“Cuando se hace un compromiso de pago, la gente suele cumplir”
“Cuando se hace un compromiso de pago, la gente suele cumplir”
TORONTO.- Cuando una persona llega a un país como Canadá, donde el acceso al crédito es fácil, existe el riesgo de endeudarse.
Sea por razones personales o laborales, el deudor se encuentra con una cantidad de deudas que no puede pagar.
Aquí es donde entra Ximena Carrasco, una consultora chilena cuya misión es mediar entre deudor y acreedor para reorganizar los pagos de acuerdo a la ley.
¿Qué le llevó a empezar en este sector?
Existe una comunidad que está en necesidad de ser informada y me di cuenta que podía ser útil a la hora de responder y educar con respecto al crédito y las leyes presentes en Canadá.
¿Es difícil salir de una situación de deuda?
En Canadá, a diferencia de nuestros países, las leyes son más benévolas y flexibles y dan la oportunidad para que la gente se restablezca y pueda salir adelante en el futuro saneando todas sus deudas.
¿Cuál es su función en este contexto?
La legislación está ayudando a los deudores y allí entramos nosotros. Somos oficinas con licencia del gobierno para negociar entre el deudor y el acreedor. El administrador es una figura que está en medio de los dos. Su objetivo es que se cumpla la ley por ambas partes.
¿Cómo funciona su oficina?
Aquí trabaja un ‘trustee in bankrupcy’, es decir un administrador de bancarrota. Nosotros administramos los documentos de las personas y les proporcionamos la información que necesitan.
Hacemos una evaluación de su situación, que es gratuita, explicamos a la gente en qué estado se encuentran sus cuentas. Mucha gente no necesariamente está en un estado de insolvencia.
Hay quienes piensan que son insolventes pero tienen otros recursos y, en estos casos, les informamos de qué forma pueden encontrar una solución.
¿Y tras la primera reunión?
Una vez la gente sabe en qué punto está su situación, tenemos una segunda reunión en donde damos los toques finales al documento y hacemos una propuesta de pago. Dentro de esta legislación, existen dos opciones para los deudores.
La primera es una propuesta de pago en donde se ofrece pagar una cantidad de dinero.
¿En qué consistiría esta propuesta?
Si una persona debe $40.000 en tarjetas de crédito que no ha podido pagar, puede comprometerse a ofrecer la mitad en pagos iguales con intereses.
Nosotros nos encargamos de mandar esa oferta a los acreedores y esperamos su respuesta. Comúnmente, ellos responden positivamente porque prefieren una opción de pago. Una vez aceptan, empieza el proceso administrativo.
Nosotros hacemos todo el contacto, recibimos los pagos mensuales del deudor en una cuenta de ahorro y redistribuimos el dinero a los acreedores. Así, los acreedores reciben un porcentaje de la deuda en un plazo máximo de cinco años.
¿Y no hay intereses adicionales?
Exacto. Una persona puede poner una propuesta de pago de uno a cinco años, con cuotas fijas y pagos mensuales sin intereses. A cambio, el deudor tiene que comprometerse con su propuesta y cumplir los pagos.
¿Los acreedores siguen cobrando sus comisiones?
No, ya no pueden más. Una vez se establece una propuesta legal a través de un administrador de bancarrota, el acreedor no puede seguir cargando intereses, llevar el caso ante los tribunales ni embargar el sueldo. Todo esto se detiene con las propuestas de pago.
¿Qué diferencia hay entre consolidación y bancarrota?
Bajo el paraguas del Bankrupcy and Insolvency Act (Ley de Bancarrota e Insolvencia) existen dos opciones Por un lado, el deudor puede evitar el proceso legal de la bancarrota presentando un presupuesto y demostrando que puede manejar una cantidad mensual. Es lo que se llama una consolidación o propuesta de pago a los acreedores.
¿Y la segunda opción?
La otra opción es cuando la gente se declara en bancarrota. Aquí volvemos a dar orientación y la persona nos deja toda la distribución de sus bienes y sus deudas para que hagamos una evaluación.
La ley permite que el deudor pueda quedarse con sus muebles, su coche y sus efectos personales, es decir, lo básico que necesita para trabajar y para vivir. Nosotros nos ocupamos de administrar los papeles.
¿Qué significa exactamente la bancarrota?
La bancarrota es un proceso legal donde la ley exige que el deudor cumpla con algunas obligaciones y, a cambio, pide al acreedor que no prosiga su embargo de sueldo o sus procesos judiciales. Con la bancarrota, todo eso se detiene.
¿Es un problema entre la comunidad latina?
Nuestra comunidad siempre acude un poquito temerosa porque nunca ha estado expuesta a tanto crédito. Pongamos por ejemplo a una pareja que empieza a trabajar y recibe sus primeras tarjetas de crédito.
Si luego se separan, están los dos con deuda. A los problemas matrimoniales, se les unen los problemas económicos. La gente viene por estos motivos.
A veces se extralimitan con las tarjetas pensando que lo van a poder pagar y al final, con el paso de los años, se hace el efecto bola de nieve y ya no lo pueden manejar. Todo esto conlleva problemas de nervios e inestabilidad.
¿Hay un patrón común?
Todos los casos son distintos. Nosotros seguimos las indicaciones de la ley de cómo administrar el caso y también tenemos que hacer entender al deudor cómo debe responder al proceso durante los nueve meses.
¿Qué es lo que lleva a una persona a endeudarse tanto?
Primero de todo, el país en el que vivimos es un país de consumo donde los bancos ofrecen crédito sabiendo que la gente tratará de pagar de alguna forma. Hay un acceso fácil al crédito.
El acreedor también puede hacer la cobranza difícil al deudor. Tienen acceso a las cortes, a embargar el sueldo. Cuando se hace un compromiso de pago, la gente suele cumplir. Lo que pasa es que el interés va subiendo y no saben muy bien cómo funciona.
¿Está la comunidad latina endeudada?
No. La gente que viene aquí no tiene deudas millonarias. Suele ser gente que nunca ha tenido acceso al crédito en sus países y, de repente, se encuentran con una tarjeta de $10.000 dólares que no pueden manejar.
¿Los latinos son más propensos a caer en esta situación?
Cuando se habla de un problema económico o financiero, todos somos iguales. Yo huyo de estereotipos.
Mi misión es informar, educar y hacer entender que estos procesos están al alcance de todos y que, una vez entren dentro de un proceso, lo tomen con la seriedad que corresponde para concluir el caso positivamente. Si no cumplen o no entienden cuáles son los pasos a seguir, hay un problema.
¿Suele suceder?
He tenido casos de gente que vienen de otras compañías por problemas de idioma o simplemente por falta de entendimiento.
Tiene que haber un buen diálogo. Yo siempre digo que cada uno tiene que hacer este proceso con la persona que se sienta más cómoda. Evidentemente, como chilena, me siento a gusto con la gente de mi comunidad.
¿Es tan difícil de entender en inglés?
Yo fui entrenada por una persona de habla inglesa y tuve un muy buen entendimiento. Con respecto a la legislación, somos muy claros a la hora de dar información. La gente suele elegir su propio idioma porque estamos hablando de procesos legales y no quieren complicaciones al final.
¿Qué diferencias culturales ha notado?
En nuestros países, estamos acostumbrados a vivir con el cheque del mes y no nos educan para hacer un presupuesto. Aquí les educan a planear el cheque de antemano. En nuestra cultura, si nos falta algo, recurrimos a la familia.
Aquí dependen de ustedes.
Estos procesos solamente los pueden hacer ‘trustees in bankrupcy’, es decir, síndicos de quiebra. Hay empresas privadas que están actuando como intermediarias frente al trustee y cobran al cliente por la información.
No lo cobran de golpe sino indirectamente, mediante comisión. Al final, lo que hacen es traer a sus clientes a oficinas como las nuestras.
Entonces, pueden saltarse el tercer hombre.
Sí, ¿por qué pasar por todo eso si pueden venir directamente aquí? Yo no cobro nada por la información, soy empleada de esta compañía y recibo un sueldo mensual así que no cobro honorarios extra de mis clientes.
¿Cómo nace la figura del síndico de quiebra?
El ‘trustee’ es un contable con licencia del gobierno para aplicar la ley. El gobierno no podía asumir todas las bancarrotas y, para poder cumplir su propia legislación, creó la figura del ‘trustee’, una persona formada y calificada para actuar en nombre del gobierno. Nosotros no somos una oficina gubernamental pero todos nuestros archivos acaban en la Superintendencia de Bancarrota, que es el gobierno y que se rige por un acta que nosotros cumplimos. Tanto el deudor, el acreedor como el administrador tienen que seguir las disposiciones del acta.
Ustedes actúan de conciliador.
Nosotros proporcionamos la información y firmamos papeles legales con el deudor. Esos papeles se archivarán en la Superintendencia de Bancarrota, que nos da un certificado concediéndonos la supervisión del caso. Una vez hemos cumplido con nuestro deber y la deuda está finiquitada, enviamos el informe final y el acreedor exime al deudor de su deuda porque este habrá cumplido con lo que se le pidió. Nosotros hacemos la administración. En mi país se llama síndico de quiebra.
¿Tan sencillo es para el deudor?
Sí, aunque la legislación cambió en el 2009 y el gobierno puso algunas exigencias para que el deudor se comprometiera con los pagos y aprendiera a vivir con presupuestos.
¿Cuándo es el mejor momento para acudir a un síndico de quiebra?
La gente suele esperar mucho y paga lo que no tiene. Sobre todo los latinos, porque desde pequeños, nos han educado a pagar nuestras deudas. Cuando acuden aquí, lo hacen con temor a perderlo todo. Además, en nuestros países, existe el miedo a que se entere la familia o el vecino así que vienen con un montón de culpabilidades.
¿Qué recomienda?
Lo mejor es sentarse y hacer algo tan sencillo como una lista de uno que tiene y lo que uno debe. Los activos y el presupuesto servirán para cubrir la casa, la renta, la comida, el transporte, los medicamentos, la educación. Cuando se entran en números rojos, estamos en una situación de insolvencia.
En ese momento, hay que actuar de inmediato.
Hay gente que puede tratar de eliminar gastos superfluos. Yo he tenido casos de personas que se gastaban $300 al mes en lotería. Puedes estar en números rojos un mes pero equilibrar las cuentas evitando estos gastos. Cuando las deudas son demasiado altas y cuando los presupuestos no se pueden manejar, es recomendable acudir al síndico de quiebra cuanto antes.
Ximena Carrasco ofrece consultas gratuitas en las oficinas de Paddon & Yorke en 95 Dundas St. East, en Mississauga. Se puede pedir hora llamando al 905-272-3204 (extensión 27) o enviando un mensaje a ximena@paddonyorke.com. La información también está disponible en el portal www.paddonyorke.com.
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