Testimonio sorprendente en la Comisión Charbonneau
Testimonio sorprendente en la Comisión Charbonneau
MONTREAL.- Un ingeniero municipal afirmó este miércoles frente a la Comisión Charbonneau que no era su trabajo detener la corrupción en el ayuntamiento de Montreal, aunque estaba al tanto de lo que ocurría.
Gilles Surprenant, un ingeniero que trabajaba para el ayuntamiento, compareció por cuarta vez frente a la comisión que investiga los casos de corrupción urbanística en Québec, un proceso que involucra a constructores, políticos y mafiosos.
Surprenant, que está acusado de aceptar sobornos por amañar contratos de alcantarillado, dijo que todo el mundo en su oficina, desde los jefes hasta los auxiliares administrativos, sabía que los precios habían sido inflados.
Sin embargo, el ex burócrata defendió su impasividad a la hora de denunciar esta situación.
“No creo que fuera mi rol, como simple funcionario, llamar a la policía”, explicó Surprenant.
“Mis jefes estaban al tanto de esa situación y, como ya he dicho, en nueve años no se hizo nada”, continuó el testimonio, quien no aprobaba las prácticas de corrupción pese a beneficiarse de ellas.
“Yo quería una carrera normal, como todos los ingenieros. Yo no quería un sistema así, yo no necesitaba un sistema así”, manifestó Surprenant, añadiendo que no sabía qué hacer con sus ganancias en negro.
Surprenant ya había admitido que se embolsó cerca de $600.000 en sobornos durante 20 años, una cantidad que podría ser mucho superior si se analizan todos los contratos que firmó.
Surprenant recordó a la comisión que había devuelto buena parte del dinero que cobró ilegalmente. Explicó que devolvió $123.000 a las autoridades y otros $250.000 en pérdidas en el casino, una cuantía que el propio Surprenant considera como su manera de reembolsar al estado.
El dinero sobrante lo habría gastado en sus hijos y renovaciones en su casa. También comentó que prestó $150.000 a un jefe de la construcción con problemas de liquidez, un dinero que no recuperó por la muerte de ese hombre.
“Lo he dicho y lo repito: el dinero que tenía, no sabía qué hacer con él y he devuelto una gran parte”, justificó Surprenant.
La investigación descubrió que sus sobornos disminuyeron a partir 2006, cuando los contratistas dejaron de solicitar su ayuda. Un jefe llego a decirle que era inútil.
“Me dijeron que mis servicios ya no eran necesarios y he de admitir que no estaba descontento con la situación”, relató Surprenant, que seguía cobrando de ciertos contratistas.
En sus declaraciones, el testimonio trató de echar la culpa a los empresarios de la construcción.
“La corrupción es un fenómeno que se origina con los contratistas”, espetó Surprenant. “Un funcionario no nace corrupto, se hace”, anotó.
La comisión está analizando los 91 contratos en los que estuvo involucrado Surprenant, todos ellos entre 2000 y 2009, una época donde el precio de los proyectos de obras públicas aumentó exponencialmente hasta un máximo del 35 por ciento.
En la mayoría de los casos, Surprenant se llevaba un pedazo de los beneficios en cantidades que iban desde los mil dólares hasta un máximo de $22.000.
El ingeniero jubilado gozó también de regalos como vacaciones de golf en islas tropicales, entradas de hockey, vino y cenas de lujo.
En un par de ocasiones, coincidió con Vito Rizzuto, el jefe de la mafia de Montreal, con quién llegó a pasar una semana en la República Dominicana.
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