuplicar con los TLC que ha suscrito principalmente con los Estados Unidos, Canadá, la Unión Europea, Corea del Sur, Suiza y otros países de sur y centro américa.
La inversión en el 2011 de más de 7 mil millones de dólares en negociaciones públicas de acciones en la Bolsa de Bogotá constituyó no solo un año récord de la actividad bursátil en Colombia sino la introducción con pie firme del inversionista nacional a una actividad que hace unas pocas décadas le era indiferente o poca atractiva.
En el último trienio se han hecho aprobar por el Congreso algo más de 10 reformas económicas estructurales que han dado seguridad jurídica tanto a los inversionistas como a la comunidad en general, en materias tributaria, de seguridad social, de empleo, fiscales, de regalías, agrarias, de restitución de tierras, etcétera.
En fin, tenemos un país maravilloso que desde hace más de medio siglo es capaz no solo de sobrevivir sino de sobresalir en medio del infierno de inmisericordes guerras internas, como lo dije en uno de mis comentarios anteriores; así como también he sostenido reiteradamente que Colombia llegará a ser calificado muy pronto como “el milagro latinoamericano”, para significar de qué manera el caso colombiano es excepcional, si no similar a los de Alemania y Japón después de la 2ª Guerra Mundial, sí parecido a ellos, porque estoy seguro que una vez eliminados los factores perturbadores que hoy la aquejan, se potenciaría su crecimiento a niveles inimaginables e inigualables en América Latina.
Comentarios: jotalos@diarioelpopular.com (al periódico)
jotalos@gmail.com (al columnista)
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