La sociedad toma conciencia sobre el acoso escolar tras el suicidio de la joven
La sociedad toma conciencia sobre el acoso escolar tras el suicidio de la joven
PORT COQUITLAM.- A pesar de que alumnos, profesores, padres e instituciones son cada vez más conscientes de las devastadoras consecuencias de la intimidación y del abuso escolar, los defensores que trabajan para combatir el problema aseguran que no cuentan con la ayuda financiera suficiente.
El tema del acoso ha vuelto a ocupar el foco internacional desde que la adolescente de 15 años, Amanda Todd, de Port Coquitlam, BC, se quitase la vida el pasado miércoles semanas después de publicar un vídeo de YouTube en el que, a través de unas tarjetas, explicaba el acoso que estaba sufriendo además de pedir ayuda.
Todd no habla en el vídeo, pero explica a través de las notas que sus problemas comenzaron durante séptimo grado, después de que un desconocido la convenciera en Internet para que mostrase sus pechos a través de la webcam.
El hombre aprovechó para tomar fotos mientras la joven se exhibía. Esa fotos comenzaron a circular por la Red y entre los alumnos del instituto donde la adolescente estudiaba.
Comenzaron a acosarla en persona y por la Red, sobre todo a través de Facebook.
A los 15 años, Amanda Todd ya se había cambiado de escuela dos veces, intentando huir de los acosadores, pero fue imposible, seguían martirizándola en la calle y a través del ordenador.
Expertos en la materia como Wendy Craig, quien dirige un programa nacional contra el acoso y está al cargo de un laboratorio de investigación sobre el tema en la Universidad de Queen, explican que el acoso “on line”, puede ser particularmente difícil de tratar, por que los acosadores se amparan en el anonimato. A través de la Red, explica Craig, la víctimas pueden seguir sufriendo abusos donde quiera que vayan, por lo que es muy difícil escapar.
De acuerdo con un estudio a gran escala publicado en 2010, aproximadamente uno de cada cinco estudiantes canadienses reconocieron haber sido intimidados en alguna ocasión. Los expertos tratan ahora de volcar su actividad a Internet, donde los jóvenes pasan la mayoría del tiempo, pero explican que les cuesta mucho conseguir el dinero para financiar los programas necesarios para perseguir a los acosadores y orientar a los acosados.
Uno de los sitios más antiguos y más populares para hacer frente al problema, bullying.org, fue creado por el profesor de Alberta, Bill Belsey, quien afirma que sus años de educación internacional y las campañas de sensibilización las ha pagado en gran parte con dinero de su propio bolsillo.
“Hemos creado la página web sobre acoso más visitada del mundo, y, según los propios usuarios, un lugar de confianza en el que buscar información sobre la intimidación escolar”, dijo Belsey.
“Hemos ayudado a definir y a dar a conocer el término ‘acoso cibernético’. La semana pasada, incluso, inauguramos unas jornadas de sensibilización nacional. Tenemos cursos en línea para profesores y padres de Canadá. Y, sin embargo, rara vez recibo dinero de alguien”, se lamenta el profesor.
Belsey recibió dinero del gobierno en el pasado, pero dice que la burocracia se toma demasiado tiempo para ayudar a una organización pequeña como la suya, y es muy poco probable conseguir financiación año tras año.
“Este trabajo lo hago por amor”, dijo. “Afortunadamente mi esposa me ama lo suficiente para no enojarse conmigo cuando uso dinero de nuestra cuenta”.
El suicidio de Todd es sólo el último de una serie de suicidios de adolescentes que han ayudado a impulsar la conciencia pública sobre el daño que se puede infligir a través del acoso.
Otros casos recientes incluyen el de Jamie Hubley, un joven de 15 años de edad, quien se quitó la vida en octubre de 2011 después de haber sido acosado en su escuela secundaria de Ottawa por declararse abiertamente gay.
Mitchell Wilson, un niño de 11 años de edad, de Pickering, Ontario, que tenía distrofia muscular, se suicidó 10 meses después de ser brutalmente atacado por otro niño que pretendía quitarle el iPhone que había tomado prestado de su padre.
Estos trágicos acontecimientos han atraído a grandes nombres como Justin Bieber a la cruzada contra la intimidación y han llevado a algunos legisladores canadienses a actuar.
En septiembre, el gobierno de Nueva Escocia nombró a su primer coordinador anti-bullying, y una nueva ley de Ontario, que entró en vigor hace poco, permite a las escuelas expulsar a los matones además de obligarles a participar en reuniones de los clubes gay-heterosexuales de la escuela.
Algunos asociaciones “anti-bullying” afirman que el apoyo gubernamental es imprescindible para apoyar su labor. BullyingCanada, una organización benéfica nacional que atiende más de 10.000 llamadas y se ocupa de unos 5.000 jóvenes cada mes, emitió una declaración pública la semana pasada en la que pedía donaciones, alegando que la escasez de recursos pone en peligro sus operaciones.
“Hemos tratado con los tres niveles de gobierno. Nos dicen que no hay fondos gubernamentales para nosotros”, dijo Rob Frenette, co-director ejecutivo de BullyngCanada. “Si no recibimos donaciones pronto tendremos que hacer recortes.”
Wendy Craig, profesora de la Universidad de Queen, está de acuerdo en que se usen los fondos públicos antes que los “esfuerzos comunitarios”, como parte de un programa nacional dirigido por el gobierno para hacer frente al problema.
Sin embargo, agregó que el dinero público debe estar vinculado al desempeño de una organización caritativa, de modo que los contribuyentes sepan que sus dólares están sirviendo para algo.
“Todos los demás países del mundo que tienen bajas tasas de acoso escolar son aquellos que cuentan con campañas nacionales para concienciar sobre el problema”, dijo Craig.
“Ese es el tipo de actitud que necesitamos en a Canadá.”
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