Carstens se despide del Banco de México con una advertencia sobre la incertidumbre en torno al TLC
Carstens se despide del Banco de México con una advertencia sobre la incertidumbre en torno al TLC
La llegada de Donald Trump a la presidencia de la primera potencia mundial no ha sido, al menos por ahora, la “película de terror” que pronosticó Agustín Carstens poco después de la victoria del magnate republicano. Era diciembre de 2016 y todas las alarmas se dispararon a la vez en México. Once meses después, la economía mexicana crece a buen ritmo, mucho mejor de lo que cabría esperar en el lúgubre final de 2016 e inicio de 2017, y la inflación da señales de haber tocado techo. Pero en el horizonte todavía dibuja importantes retos y el gobernador del Banco de México ha aprovechado su última decisión de tipos de interés al frente del instituto emisor para alertar de los “riesgos” sobre la segunda mayor economía de América Latina. A saber: la “incertidumbre” asociada a la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC), que atraviesa una de sus fases más críticas y que “mantiene en niveles deprimidos la inversión y que posiblemente es una de las causas de la desaceleración del consumo”; y la “volatilidad” aparejada a la reforma fiscal anunciada a bombo y platillo por Trump.
Inflación y salario mínimo
Tras una primera mitad del año marcada por los continuos incrementos en la inflación, que llegó a tocar el 6,7% en agosto –su máximo en 16 años–, en septiembre la gratuidad de algunos servicios tras los terremotos atemperó el aumento de precios. En octubre, según la cifra dada a conocer este jueves por la oficina estadística mexicana (Inegi), éste se quedó en el 6,4%. “En todo caso, ante los diversos riesgos que siguen presentes, la junta estará vigilante para asegurar que se mantenga una postura monetaria prudente, de manera que se fortalezca el anclaje de las expectativas de inflación de mediano y largo plazo y se logre la convergencia de esta a su objetivo”.
El instituto emisor prevé que los precios cierren el año con un incremento del 6,25%, centésima arriba o abajo, lejos del objetivo de entre el 2% y el 4%. Esta “tendencia a la baja” debería acentuarse, según sus cálculos, durante 2018 hasta el converger con la meta del 3%. Los riesgos son, de nuevo, una “evolución desfavorable del proceso de negociación del TLC” que arrastre consigo a la moneda nacional, el peso, y una reacción adversa de los mercados al proceso de normalización de la política monetaria en su vecino del norte.
El Banco de México no observa presiones salariales “significativas” que pudieran presionar la inflación al alza, pero sí advierte de los efectos que tendría un incremento del salario mínimo “desproporcionado respecto de la evolución de la productividad”. Gobierno, empresarios y sindicatos han acordado aumentar el suelo salarial mexicano –el tercero más bajo de América Latina, pese a ser uno de los países más avanzados de la región–, pero todavía no han cuantificado este incremento. La retribución mínima mexicana está hoy en 80 pesos diarios (menos de cuatro euros), una cantidad a todas luces insuficiente para hacer frente a las necesidades más básicas del día a día. La mayoría de académicos insiste en desligar una subida moderada en esta variable del incremento de los precios, pero Carstens y su equipo reiteran los avisos.


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