Canadá y Gran Bretaña compartirán embajadas
Canadá y Gran Bretaña compartirán embajadas
OTTAWA.- El ministro británico de Asuntos Exteriores, William Hague, y su homólogo canadiense, John Baird, se reunieron este lunes en Ottawa para ultimar los detalles de un acuerdo entre ambos países para compartir misiones diplomáticas.

Los ministros de Asuntos Exteriores de Canadá y de Gran Bretaña, John Baird y William Hague y John Baird, se reunieron este lunes en Ottawa.
Antes de firmar el acuerdo, Hague recordó las palabras pronunciadas el año pasado por el Primer Ministro británico, David Cameron, ante el Parlamento y en el que se refería a Canadá y al Reino Unido como “dos naciones unidas bajo una reina y un conjunto de valores”.
“Hemos combatido hombro con hombro en las grandes guerras del siglo pasado, luchando contra los terroristas en Afganistán y apoyando a las naciones de la Primavera Árabe, como Libia y Siria”, escribió Hague, que describió la relación internacional entre canadienses y británicos como la de dos “primos hermanos”.
“Es natural que busquemos unir nuestras embajadas en lugares en los que convenga a ambos países. Esto nos dará un mayor alcance en el extranjero para nuestros negocios y nuestros ciudadanos a un menor coste”.
La idea es que, en los países donde Canadá tiene una misión diplomática y Gran Bretaña no, o viceversa, se compartan infraestructuras. Este experimento podría ponerse en marcha en los nuevos puntos económicos de Asia.
El trueque permitiría a Canadá acceder a las misiones británicas en África, mientras que Gran Bretaña se vincularía con las embajadas canadienses en el Caribe, incluyendo Haití.
Mientras el movimiento se presenta como una medida de reducción de costes, algunos expertos sugieren que podría restringir el alcance de la política exterior de Canadá a nivel mundial.
“Plantea cuestiones de si somos o no realmente un país independiente, o si todavía somos una especie de apéndice colonial de Gran Bretaña”, manifestó el ex embajador canadiense ante la ONU, Paul Heinbecker.
Por su parte, el profesor de la Universidad de British Columbia, Kurt Huebner estimó que la vinculación de las embajadas ofrecía pocas ventajas políticas para Canadá.
“No creo que las embajadas y las políticas exteriores deban funcionar bajo consideraciones presupuestarias”, opinó, explicando que la función primordial de la embajada era producir inteligencia y construir relaciones con gobiernos extranjeros. “Si tienes una embajada en un país, es realmente útil y te proporciona todo tipo de oportunidades para el futuro”, apuntó.
En la misma línea se mostró el diputado del NDP, Paul Dewar, que no veía ninguna ventaja en asociar las embajadas canadienses y británicas. “¿Qué gana Canadá? Simplemente será un socio del Reino Unido para que estos parezcan más fuertes frente a la Unión Europea. Ese es un juego continental en el que no debemos entrar”, indicó Huebner, que recordó que, cuando se trata de política exterior, los países no necesariamente compartían los mismos valores.
“Tomando la referencia política del señor Hague, incluso los primos pueden tener diferentes puntos de vista”, explicó el profesor, que puso el ejemplo de las diferentes posturas adoptadas por Canadá y el Reino Unido en relación a la guerra de Irak.
La vinculación británico-canadiense podría ser interpretada como un intento de contrarrestar la presencia internacional de la Unión Europea, que tiene en agenda expandir el Servicio Europeo de Acción Exterior.
“El Reino Unido teme quedarse aislado, y esto podría ser la fuerza impulsora detrás de esta iniciativa”, concluyó Huebner.
El gobierno británico, a través del ministro de exteriores, tiene previsto ampliar el acuerdo con Australia y Nueva Zelanda.
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