El sur de Manhattan se convierte en una ciudad fantasma
El sur de Manhattan se convierte en una ciudad fantasma

El paso de "Sandy" por la costa este de EE.UU., que ha causado al menos 30 muertos y ha dejado sin luz a millones de personas, llevó al presidente Barack Obama a declarar "zona catastrófica" las áreas de Nueva York y Nueva Jersey anegadas por la marejada del ciclón.
Teresa de Miguel
Nueva York.- Sin semáforos desde la calle 40, bajar hacia el sur de Manhattan tras el paso de “Sandy” es adentrarse en una ciudad fantasma: los emblemáticos rascacielos del distrito financiero, las tiendas de Broadway, las viviendas frente al Hudson y hasta el lujoso hotel Standard están sumidos en la oscuridad.
“Es extraño ver la ciudad sin luces, normalmente es abrumadoramente luminosa, y ahora está tomada por la oscuridad”, dijo Melissa, una joven de 26 de años de Hawai que, como otras más de 750.000 personas en Nueva York, ha sufrido el apagón que ha causado el devastador paso del ciclón por la ciudad.
Los cortes de electricidad han dejado a oscuras a las avenidas más cercanas a las orillas del East River y el Hudson, que abrazan a este y oeste la isla de Manhattan, prácticamente desde la calle 42 hasta el extremo sur, aunque se ha salvado del apagón la orgía de luz y color de la emblemática Times Square.
Parecía más brillante la luz blanca del Empire State Building vista desde el corazón financiero de la Gran Manzana, totalmente a oscuras y prácticamente desierto a excepción de los agentes de la policía y el personal de la empresa eléctrica Con Edison que se afanaban en restablecer el orden arrebatado por “Sandy”.
“A las siete de la tarde de ayer me quedé sin electricidad y todavía seguimos sin luz”, explica también otra de las afectadas, Susan, una suiza residente en Wall Street que trabaja desde hace cuatro meses para una aseguradora, por lo que afirma que en los próximos meses estará desbordada de trabajo.
Mientras mira atónita hacia lo más alto de un rascacielos sin una sola luz saliendo de sus ventanas, asegura: “Jamás pensé que algo así podía suceder aquí”.
El panorama es desolador en las calles más cercanas a la confluencia del Hudson y el East River, en la punta sur de Manhattan, puesto que fue precisamente en ese área, la de Battery Park, donde la crecida de las aguas llegó a alcanzar el lunes los 3,4 metros, batiendo un récord que se remontaba a 1821.
La entrada del agua debido a la “tormenta perfecta” de “Sandy” ha dejado inundados los sótanos de prácticamente todos los edificios y aparcamientos de la zona, donde hoy se trataba de achicar a golpe de manguera, pero puede que la escena más impresionante la siga dejando el anegado túnel de Battery, que conecta ese área con Brooklyn.
El espectáculo, que algunos neoyorquinos y turistas decidieron ir a ver antes de que la ciudad vuelva a la normalidad, se tornaba más lúgubre a medida que iba cayendo la noche, puesto que ni semáforos ni farolas iluminaban las calles, presididas por gigantescos edificios a oscuras.
Nada parecido se vivía en esta ciudad desde el apagón de 2003, que afectó a todo el noreste de EEUU y Canadá, pero “aquello fue muy rápido. Esto genera más incertidumbre porque no sabemos cuándo tendremos luz otra vez, puede que en cuatro días”, asegura a Efe Jason, un neoyorquino de 30 años residente también en Wall Street.
Ni siquiera el más exclusivo de los hoteles de Manhattan se ha podido salvar del azote de “Sandy”, la gran mole de cemento que es el hotel Standard, ni los igualmente lujosos edificios de oficinas y apartamentos situados a las orillas del Hudson, que prácticamente se perdían en la oscuridad de la noche.
Pero el apagón no se limita al extremo sur de la isla. También ha hecho de las suyas en barrios como Chelsea, en concreto en la casa de Virginie, una mexicana de 28 años que no tiene electricidad desde anoche, unas dos horas después de que el ciclón postropical tocase tierra en el sur de Nueva Jersey.
Ella fue una de las tantas personas que decidió salir a la calle anoche pese a los llamamientos de las autoridades, en busca de un restaurante donde cenar que encontró en una página web creada específicamente para encontrar los establecimientos abiertos a pesar de los embates de “Sandy”.
Tras enterarse de que toda la fachada de un edificio se había desplomado en la Octava avenida por los vientos huracanados de hasta 150 kilómetros con los que azotaba la tormenta a la ciudad, decidió regresar a casa y esperar entre la luz de las velas “a que vuelva pronto la electricidad”.
Un chileno está entre víctimas mortales de “Sandy” en N.York, dice su familia
Santiago de Chile.- La familia de un chileno de 52 años aseguró este martes que este se encuentra entre las víctimas mortales que dejó el ciclón “Sandy” a su paso por Nueva York, aunque fuentes de la Cancillería señalan que, según informes preliminares, el ciudadano falleció por causas ajenas al huracán.
El hombre, identificado como Nelson Noriega y radicado desde hace 16 años en Estados Unidos, falleció al caer un árbol sobre su automóvil cuando regresaba a su casa a buscar a su perro, relató su hermana, Nancy Noriega, quien reside en Chile.
Sin embargo, información preliminar entregada por el cónsul chileno adjunto en Nueva York, Juan Carlos Alberti, Noriega falleció el domingo pasado por causas ajenas al huracán, informaron fuentes de la Cancillería.
Nancy Noriega explicó que los familiares radicados en Chile no van a poder viajar a Estados Unidos porque los aeropuertos están cerrados, por lo que será la esposa de su hermano quien se encargue de los trámites para repatriar sus restos, que serán cremados antes de ser trasladados a su país de origen.
Previamente, Alberti aseguró hoy a Televisión Nacional que no ha habido chilenos afectados por el huracán. Según dijo, en esa ciudad viven unos 35.000 ciudadanos de este país.
El paso de “Sandy”, en la noche del lunes a martes, dejó al menos 36 muertos en Estados Unidos, en su mayoría por la caída de árboles sobre automóviles y viviendas.
Un guatemalteco murió a consecuencia de “Sandy” en Estados Unidos
Guatemala.- El Ministerio de Relaciones Exteriores de Guatemala informó este martes que el inmigrante guatemalteco Isaías Moisés López Solís, de 19 años, es una de las víctimas mortales del huracán “Sandy” en Estados Unidos.
Por medio de un comunicado de prensa, la Cancillería lamentó el fallecimiento de López Solís, quien murió en un “accidente automovilístico a consecuencias del huracán Sandy”.
El inmigrante guatemalteco, junto a dos personas más trataba de abandonar la ciudad de Lynn, en Massachusetts, para ponerse a salvo de las fuertes lluvias, cuando sufrió un percance de carretera que le costó la vida.
“El hecho ocurrió el 29 de octubre por la noche, en la autopista 128, salida 26 cuando López Solís, junto a dos personas más regresaban de una ciudad cercana a Lynn, Massachusetts, después de dejar a otro amigo”, precisó la Cancillería.
Las fuertes lluvias causaron inundaciones en las calles donde conducía la víctima, añadió, “lo que provocó que perdiera el control del vehículo y volcara. Se tiene conocimiento que los dos acompañantes de López Solís, están con vida”.
López Solís, quien había llegado a Estados Unidos hace tres meses, era originario de la población de Ichiguan, en el departamento de San Marcos, oeste de Guatemala.
La Cancillería aseguró que el consulado guatemalteco en Providence, Rhode Island, “está realizando las investigaciones correspondientes para esclarecer el hecho y la coordinación para su pronta repatriación”.
Según reportes oficiales “Sandy” se ha cobrado la vida de al menos 30 personas a su paso por la costa este de Estados Unidos y Canadá.
Los neoyorquinos se recuperan con buen ánimo del paso destructor de “Sandy”
Marta Quintín
Nueva York, 30 oct.- Los neoyorquinos tratan de recuperar la normalidad tras el paso del huracán “Sandy”, que paralizó la ciudad de los rascacielos y obligó a sus habitantes a permanecer a cubierto, mientras en el exterior soplaban vientos de hasta 150 kilómetros por hora y caían cuantiosas lluvias.
“Estaba asustada, pero fue menos de lo que pensaba. He vivido tormentas peores en mi tierra, República Dominicana”, explicó Patricia González, una residente de la parte oeste de Harlem, en el alto Manhattan.
Su compatriota José Coste, quien también vivió la tormenta al norte de la isla, resaltó que “los árboles estaban tan doblados que casi llegaban al suelo”, pero apuntó que no es “el peor huracán” que ha presenciado, aunque, en su opinión, sí superó en intensidad a “Irene”, que azotó Nueva York el verano pasado.
Coste remarcó además el “buen servicio” que ofrecieron las autoridades ya que “estuvieron toda la noche patrullando, y si veían a alguien solo, acudían para preguntarle si necesitaba ayuda”.
Precisamente, a la buena labor de los bomberos aludió Laura Riveros, quien, en la parte este de Harlem, fue testigo de cómo en el edificio que hay frente al suyo habían dejado “los andamios para limpiar ventanas colgando, por lo que aquello parecía una película de terror”.
“Tuvieron que acudir los bomberos y lograron amarrar los andamios que esos orangutanes habían dejado sueltos, porque no los podían descolgar”, relató.
Patricia Pasquín, que vive al lado del río Hudson, tuvo que marcharse de su casa porque estaba en zona con riesgo de inundación, y todavía no ha podido volver a su casa, por lo que desconoce si la tormenta ha ocasionado desperfectos en su vivienda.
“Me he venido a casa de una amiga que vive en Brooklyn. Aquí no ha habido inundaciones ni cortes de luz pero por la calle hay muchos árboles caídos, basura y los semáforos no funcionan”, explicó.
En el barrio de El Bronx, Karla Coreas experimentó a “Sandy” como “menos fuerte” que “Irene”, y añadió que, aunque su compañía de cable le informó de que le cortarían el servicio temporalmente, finalmente no lo hicieron.
También en El Bronx, Alejandro Martínez pasó el día “encerrado en casa” con su familia, tal como decretaron las autoridades, “viendo las noticias y preparado para lo peor”.
“Nunca pasó nada tan grave como pensábamos, aunque en torno a las 20.00 (hora local) la luz se fue en mi bloque. Pero a las dos horas volvió”, detalló Martínez.
Por otro lado, en el barrio de Brooklyn, en el vecindario de Park Slope, una zona que fue marcada como de “riesgo potencial” por el Ayuntamiento de la Gran Manzana, no faltó en ningún momento el suministro de luz, internet o agua.
“Todo estuvo muy tranquilo durante toda la noche y ni siquiera se nos inundó el patio interior, como sí ha solido pasar en otras tormentas ‘normales'”, recalcó Daniel Triadó, uno de estos residentes de Park Slope donde, según sus palabras, “el huracán pasó de largo”.
Sí se notó la amenaza de “Sandy” en las “enormes colas que se formaron el domingo en los supermercados de la zona, donde se agotaron las existencias de pan, agua y otros alimentos básicos”, según Triadó.
En otra área de Brooklyn, en Greenpoint, sí se perdió la conexión a internet y la cobertura de los teléfonos en casa de Ana Conchán, pero no la electricidad, ni entró agua en su sótano, un percance que “suele ocurrir con facilidad” y en previsión de lo cual colocaron algunos sacos de arena en los accesos de la vivienda, que finalmente, no fueron necesarios.
En Queens, uno de los barrios más afectados, Emely Grisanti notó, en una vigesimoséptima planta, que “el edificio se movía a veces, con los fuertes vientos, se balanceaba”, pero que no fue “nada del otro mundo”, ya que conservaron tanto la electricidad como el cable.
Por último, en la cercana Nueva Jersey, el viento, según Aída Álvarez, “estuvo bravo”, lo que provocó que “se cayeran unos cuantos árboles grandes”, y la luz “como que se quería ir, pero no”.
También los hubo que trataron de abandonar Nueva York y no pudieron, como la malagueña Patricia Duro, que tenía previsto volar a Madrid el lunes y que el domingo recibió un aviso de Iberia de que su vuelo había sido cancelado y que estaba en lista de espera para viajar el miércoles, aunque algunas compañías van a prorrogar las cancelaciones.
Por ello, tuvo que extender el alquiler de su piso en Times Square, un problema al que, según le contaron sus caseros, se han tenido que enfrentar más turistas.
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