El vigilante que grabó la agonía de Smith dijo que cumplía órdenes
El vigilante que grabó la agonía de Smith dijo que cumplía órdenes
TORONTO.- Rudy Burnett, un guardia de la prisión en la que murió Ashley Smith, ha declarado este martes por la mañana que se sintió “conmocionado” cuando se vio detenido frente a la policía, despojado de sus zapatos y escuchando los cargos que se dictaban sobre él.
A Burnett se le acusa de grabar en vídeo la agonía de la reclusa.
Burnett dijo durante el juicio que se sintió condenado injustamente porque entiende que él no hizo nada malo.
“No fue una situación agradable. Estaba bajo mucha tensión. Estaba muy nervioso”, dijo.
Burnet, que ahora trabaja en un centro de rehabilitación para hombres, explicó algunas de las dificultades que entraña la profesión de vigilante de seguridad en una cárcel.
“Es muy traumático”, dijo ante la corte, “y al cabo de varios años te vas insensibilizando”. Reconoció que se apoyó en su familia y la iglesia para no caer en la desesperación.
Burnet, que fue acusado de negligencia criminal y de no luchar por salvar la vida de Smith, fue interrogado por su decisión de no dar a la policía los nombres de otros compañeros que estaban junto a él el día que la reclusa murió.
En cualquier caso, los cargos contra el ex vigilante de prisión fueron retirados hace años.
Burnet terminaba su turno de noche y se dirigía hacía casa cuando todas las alarmas de emergencia sonaron. Al llegar a la celda de Smith alguien le colocó una cámara y le dijo que lo grabase todo.
Cuando los jueces le preguntaron por qué no intervino para que la reclusa no se quitase la vida, Burnett dijo que sólo obedecía órdenes
Por otra parte, los últimos testimonios del juicio sobre la muerte de Ashley Smith revelan que los guardas tenía instrucciones de ignorar a la presa cada vez que ésta se autolesionase o lo intentara, según han revelado varios trabajadores de la prisión.
Los informes de la cárcel se refieren a Smith como una interna “violenta y muy difícil de manejar”,
que intentaba con frecuencia lesionarse a sí misma y destrozar el mobiliario de la celda. Cada vez que esto ocurría, según han explicado los testigos, era necesario que los guardas entrasen en la celda
para reducirla. La mayoría de ocasiones había que recurrir a la fuerza y, como dictan las normas de prisión, el incidente debía grabarse en vídeo a fin de que quedase registrado.
Se trataba, por tanto, de un gran despliegue de trabajadores y medios cada vez que Smith montaba en cólera y los altos cargos del penal decidieron comenzar a ignorarla cuando actuase de esa manera.
La norma dictaba que los guardias sólo podían entrar en la celda cuando la joven estuviera inconsciente a causa de las lesiones que ella misma se infligía. Sin embargo, los trabajadores del penal obviaron en más de una ocasión esa orden para evitar que Smith pusiese en riesgo su vida.
“Es muy difícil escuchar gritar y llorar a un preso mientras se auto-lesiona y no hacer nada para impedirlo. Es prácticamente imposible”, dijo uno de los guardias.
El representante de la Unión de Vigilantes Penitenciarios de Canadá, Howard Rubel, explicó durante el juicio que varios vigilantes fueron sancionados por entrar en la celda de la joven para intentar socorrerla.
“Ashley Smith no era una reclusa normal. Todo el mundo decía lo mismo, era una persona especial”, explicó Rubel.
Según el representante de la asociación, los vigilantes trasladaron su inconformidad con la normativa a los altos cargos, quienes insistieron en que ésa era la forma más correcta de proceder.
“Sabemos lo que hacemos”, dijeron los directivos de prisión según la versión de Rubel.
Los directivos mantenían que el problema de Smith era de conducta” y que lo único que buscaba con ese comportamiento era llamar la atención.
Por otra parte, los miembros del jurado que investigan de la muerte de la presa Ashley Smith, la joven de 19 años con problemas mentales que se ahorcó en una prisión de Ontario, recorrieron ella semana pasada las instalaciones donde murió la joven.
El objetivo de la visita a las instalaciones era observar de primera mano cómo se maneja la situación de los presos apartados.
Además, el jefe de los médicos forenses, el Dr. John Carlisle, ya ha dejado claro que quiere investigar cómo tratan en la cárcel a las personas con enfermedad mental.
Smith tenía 19 años cuando murió el pasado 19 de octubre de 2007, mientras estaba presa en la Institución para Mujeres Grand Valley, en Kitchener.
La investigación servirá para esclarecer los hechos que rodearon la muerte de Smith y, posiblemente, hacer recomendaciones encaminadas a prevenir muertes similares.
Se espera que el procedimiento dure un mínimo de seis meses ya que los jueces deben escuchar el testimonio de 50 testigos.
Smith, natural de Moncton, Nueva Brunswick, se suicidó mientras los guardas de la prisión la vigilaban.
La joven pasó la mayor parte de su último año en confinamiento solitario exhibiendo conductas autolesivas. Durante este periodo, Smith fue trasladada 17 veces a nueve prisiones de cinco provincias del país.
El juicio, a tenor de los acontecimientos que han tenido lugar durante los últimos meses, está maldito. Se ha retrasado varias ocasiones y se ha visto envuelto en fuertes polémicas.
La primera, que fue la que más revuelo causó, fue la prohibición por parte de las autoridades penitenciarias de publicar y usar como pruebas las cintas de vigilancia que recogen la muerte de Ashley Smith.
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