Una madre clama contra el asesinato de su hijo en una prisión

Una madre clama contra el asesinato de su hijo en una prisión

Lela Phillips culpa a los funcionarios de prisiones por la muerte de su hijo.

BURNABY, B.C. – La angustiada madre de un preso asesinado por un asesino en serie en su celda compartida dijo este martes ante el jurado forense que los funcionarios que pusieron a su hijo en la misma celda que el psicópata deberían ser despedidos.

“No dejo de preguntarme a mí mismo cómo el personal penitenciario podría poner a alguien tan malvado como Michael Wayne McGray en la misma celda que mi hijo o cualquier otro ser humano”, declaro un Lela Phillips.

“Espero que quien tomara esta decisión pierda su puesto de trabajo y que no sólo lo transfieran a otra cárcel donde podría hacer lo mismo otra vez. Ninguna otra familia debería pasar por lo que estamos pasando”, dijo la madre, con voz tensa.

Jeremy Phillips, de 33 años, fue hallado muerto en su celda de la prisión de la mediana seguridad en Mountain Institute en Agassiz, British Columbia, en noviembre de 2010, una semana después de haber sido colocado en la misma celda que McGray.

McGray, de 45 años, fue condenado a cadena perpetua por seis asesinatos, mientras que Phillips, de Nova Scotia, fue encarcelado por una sentencia de seis años por asalto agravado.

La madre de Phillips se secó las lágrimas mientras describía a su hijo como un bromista que siempre estaba sonriendo, disfrutaba de la acampada, la pesca y el senderismo, y que llamó a su casa desde la prisión a menudo para expresar el amor a su padre, que se estaba muriendo de cáncer.

“Jeremy tiene sus defectos, al igual que yo y todos los demás en la cárcel, pero él tenía un corazón grande – más grande que la mayoría” rezaba una nota enviada a por uno de sus amigos y que la madre leyo ante el jurado.

El jurado de instrucción no puede emitir un fallo contra la muerte de Phillips puesto que su tarea se limita a examinar la seguridad de los reclusos en el sistema penitenciario, formulando recomendaciones para la prevención de muertes similares en el futuro.

Las deliberaciones de la investigación comenzaron este martes por la tarde.
Durante los procedimientos del día, el jurado dijo que el funcionario de prisiones federales que evaluó al asesino en serie antes de trasladarlo a la única prisión de alta seguridad de BC creían que el hombre estaba arrepentido.
Un director asistente en Mountain Institute explicó la razón de la decisión de emparejar a McGray con Phillips.

“Indicó que estaba comprometido con su plan correccional. Estaba funcionando muy bien”, dijo Brenda Lamm. “Creo que él estaba haciendo un esfuerzo sincero., No creo que manipulara el personal”, añadió.

McGray confesó a la policía que ató a Phillips con sábanas y metió un calcetín en su boca como parte de un plan de secuestro que elaboraron juntos.

Sin embargo, McGray admitió que lo había planificado para acabar con la vida de Phillips y satisfacer sus impulsos asesinos.

En una entrevista con la policía, McGray se califico como un asesino psicópata con problemas de salud mental y se comprometió a acumular más cadáveres antes de morir. Él mismo dijo a las autoridades que nunca deberían haberlo trasladado a una prisión de baja seguridad.

McGray repitió la misma historia cuando se declaró culpable de asesinato en primer grado, un año después, y recibió otra condena de cadena perpetua en una prisión de máxima seguridad.

Lamm dijo a la investigación que McGray había sido cumplido con las normas y reglamentos de seguridad y que no había sido acusado de ningún comportamiento violento durante los nueve meses anteriores a su traslado, en la que vivía con otros reclusos, pero tenía su propia celda.

McGray se había mantenido en celdas aisladas durante su primer encarcelamiento en el año 2000. Lamm explico que el traslado ocurrió como parte de un proceso largo y dilatado que se inició con la solicitud voluntaria de McGray.

El asesino pidió una celda individual pero, durante el proceso, ambos reclusos fueron entrevistados acerca de la posibilidad de compartir dormitorio y ambos aceptaron, pese a las advertencias de antiguos prisioneros.

Cinco guardias acabaron siendo objetos de una investigación interna sobre la muerte de Phillips por no darse cuenta del asesinato de Phillips.