Los jornaleros inmigrantes luchan por mejorar sus condiciones
Los jornaleros inmigrantes luchan por mejorar sus condiciones
WINDSOR.- Durante cuatro años, desde 2003 a 2006, José Sicajau, como tantos otros inmigrantes, realizaba un viaje desde su Guatemala natal hasta Canadá, donde trabajaba en una producción agrícola al sur de Montreal con el objetivo de ganar dinero para su familia.
Un día, él y sus compañeros estaban construyendo un sistema de riego en la operación.
Sicajau explica que el propietario de la finca, molesto porque, según él, los operarios no estaban haciendo el trabajo correctamente, golpeó a un trabajador mexicano en el pie con un bastón de aluminio.
Él y otros dos hombres firmaron un relato escrito de los hechos que fue presentado ante un sindicato social.
Desde entonces, ningún empleador en Canadá ha vuelto a contratar a Sicajau.
En Guatemala formó una organización de ex trabajadores para presionar a los gobiernos a elevar los estándares en proyectos como el Programa Canadiense de Trabajadores Agrícolas.
La semana pasada regresó a Canadá como parte de una delegación de activistas de Guatemala, para atender a los actuales trabajadores inmigrantes y llevar sus preocupaciones a los funcionarios públicos y a los políticos.
“Si queremos salir adelante, tenemos que encontrar trabajo fuera de Guatemala, y eso nos hace muy vulnerables ante las personas que violan nuestros derechos”, dijo a los medios de comunicación a través de un intérprete.
Una de las preocupaciones principales de los trabajadores es el hecho de que el programa les ata a un solo empleador, sin posibilidad de cambio.
Si, por cualquier cuestión, el inmigrante necesita dejar de trabajar para el empleador que le ha sido asignado, pueden pasar meses hasta que encuentre otro lugar, si es que llega a encontrar algo, debido al abundante papeleo que hay que llevar a cabo.
Como resultado de ello, Sicajau dice los trabajadores, en muchas ocasiones, soportar malas condiciones laborales porque el empresario sabe que los operarios no pueden abandonarle.
“Deben haber visitas in situ a los lugares donde viven los trabajadores, sin que ellos lo sepan de antemano”, dijo el Padre Juan Luis Carbajal Tejeda, un sacerdote guatemalteco que pertenece a una orden católica que ayuda a los migrantes.
En la mayoría los trabajadores no tienen ninguna forma directa para convertirse en residentes permanentes o ciudadanos canadienses a pesar de trabajar en este país por muchos años.
También se pierden muchos de los beneficios concedidos que se otorgan a los jornaleros canadienses.
Winston Morrison, de 37 años, un trabajador inmigrante que se reunió con Sicajau en Windsor, Ont., esta semana, dijo que él está enfrentando exactamente ese problema.
Nacido en Jamaica, el señor Morrison explica que viene a Canadá cada año desde 2004 para trabajar en una granja, cerca de Leamington.
El año pasado se lesionó la rodilla derecha tras sufrir una aparatosa caída y le tuvieron que colocar una placa de metal. Durante el pasado invierno en Jamaica, su pierna comenzó a hincharse y a causarle mucho dolor.
Cuando regresó a Canadá en mayo, su estado era tan malo que le tuvieron que amputar la pierna. Morrison ahora vive en casa de un amigo, sin saber cómo va a mantener a su familia.
“Estos gobiernos, no saben por lo pasamos”, dijo. “Nos tratan como si fuéramos nada”.
El grupo guatemalteco se reunió esta semana con funcionarios del Ministerio de Trabajo de Ontario, y la semana próxima lo hará en Quebec funcionarios y miembros del parlamento en Ottawa para discutir sobre sus condiciones laborales.
En este sentido, las autoridades mexicanas adviertieron hace unos meses que algunos empresarios de BC podrían perder los privilegios de contratación bajo el Programa de Trabajadores Agrícolas Temporales, a causa de las malas condiciones de vivienda que les han procurado en los últimos tiempos a los jornaleros.
Hasta diez empresas o empresarios han tenido que trasladar a los trabajadores inmigrantes a otras áreas de BC, debido, principalmente, a las malas condiciones que reunían las casas, granjas o hangares en las que se alojaban los campesinos mejicanos. Mientras, otros 42 empresarios han tenido que demostrar antes las autoridades que las zonas que habilitaban para el descanso de los trabajadores reunían las condiciones exigidas de sanidad, higiene y confort.
Según informó en una entrevista la semana pasada Edgar Hurtado, vicecónsul en el Consulado de México en Vancouver, el gobierno mejicano y los empresarios canadienses no solo han discutido sobre el tema de la vivienda, también se negoció sobre otro puntos como el aumento de salario para según qué trabajos.
Aunque se hablase sobre diferentes cuestiones, la mayor preocupación para el consulado son el hacinamiento y la falta de detectores de humo.
“La vivienda es algo que considero un gran reto para todos los participantes en este programa”, dijo
el señor Hurtado, quien se mudó a Vancouver en abril y desde entonces ha visitado los empleados SAWP en el Valle Fraser y el Okanagan.
“Esas no son las condiciones que se supone deben de tener los trabajadores temporales en Canadá. Ni los temporales, ni ningún trabajador de este país”, apuntó el cónsul.
Los casos de malas condiciones en la vivienda solo se han dado en unos pocos de los más de 400 lugares que se usan para hospedar a los campesinos. Estas zonas suelen estar junto a viveros, invernaderos, viñedos y frutales y todas utilizan el programa SAWP en la Columbia Británica, apuntó Hurtado.
No es la primera vez, sin embargo, que surge la polémica dentro del marco de este programa, que empezó a funcionar en el año 2004 y permite a los empleadores agrícolas canadienses contratar los servicios de trabajadores de Méjico o algunos países del Caribe, como Jamaica.
Desde 2004, el número de usuarios del SAWP empleados en BC ha pasado de unas pocas docenas a casi 4.000 trabajadores extranjeros y se ha convertido en un factor clave para la economía de BC, a la que inyecta un valor de 4.5 mil millones de dólares en base a las exportaciones anuales de alimentos.
Sin embargo, el papel de México en el programa también está bajo escrutinio. El año pasado, la asociación de BC “United Food and Commercial Workers Union” aseguró que México estaba confeccionado listas negras de inmigrantes a causa de sus actividades sindicales en BC.
El Sr. Hurtado rechaza esas acusaciones y dice que respeta los derechos de los trabajadores mexicanos. El caso aún no se ha resuelto y sigue ante la Junta de Relaciones del Trabajo provincial.
En cuanto a las advertencias emitidas por el consulado durante los últimos meses, el Sr. Hurtado no identificó a ninguno de los empleadores, amparándose en las normas de privacidad.
Pero un agricultor cuyas operaciones fueron señaladas dice que una cuarta parte de sus trabajadores exigieron que inspeccionase su situación, ya que es uno de los requisitos que incluye el programa.
“Todas las casas fueron inspeccionadas por un inspector del gobierno canadiense”, dijo el domingo Dave Sundher, propietario de S. Sundher Orchards Ltd.
Sundher, que cultiva cerezas y manzanas cerca de Kelowna, ha contratado trabajadores bajo el programa SAWP desde 2004 y este año emplea alrededor de 70.
Sin embargo, los funcionarios mexicanos visitaron su finca en julio y le comunicaron que algunos puntos no han sido satisfactorios, explicó el propio Sundher.
En la granja, los trabajadores permanecen en barracones. La inspección puso de manifiesto que los barracones carecían de detectores de humo.
Sundher se defendió afirmando que una cuarta parte de los barracones están equipados con dichos dispositivos, pero que podrían haber sido robados por los empleados.
Él también dijo que ha tomado medidas para abordar las preocupaciones planteadas por el consulado, mandando construir otro edificio con una toma de agua potable y que le procure a los jornaleros más espacio, dijo.
Los empresarios de BC trabajarán con funcionarios del gobierno de Canadá y México, así como con los gobiernos locales para supervisar las condiciones de los trabajadores, confirmó Glen Lucas, director general de la Asociación de Productores de Frutas de BC.
En un comunicado enviado por correo electrónico, Recursos Humanos y Desarrollo de Competencias de Canadá, junto con Ciudadanía e Inmigración de Canadá, dijo que los trabajadores temporales extranjeros tienen los mismos derechos y protecciones que los trabajadores canadienses bajo las regulaciones federales y provinciales.
Los empleadores no tendrán derecho a contratar a trabajadores extranjeros si no cumplen con los requisitos del programa, dijo la agencia, añadiendo que no se hará pública información sobre los empresarios debido a preocupaciones sobre la privacidad.
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