Frida Kahlo y Diego Rivera, juntos en Toronto
Frida Kahlo y Diego Rivera, juntos en Toronto
JAMES BEGG
TORONTO.- Tras el paso de las obras maestras de Pablo Picasso por las salas del Art Gallery of Ontario, el museo de arte más importante de Canadá recibe a partir del sábado a la pareja artística más célebre de México: Diego Rivera y Frida Kahlo.
La luz, los colores y los motivos mexicanos darán calidez a la temporada invernal del AGO con la presencia de 140 pinturas y fotografías que inciden en la historia de amor entre Diego y Frida.
El director del museo, Matthew Teitelbaum, definió a Diego Rivera como uno de los tres artistas más populares de los años 30, junto a Picasso y Matisse.
En este sentido, se congratuló por haber traído al AGO en el mismo año tanto a Picasso como a Rivera, dos pintores que reflejaron en sus cuadros los cambios políticos de su generación.
“Intentamos buscar exposiciones que conciernen los tiempos que vivimos” relató Teitelbaum, que comparó la era de Diego y Frida con la actualidad por la existencia de importantes movimientos sociales y por la Gran Depresión.
“Diego pintó la historia de México y de la revolución”, apuntó el director del AGO, quién no dudó en calificar al muralista mexicano como uno de los artistas más influyentes de la época de entre guerras, incluso superando en popularidad a su contemporáneo Pablo Picasso, de quién aprendió la técnica cubista.
Aunque la fama de Rivera sigue siendo innegable -no en vano, protagonizó la segunda muestra en solitario del MOMA de Nueva York en 1931, justo después de Henri Matisse-, actualmente es su esposa, Frida Kahlo, quien ha ido ganando notoriedad pública.
Definida como “una mujer moderna de los años 20”, Kahlo no empezó a ser reconocida hasta la década de los 70, casi 20 años después de su muerte, cuando una exposición en la Tate Gallery de Londres la convirtió de la noche a la mañana en símbolo del feminismo.
Sin embargo, Dot Tuer, la comisaria de la nueva exposición, recuerda que Frida pintaba cuadros “muy personales”, generalmente para su círculo de amigas, y que apenas vendió sus obras en vida.
De padre alemán y madre mestiza, Kahlo era muy consciente de su propia identidad (europea e indígena) y sus sólidas convicciones comunistas la acercaron a Rivera.
Carlos Phillips Olmedo, director del Museo Dolores Olmedo en Xochimilco, a las afueras de México D.F., revela que la exposición transporta al visitante a una época donde “el arte y la política iban de la mano”.
Los años 20 y 30 también fueron un momento de florecimiento del cine y de la fotografía, lo que explica la gran cantidad de material gráfico que existe de la pareja.
“Tanto Diego como Frida fabularon sus vidas. Diego era un gran narrador de historias y nunca dejaba que la verdad se interpusiera en el camino”, contó Olmedo, quien señaló que Frida utilizaba la pintura y la fotografía para construir su propia imagen.
Esta imagen de la pareja está presente en las 60 fotografías en blanco y negro que complementan los 80 cuadros y esbozos de la muestra, repletos con elementos típicos de México, desde la comida y los animales hasta las personas y los paisajes, todo ello con la luz y los colores tradicionales de los descendientes aztecas.
La historia de amor entre Frida y Diego empezó en 1928. Por aquel entonces, él ya había pasado por España, Italia y Francia, donde estudió los maestros renacentistas y entró en contacto con los pintores vanguardistas.
Mientras estaba en París, vivió la Revolución Mexicana (1910-1920) y la Revolución Rusa (1917), dos movimientos que le inspiraron a pintar grandes murales de temática socialista.
“En los grandes murales, es un político, mientras que en las pequeñas pinturas, demuestra ser un gran pintor”, resumió Olmedo acerca de la obra de Rivera. En cambio, Frida Kahlo, que en realidad era más militante que su amante, pintaba “su vida y sus sentimientos”.
Prueba de ello son los numerosos autorretratos que ahora cuelgan de las paredes del AGO y que evidencian el estado de ánimo de la mujer, que de adolescente sufrió un grave accidente de bus que le limitó sus movimientos de por vida.
Pese a la diferencia de edad -ella era 20 años más joven que él- y a los contrastes temáticos y estilísticos, la vida y obra de ambos artistas son inseparables.
“No puedes pensar en un artista sin el otro”, manifestó Olmedo, que dijo que las convicciones políticas acabaron de unir a la pareja, si bien él era más leninista y ella más estalinista.
En 1930, el nuevo matrimonio viajó a Estados Unidos, donde Rivera recibió comisiones para pintar murales en Detroit, San Francisco y Nueva York.
En la Gran Manzana pintó el polémico mural para el Rockefeller Center, una obra que acabó destruida porque el artista se negó a quitar la figura de Lenin de la composición.
Rivera aprovechó el revuelo para consolidar su fama y, a su regreso a México, recibió a figuras de la talla de André Breton y Leon Trotsky, que expresaron su admiración por Frida Kahlo.
Aunque Frida y Diego se divorciaran brevemente en 1939 y contaran con una larga lista de amantes, los dos acabaron sus días en La Casa Azul, en Coyoacán, donde Kahlo falleció en 1954. Tres años más tarde, murió Rivera.
Todas estas historias están presentes en la colección que alberga el AGO y cuyas fechas coincidirán con el Día de los Muertos. Con este motivo, la visita termina con una ofrenda en honor a los dos pintores.
La cultura mexicana también invadirá la tienda y los restaurantes del AGO, que han preparado un menú que incluye especialidades como el tamal de maíz, pollo con salsa maya, burritos de frijoles y calabaza con arroz rojo y una selección de 14 cócteles de Margarita.
El museo, que ha alcanzado una cifra récord de socios en los últimos meses, también ofrecerá debates, proyecciones de películas y visitas destinadas al público familiar.
“La gente quiere pertenecer a una parte de la ciudad que verdaderamente les importa”, arguyó Matthew Teitelbaum, el máximo responsable del AGO, quién acabó su discurso de presentación de ‘Frida & Diego’ con un agradecimiento al Premier de Ontario, Dalton McGuinty, por su “apoyo a las artes”.
‘Frida & Diego: Passion, Politics and Painting’ estará en el Art Gallery of Ontario (317 Dundas St. West) del 20 de octubre de 2012 al 20 de enero de 2013. Las entradas oscilan entre los $16.50 para estudiantes hasta los $25 para adultos.
El acceso es gratuito para miembros del AGO y niños menores de 5 años. Toda la información se puede consultar a través de la página web del museo: www.ago.net.
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