“En Caracas, los delincuentes quedan impunes”
“En Caracas, los delincuentes quedan impunes”
“La seguridad es un problema que transciende las posturas políticas”
TORONTO.- La Unidad de Investigaciones Especiales de la Policía (SIU en sus siglas en inglés) es una comisión independiente que se encarga de investigar aquellos casos policiales que hayan resultado en muerte, lesiones graves o acusaciones de asalto sexual. Creada en 1990, la agencia se ha convertido en una referencia de supervisión civil de la policía y actualmente está exportando su modelo a Latinoamérica. A principios de septiembre, el director Ian Scott visitó Caracas para compartir sus experiencias con la policía venezolana.
¿Cuál fue la razón de su visita a Venezuela?
Fui invitado por la embajada canadiense de Caracas para participar en una conferencia, donde acudí en nombre de la Asociación Canadiense de Supervisión Policial. Desde el 2009, la embajada ha colaborado con el Consejo General de la Policía de Venezuela enviando a varios especialistas, desde profesores de criminología hasta inspectores de la RCMP. Este año, el tema del seminario era el control de la labor policial.
¿Por qué se interesaron en el modelo canadiense?
La seguridad y la delincuencia son un gran problema en Venezuela, sobre todo en Caracas. En un intento por resolver estos problemas, su gobierno empezó en el 2009 dos iniciativas: la Policía Nacional Bolivariana y la Universidad Nacional Experimental de la Seguridad (UNES). Estas instituciones nacieron con la idea de formar a nuevos agentes e inculcarlos una serie de valores que atacaran la corrupción y la delincuencia. Los policías aprenden nuevas técnicas para el uso de la fuerza con el objetivo que actúen de una forma gradual y no excesiva. También reciben lecciones de derechos humanos y se beneficiarán de una mejora de sueldo.
¿Cree que estas medidas darán resultado?
No se pueden discutir estas iniciativas pero se trata de un proyecto a largo plazo. Caracas aún tiene unos altos índices de homicidio. Aunque las cifras varían según la fuente, tengo entendido que registran alrededor de 50 asesinatos cada fin de semana, lo cual es muchísimo para una ciudad de 4 millones de habitantes. En comparación, en Toronto, donde viven 2.700.000 personas, tenemos 50 asesinatos al año. Los índices son exageradamente altos para lo que estamos acostumbrados en Canadá.
¿Qué más le chocó?
Otro gran problema es el número de secuestros. En Venezuela, se registran 46 raptos al día y eso es sin contar con los que involucran directamente a la policía, que quedan sin denunciar. Curiosamente, el nivel de secuestros es más preocupante que los asesinatos porque las muertes suelen ceñirse a los barrios, mientras que los secuestros tienen en el punto de mira a gente con dinero. Esa es una de las inquietudes de la embajada. De hecho, a mi me recogieron del aeropuerto en un vehículo blindado.
¿Cómo encontró Caracas?
Es una ciudad asombrosamente bella. El aeropuerto está al lado del mar y pasas por una cordillera antes de entrar en la ciudad. Lo que yo pensaba que eran bonitas casas en la montaña resultaron ser los barrios, que se iluminan con electricidad robada. La mayoría de la población vive en estos barrios, que son muy inseguros. La embajada me recomendó que no saliera de noche, al parecer es algo que no se hace. La gente se preocupa mucho más por su seguridad personal de lo que hacemos en Toronto. Los hijos del personal de la embajada viajan a sus colegios privados en coches blindados porque existe la amenaza diaria de los secuestros.
Todo lo contrario que Canadá…
Venezuela, y concretamente Caracas, es una de las capitales mundiales del crimen. Leí que estaba entre los diez lugares más peligrosos. Yo sólo estuve allí unos días para hablar de la supervisión civil de la policía. Me alegro que consideren estas cuestiones pero tienen un largo camino por delante.
¿Qué cifras le sorprendieron?
En el 2009, hubo 7.696 asesinatos en Caracas. Se estima que hay un promedio de 223 homicidios por cada 100.000 personas, mientras que en Canadá la cifra es de 1,62 muertes por la misma población. Allí, la tasa de impunidad es del 91 por ciento. Eso quiere decir que nueve de cada diez delitos acaban sin cargos, lo que supone que los delincuentes quedan impunes. Luego hay el problema de los jueces, que no tienen independencia. Allí los jueces son asignados por el gobierno para períodos fijos muy cortos, mientras que en Canadá el cargo es vitalicio. La influencia política en el sistema judicial venezolano es mucho más evidente.
¿Notó la sombra de Chávez?
Actualmente están en campaña electoral y mi impresión es que la seguridad era un tema muy importante para los dos principales candidatos, Chavez y Capriles. Tengo entendido que hay una carrera electoral muy disputada porque la clase media está descontenta con Chávez. También es cierto que cuenta con muchos seguidores entre las clases bajas. Yo creo que la seguridad es un problema que transciende las posturas políticas.
¿Cree que un sistema de supervisión policial puede funcionar en Latinoamérica?
Tiene que haber un cambio muy importante para que las agencias de control policial funcionen de una forma eficaz tal y como ocurre en Canadá. Necesitan un buen sistema judicial e investigaciones que lleguen a buen puerto. Tienen muchos obstáculos pero, al menos de cara a obtener apoyo internacional, se están esforzando.
¿Es optimista?
Está claro que es un gran proyecto a largo plazo pero por lo menos están reconociendo el problema y tomando medidas para educar a la policía. No se están durmiendo en los laureles. Reconocen la problemática e intentan conseguir resultados. Será difícil.
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