HABLEMOS DE CINE
HABLEMOS DE CINE
Por Jorge Gutman
Del mismo modo que las pinturas de Pierre-August Renoir (1841-1919) constituyen una celebración de la belleza y de la sensualidad femenina, este film de Gilles Bourdos hace honor al gran artista francés por su extraordinario colorido y luminosidad. No se trata de una biografía del gran maestro del impresionismo sino que ilustra en forma de ficción un momento especial de su vida, pocos años antes de su fallecimiento.
Michel Bouquet es el actor ideal animando al anciano Pierre quien en 1915 vive en su residencia rural de Les Colettes en Cagnes-sur-Mer sobre la Costa Azul en un estado de marcada declinación física. Al comenzar el relato, Jean (Vincent Rottiers) de 21 años, uno de sus tres hijos, retorna en muletas del frente de batalla donde ha sufrido serias heridas para un período de convalecencia en el hogar paternal. Aunque no puede hablarse del desarrollo de una historia precisa que sustente al film, la narración comienza a cobrar fuerza cuando aparece en escena Andrée (Christa Theret), una joven modelo cuya presencia y sensualidad femenina incentiva al maestro renovadas ansias de vivir al estimularlo a seguir pintando a pesar de su frágil salud. El nudo crucial se produce cuando Jean también se siente hechizado por la presencia de Andrée quien le contagia su pasión por el cine y que lo llegará a motivar para iniciar una carrera como director y convertirse en uno de los más grandes realizadores de la cinematografía universal.
Tanto el padre como el hijo encontrarán en Andrée la inspiración necesaria, en un caso para finalizar una brillante carrera de creación artística y en el otro para comenzar otra de naturaleza diferente pero igualmente remarcable; en todo caso, la joven nunca llega a crear una rivalidad entre ambos, sino apenas un leve clima de tensión familiar. Aunque el film no alcanza a prodigar un verdadero conflicto dramático, la vivencia cotidiana de los tres personajes apuntados permite al espectador sumergirse en la magnífica recreación de una época que el realizador tan bien ha logrado con la colaboración de la excelente fotografía de Mark Ping Bing Lee.
La actuación impecable de Bouquet no desestima la de Rottiers, como el joven incierto sobre su futuro viviendo a la sombra de su famoso padre, y la de Theret quien ofrece la volatilidad y seducción necesaria a su rol de musa inspiradora y última modelo del pintor.
Conclusión: Un film cálido muy bien concebido, de gran belleza y visual, que además de impresionar a los amantes del arte pictórico también conformará a quien aprecie un cine de calidad superior.
THE SAPPHIRES. Australia, 2012. Un film de Wayne Blair
Con un guión de Keith Thompson y Tony Briggs, el realizador Wayne Blair logró un film que a pesar de ser predecible y no del todo perfecto se destaca como una comedia que resulta difícil resistirse a sus encantos. Lo que valoriza a este film es la entusiasta actuación de un grupo de chicas jóvenes que saben generar de inmediato una exuberante simpatía por parte del público.
La acción transcurre en los últimos años de la década del 60, en una reserva ubicada en el corazón de Australia donde tres jóvenes hermanas nativas, Gail (Deborah Mailman), Cynthia (Miranda Tapsell) y Julie (Jessica Mauboy), deciden participar en una competencia local de música country. Aunque la bien merecida victoria les es denegada por un juez prejuicioso cuyo racismo ignora sus condiciones artísticas, la ocasión sirve para que sean descubiertas por Dave (Chris O’Dowd), un músico irlandés promotor de talentos que está convencido de sus condiciones artísticas. Es ahí donde él logra convencerlas para que dejen su país y sus tonadas locales a fin de viajar a Vietnam y entretener a las tropas de los Estados Unidos allí apostadas. De este modo estas hermanas junto con su prima Kay (Shari Sebbens) que se une al grupo, bajo el liderazgo de Dave que se convierte en su virtual empresario viajan al sudeste asiático y en medio del fuego que aqueja a la región, el conjunto que adopta como nombre The Sapphires vuelca su energía cantando música soul para gran complacencia de su particular audiencia. No es necesario seguir adelantando los pormenores de esta riesgosa aventura pero cabe señalar que a pesar del contorno lúgubre que ofrece el escenario bélico, el film mantiene un espíritu tonificante que contagia permanentemente al espectador, reforzado por situaciones humorísticas muy bien logradas.
Se podrá objetar que las peripecias vividas en Vietnam no logran una completa satisfactoria dramatización; sin embargo el relato mantiene vivo el interés por varias otras razones. Una de las mismas está centrada en su música a través de las agradables tonadas -entre las mismas figuran clásicos como Soul Man, I can’t help myself- que interpretan las muchachas. No menos importante es que el film logra reflejar algunas notas oscuras de la sociedad australiana de aquella época vinculadas con su pasado histórico. Así, las características raciales discriminando a la población aborigen a la que se la considera como gente de condición inferior y los prejuicios emergentes, brindan una clara idea sobre las condiciones sociales imperantes donde hace muy poco tiempo los australianos autóctonos obtuvieron el legítimo derecho ciudadano de votar.
La historia es lineal y sin mayores complicaciones narrativas; pero, como quedó dicho anteriormente, el film atrapa por la excelente interpretación, la calidez del relato y sus buenas canciones.
Conclusión: Un film honesto, muy agradable de contemplar rindiendo tributo al indomable tesón y perseverancia que anima a la población nativa de Australia.
LOVE, MARILYN. Estados Unidos, 2012. Un film de Liz Garbus.
A 50 años de su fallecimiento la leyenda Marilyn Monroe se va engrandeciendo como lo confirma el increíble número de publicaciones que han surgido a través del tiempo, incluyendo un millar de libros que trataron de desentrañar la verdadera personalidad de quien fuera la estrella más popular del cine de los años 50.
Con Love Marilyn la documentalista Liz Garbus trató de efectuar un film que en esencia constituye una carta de amor a la célebre rubia. La diferencia con otras películas sobre el mismo tema es que este trabajo está basado en cartas, diarios y libros de notas pertenecientes a Marilyn y que hasta el presente habían permanecido inéditos. Con todo, el documental no termina revelando algo diferente de lo que ha sido divulgado hasta la fecha, sino más bien contribuye a intensificar la intriga sobre quien fue realmente ese símbolo sexual.
Lo anterior no invalida el interés del film dado que la realizadora resolvió utilizar un artificio interesante reclutando a un buen número de artistas de primer nivel para leer extractos de los diarios de la estrella. Marisa Tomei, Glenn Close, Ellen Burstyn, Uma Thurman, Lili Taylor, Viola Davis, Evan Rachel Wood y Jennifer Ehle, son algunas de las célebres actrices que participan en la lectura.
En el relato se aprecia también la opinión de algunos personajes importantes que tuvieron ocasión de tratarla en forma cercana, manifestando su aprecio y/o bien su menosprecio tal como surge en este último caso de las declaraciones no muy elogiosas de Laurence Olivier quien la dirigió y la acompañó en el elenco de The Prince and the Showgirl (1957). Otros nombres famosos que se encuentran en el documental incluyen los de Truman Capote a través de la presencia de Adrien Brody, Ben Foster en la piel de Norman Mailer, Jeremy Piven prestando su voz al realizador Elia Kazan, Paul Giamatti como el director George Cukor y F. Murray Abraham animando al psiquiatra de Marilyn. Películas hogareñas, material de archivo, algunas entrevistas concedidas por la actriz así como muchas de sus fotos completan el panorama. En líneas generales, el documental pasa revista a la carrera cinematográfica de esta celebridad, expone su necesidad de que fuese considerada como algo más que un objeto sexual y su gran deseo de que la aceptaran como una artista, emprendiendo para ese propósito sus estudios de actuación con Lee Strassberg, el director del Actor’s Studio.
Conclusión: Aunque el film no arroje nuevas luces sobre la desgraciada heroína, Garbus ofrece un interesante documental, muy bien hecho y editado donde prácticamente nada se omite, con excepción de la ausencia de comentario alguno sobre la relación que mantuvo con el Presidente Kennedy. Un buen tributo al mito eterno.
GINGER & ROSA. Gran Bretaña, 2012. Un film escrito y dirigido por Sally Potter
Aunque la directora británica Sally Potter no se caracteriza por ofrecer relatos fácilmente accesibles, con Ginger & Rosa acontece lo contrario porque lo que se dice o expresa no ofrece dudas o ambigüedades para ser captadas por el público. El importante escollo de este film impregnado de cierto lirismo poético es que no termina por decidir a donde quiere llegar. Por un lado parecería querer ilustrar los fuertes lazos de una amistad femenina; también queda manifestada una intención política reflejando la amenaza de un holocausto nuclear; otro tópico es el modo en que los problemas conyugales pueden manifestarse en los hijos y finalmente intenta explorar el proceso de madurez durante la etapa adolescente. Aunque todos estos temas resultan en principio interesantes, su falta de cohesión hace que el resultado no proporcione la dosis de satisfacción que habría de aguardarse.
El prólogo del relato tiene lugar en 1945 reflejando dos situaciones simultáneas. Por una parte el bombardeo atómico de Estados Unidos sobre Hiroshima; por la otra, en una sala de maternidad de Inglaterra dos mujeres están por dar a luz y experimentando los naturales dolores previos, se dan la mano para confortarse; allí se produce el nacimiento de Ginger y Rosa, los personajes principales de esta historia.
La acción se desplaza hacia 1962 cuando vemos a ambas adolescentes convertidas en íntimas e inseparables amigas tratando de disfrutar lo máximo de esa etapa de sus vidas; a pesar del cariño que las une, responden a personalidades diferentes. Ginger (Elle Fanning) trata de modelar una identidad que la mantenga independiente del hogar al cual pertenece, en donde sus padres (Alessandro Nivola, Christina Hendricks) distan de mantener una buena relación conyugal. El problema mayor que preocupa a Ginger es su obsesión sobre el peligro nuclear que acecha el mundo en momentos en que tiene lugar la crisis de los misiles cubanos y todo induce a suponer un inevitable enfrentamiento de los Estados Unidos y la Unión Soviética; eso la motiva a transformarse en una activista política participando en marchas llevadas a cabo por la Campaña para el Desarme Nuclear. Rosa (Alice Englert), por su parte, es más sencilla y despreocupada; su meta es lograr el amor eterno y a la vez que fuertemente atraída hacia el sexo opuesto, queda seducida por el padre de Ginger, cuya consecuencia precipitará la ruptura de la amistad existente entre las jóvenes.
Aunque la intención de Potter sea la de establecer un paralelismo entre el mundo exterior y la forma en que la amenaza nuclear va modelando la personalidad de Ginger, el guión es bastante difuso como para que el relato gravite emocionalmente. El relato también experimenta problemas con sus afectados diálogos y la incorporación de personajes secundarios poco desarrollados, como la de unos amigos gay (Timothy Spall y Oliver Platt) de Ginger y la presencia de una marcada feminista poeta (Annette Bening).
Conclusión: Ginger & Rosa se valoriza por la estupenda interpretación de Fanning quien al infundir gran intensidad a su personaje logra amplia convicción del mismo; lástima que el film no alcance ese mismo nivel.
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