Los acusados por Zambito intentan salvar su reputación
Los acusados por Zambito intentan salvar su reputación
MONTREAL.- El ex gerente de la ciudad de Montreal ha negado categóricamente las acusaciones que le involucran en actos de corrupción en la industria de la construcción de Québec.
Robert Abdallah dijo que las imputaciones hechas por Lino Zambito en su intervención en la Comisión Charbonneau eran “falsas e infundadas”.
El antiguo magnate de la construcción había afirmado a principios de este mes que Abdallah le obligó, mediante un intermediario, a comprar unas tuberías de una empresa afín mientras estaba trabajando en un proyecto de alcantarillado público.
Aunque la tubería en cuestión era más cara, el supuesto intermediario, un ingeniero municipal, le aseguró a Zambito que la compra le valdría la pena y que, como parte del trato, $300.000 dólares acabarían en manos de Abdallah.
“El testimonio, puedo confirmar, es falso”, afirmó este jueves Abdallah en una agitada rueda de prensa. El político, al igual que muchas figuras públicas, ha visto manchada su reputación por las acusaciones de Zambito.
“Estoy abierto a todas las autoridades que deseen llevar a cabo un detallado estudio y estaré allí para apoyarles. Nadie va a poner en entredicho mi integridad”, remarcó Abdallah.
Robert Abdallah era el candidato preferido de la Oficina del Primer Ministro para ejecutar el Puerto de Montreal, un lugar de especial importancia económica.
Su candidatura fue finalmente rechazada tras la resistencia de la junta directiva de la autoridad portuaria, que escuchó otras propuestas.
Abdallah fue gerente de la ciudad de Montreal a finales de 2006, cuando uno de los colaboradores más cercanos de Harper, Dimitri Soudas, promocionó su candidatura ante los miembros de la junta del puerto.
Unas grabaciones telefónicas surgidas la pasada primavera pasada captaron una conversación entre dos jefes de la construcción, Tony Accurso y Bernard Poulin, quienes aparentemente discutían cómo Soudas podría ayudarles a conseguir que su favorito fuera nombrado al frente de la autoridad portuaria.
El conservador Leo Housakos, que llegaría a convertirse en senador, también apareció en el diálogo como un posible intermediario.
Tanto Housakos como Soudas habían trabajado juntos en la administración de Montreal bajo la dirección del alcalde Gerald Tremblay, también acusado de corrupción por el ex constructor Zambito.
Los jefes de la construcción, investigados por su relación con el crimen organizado, nunca se han pronunciado acerca de las cintas salvo para recordar que las leyes prohíben la interceptación y difusión pública de conversaciones privadas.
Tras fracasar en su intento de dirigir el Puerto de Montreal, Abdallah acabó aceptando un puesto directivo en una de las firmas de Accurso, un empresario relacionado directamente con la mafia siciliana de Montreal, liderada por Vito Rizzuto.
Cuando a Housakos se le preguntó esta semana por qué su nombre aparecía en la conversación entre los dos constructores, se mostró incrédulo.
“Esa es una muy buena pregunta que yo también me hago. Lo único que puedo decir es que nunca he tratado de influir en una decisión política del gobierno federal”, zanjó Housakos, quien, al igual que el resto de políticos imputados, desvinculó su nombre de cualquier trama de corrupción urbanística.
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