De Adicto a ADICTO
De Adicto a ADICTO

No hay peor ciego como el que no quiere ver y bueno sería observar los rostros de las personas, con las que convivimos .
Por Teo Luna
Caras vemos, emociones no sabemos
Estamos tocando, como sociedad, un severo fondo emocional, hemos perdido tantas cosas, como seres humanos y lo más triste es que no nos percatamos de estas pérdidas, pero bien valdría la pena reflexionar sobre ellas, basta recordar la cortesía que distinguía a nuestros antepasados, sin conocernos, mostrábamos un gesto amable, una sonrisa genuina y saludábamos, pedimos las cosas por favor y dábamos las gracias por las consideraciones recibidas, éramos buenos vecinos, ahora ni nos saludamos, mucho menos nos conocemos, no nos atrevemos a ir a pedir un par de limones a la hora de la comida, o una pizca de sal como cuando mama nos mandaba a casa de Chonita o de doña Mary a pedir algo, o cuando muchos de nuestros vecinos llegaba a nuestras casa a pedir tantito aceite o azúcar, ahora, no, el factor denominador entre vecinos, entre compañeros de trabajo, en escuelas, en centros comerciales, es que la gran mayoría de nosotros, mostramos un rostro frio, seco, de enojo o de tristeza, otros agresivos con el ceño fruncido, sin duda, el lenguaje facial es un sello de distinción de esta época y somos una sociedad agresiva, no buscamos al que nos la hizo, sino a ver con quien nos la desquitamos.
Las costumbres se hacen leyes
No hay peor ciego como el que no quiere ver y bueno sería observar los rostros de las personas, con las que convivimos y con las que nos topamos en la calle, ver la agonía de algunos que están, pero no están y su cara es tan triste que da pena verlos, otros, de una ventanilla a otra, de auto a auto, te agreden con la mirada y sus gestos, están tan enojados consigo mismo que marcan como los animales sus propios territorios, estamos cayendo en la rutina de ser secos, serios, inexpresivos, se nos ha olvidado sonreír, hemos perdido la razón de vivir en sociedad, nos hemos alejado de la amabilidad, sencillez, la humildad, que es el valor de valores, también, otra perdida muy notable es la tolerancia, no la hay en las esquinas cuando se da el cambio de luces, los neuróticos se manifiestan tocando agresivamente el claxon o insultando al que no avanza, incluso retándolo a golpes o aventándole el auto, igual, otra perdida es la educación y el respeto, y en términos generales, somos mal educados, no respetamos el paso peatonal, ni el tiempo de los demás, hay una apatía entre los pasajeros cuando una dama, incluso una anciana viaja de pie, nadie o casi nadie es caballeroso para ofrecerle el asiento, como nos acostumbramos antes y esas también son perdidas muy lamentables, sociablemente hablando y la verdad de las cosas, a alguien podría importarle este tema?.
Reina la apatía comunitaria
Hace muchos años, en la ciudad de México, cuando López Portillo era Presidente y el profesor Carlos Hank González, regente como se le llamaba, o jefe de gobierno de la ciudad de México, hicieron un experimento sobre el periférico a la altura de las llamadas Rejas de Chapultepec, colocaron a una mujer sentada a quien ataron a un árbol, con un cubre bocas y vendada de los ojos, el cuerpo de la mujer daba al frente de cientos de miles de conductores que por ahí circulaban, era obvio, todos se percataban de que ahí estaba una mujer, pero en 5 horas en las que duró el experimento, ningún automovilista tuvo la atención, gentileza, consideración o curiosidad de detenerse, lo mismo te sucede cuando se descompone el auto o te quedas sin gasolina, nadie te ayuda, casi nadie y un buen número de conductores enojados te gritan al pasar hasta de lo que te vas a morir, son ofensas, insultos, humillaciones y ridiculizaciones, pero el gesto de solidaridad, es otra de las perdidas en la actualidad. Hace casi 36 años de este experimento, ¿habrá alguna diferencia con la sociedad el día de hoy?.
¿Quién dijo que tenemos que ser tan formales y rígidos?
Hay tantos medidores para acreditar lo que escribo, como lo que sucede en la mayoría de las escuelas cuando hay reunión de padres de familia, el factor común, la seriedad, puedes leer un lenguaje corporal de apatía, como que están incómodos o a fuerzas, los rostros fríos, rígidos, tensos, de enojo o amargura, en un buen número de estas reuniones, los maestros están igual o peor que los padres de familia, hay también otra sello de distinción, pocos son los que te dicen buenos días o te responden cuando tu saludas, nos comportamos como extraños, a pesar de que nuestros hijos conviven de lunes a viernes de 5 a 6 horas diarias y nosotros, nos vemos cada dos o tres meses y aun asi, no somos para saludarnos y participar con el grupo, de esta manera, trasládate a un templo, sucede exactamente lo mismo, somos fríos, serios, inexpresivos y habrá quien diga.- Yo si saludo.- Yo sí participo, yo si pido las cosas por favor, yo si doy las gracias cuando alguien es amable conmigo, yo si saludo y platico con mis vecinos, yo si soy, buen compañero de trabajo, yo si socializo, yo si soy un caballero, yo si soy como la gente de antes.- Entonces, si lo eres, simple y sencillamente eres una especie en extinción. Como en todo, salvo sus muy honrosas excepciones.
Gracias por leerme y más por escribirme.- ernestosalayandia@gmail.com 614 4 10 01 58 Chihuahua, México.
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