❌
Improvements
Thank you for your feedback!
Error! Please contact site administrator!
Send
Sending...
×
  • Canadá
  • Latinoamérica
  • Mundo
  • Cine
  • Deportes
  • Sucesos
  • Tecnología
  • Ciencia
  • Salud
  • Especiales
  • Inmigrando a Canadá
    • September 24, 2011 , 09:48pm

    El conflicto israelí palestino

    El conflicto israelí palestino

    Desde muchísimo antes de la era cristiana, jamás árabes y judíos han logrado convivir en paz, no obstante tener algunas raíces culturales comunes, haberse visto obligados a cohabitar en un mismo territorio y compartir algunos rasgos antropométricos y lingüísticos. La religión y la ambición territorial los ha dividido tajantemente, cada uno alegando privilegios sagrados y reglas morales prevalentes y excluyentes originadas en sus libros sagrados o defendiendo derechos materiales preferentes sobre el otro en materia geopolítica. En la era moderna, ha sido una confrontación de nunca acabar que ha comprometido la paz mundial en diversas ocasiones, dadas las guerras pequeñas y medianas que han involucrado a más de una docena de naciones que en solidaridad con el uno o con el otro, se han ido a las armas.

    Pero bien, no vamos a adentrarnos en la penetrante, milenaria y compleja historia de estas dos naciones. Lo cierto de todo esto es que no obstante la decisión de la ONU plasmada en la resolución 181 de 1947 de admitir y autorizar la constitución de dos Estados, solo uno de ellos se organizó bajo el auspicio de las tres grandes potencias de la época y de ahora: Estados Unidos, Francia e Inglaterra, que a pesar del inicial disgusto que le produjo a esta última la terminación del encargo de administrar todo aquel territorio y de haberse abstenido de votar la resolución 181/47, optó por contribuir activamente a su organización político administrativa y socio económica, aportándole –igual que las demás- transferencias valiosas en ciencia y tecnología, cooperación administrativa, recursos financieros, armamento sofisticado y todo el avituallamiento necesario para su establecimiento, crecimiento y defensa.

    Contó igualmente Israel con la ventaja de que un ejército de civiles y militares judíos, dispersos por todo el mundo, que venían laborando en empresas y ejércitos europeos y norteamericanos, se ofrecieron voluntariamente a servirle al Estado en formación, entre quienes se contaban, administradores, químicos, ingenieros, arquitectos, médicos, abogados, contadores, economistas, sociólogos y, en general, científicos, técnicos, humanistas y profesionales experimentados en las diferentes áreas del saber y en estrategias militares.

    En contraste, los Palestinos no contaron con el apoyo efectivo de ninguna potencia en especial, salvo el envío de armas por parte de algunos Estados Socialistas Árabes, de Rusia durante la guerra fría y de la China, que alimentaron durante más de medio siglo las frecuentes confrontaciones. Su población, que había igualmente emigrado en gran medida huyéndole a la guerra, no regresó a apoyar el Estado Palestino que por un largo trecho tuvo que constituirse en la clandestinidad debido no solo a su inestabilidad política sino a las profundas divisiones internas de su pueblo, que aún hoy, lo mantiene polarizado.

    Con estas viejas diferencias internas de los palestinos y un frente de guerra externa con Israel que venía de antaño, Naciones Unidas se vio avocada a intervenir mediante la Resolución 181 del 29 de noviembre de 1947, que aprobó el Plan de Partición de Palestina creando dos Estados, uno judío y otro árabe y una administración internacional para Jerusalén y sus alrededores, con la siguiente distribución: 14.000 km², con 558.000 judíos y 405.000 árabes constituirían el Estado Judío (Israel); y el Estado Árabe (Palestina) de 11.500 km², contaría con 804.000 árabes y 10.000 judíos; el enclave bajo administración internacional (Jerusalén y Belén) estaría integrado por 106.000 árabes y 100.000 judíos. Adicionalmente, la resolución de la ONU dispuso que aquellos dos Estados debieran establecer una unión económica, aduanera y monetaria en la región.

    En ese entonces la ONU la integraban solo 57 naciones, que votaron la resolución 181/1947 de la siguiente manera: 33 votos a favor; 13 votaron en contra; y, 10 se abstuvieron. Tailandia estuvo ausente de la sesión.

    Dentro de las curiosidades de esta votación está la de que, además de todos los países de religión islámica (Afganistán, Arabia Saudita, Egipto, Irán, Irak, Líbano, Pakistán, Siria, Turquía y Yemen) que votaron en contra de la resolución 181, los acompañó un único país latinoamericano de religión cristiana, Cuba, en ese entonces presidida por un seudo-revolucionario de la era neocolonial de gobierno (según Fidel Castro) el médico Ramón Grau San Martín; cortejados en la votación por Grecia (con religión Ortodoxa Griega) y la India (de religión hinduista).

    Cinco Estados comunistas (Bielorrusia, Checoeslovaquia, Polonia, URSS y Ucrania) votaron a favor de la partición; trece de los veinte países del bloque latinoamericano (Bolivia, Brasil, Costa Rica, República Dominicana, Ecuador, Guatemala, Haití, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela) sufragaron igualmente por la aprobación de la partición; ocho del bloque europeo (Bélgica, Dinamarca, Francia, Holanda, Islandia, Luxemburgo, Noruega y Suecia) también lo hicieron a favor de la resolución; dos Estados de Norteamérica (Estados Unidos y Canadá) actuaron en la misma dirección; dos de África (Liberia y Sudáfrica) y tres del sudeste asiático: Australia, Filipinas y Nueva Zelandia, votaron de igual manera.

    Otras curiosidades fueron: i. Seis países del bloque latinoamericano de veinte naciones se abstuvieron de votar: Argentina, Colombia, Chile, El Salvador, Honduras y México, separándose del criterio de los Estados Unidos, mostrando rasgos de independencia y de todos modos dejando constancia de su desacuerdo con la medida; ii. Solo un país de Europa occidental acompañó la abstención, el Reino Unido, probablemente disgustado con la ONU por no haberlo incluido en la Comisión que elaboró el proyecto de resolución, no obstante estar administrando el territorio en conflicto; iii. un solo país comunista de aquella época se abstuvo de votar (Yugoeslavia); iv. China y Etiopía acompañaron igualmente la abstención.

    Lo lamentable es que ninguna de las partes interesadas, Palestina e Israel, estuvieron de acuerdo con los términos de la resolución adoptada: a. los palestinos argumentando que violaba los derechos de la población árabe que en ese momento representaba el 67% de la población total (1.237.000 habitantes) y la mayor parte de la tierra (el 54%, incluyendo el desierto del Néguev, que suponía el 45% de la superficie de todo el país) se adjudicaba al Estado judío, que solo tenía el 33% de la población; y, además dijeron, que no les interesaba el mercado y la economía común en general que proponía el instrumento internacional, lo cual hizo saber insistentemente a la ONU; y, b. Israel tampoco quedó a gusto, pues a pesar de que celebraron el plan para la creación de un estado judío, criticaron la falta de continuidad territorial adjudicada a los judíos ya que estaba dividido en tres zonas separadas por vértices que lo hacían complejo de planificar y de defender militarmente; sin embargo, estratégicamente aceptó el nuevo estatus ante la insistencia de sus aliados de occidente, proclamando su nueva condición el 14 de mayo de 1948 en Tel-Aviv.

    Característica esenciales, entonces, de la Resolución 181/47 fueron: i. no hubo negociación previa, directa o indirecta, entre palestinos e israelís, dirigida a transar diferencias territoriales y a adoptar o no fórmulas de acuerdo sobre manejo económico común en la región; y, ii. se acogió la recomendación mayoritaria de siete naciones, sin interconsulta con las partes; y, iii. se adoptó como imposición de Naciones Unidas a las dos naciones en disputa, el Plan de Partición de Palestina para dos Estados (Palestina e Israel) con algunas pequeñas modificaciones en cuanto a limites; y administración internacional de Jerusalén y lugares sagrados aledaños, propuesto por la mayoría de los comisionados (Canadá, Checoeslovaquia, Guatemala, Holanda, Perú, Suecia, y Uruguay). Los demás países que integraban la comisión de once miembros, actuaron de la siguiente manera: tres de ellos (India, Irán y Yugoslavia) propusieron la creación de un solo Estado que incluyera los dos pueblos y Australia se abstuvo de votar en uno u otro sentido.

    Por todas estas graves fallas de la diplomacia universal la vida de dicho instrumento tenía que ser precaria, como en efecto lo fue: a los seis meses, un día después de la proclamación del Estado Israelí, el 15 de mayo de 1948, iniciaron los palestinos, con el apoyo de los países árabes, la primera guerra entre las dos naciones, como lo había anunciado la Liga Árabe desde el 17 de diciembre de 1947; guerra que concluyó el 24 de febrero de 1949 con el triunfo israelí. De ahí en adelante los conflictos han sido permanentes entre las dos naciones, Palestina con el apoyo Árabe e Israel con el apoyo de occidente.

    Otros obstáculos que surgieron por parte del Reino Unido, administrador de los territorios palestinos donde debía aplicarse la resolución 181/47, fueron: i. se negó a cumplir el mandato de partición de Naciones Unidas, argumentado que era inaceptable para las dos partes implicadas; ii. rechazó compartir la administración de Palestina con las Naciones Unidas durante el periodo de transición recomendado por el plan; y, iii. abandonó Palestina el 15 de mayo de 1948, fecha en que expiraba el mandato británico y un día después de que se leyese la Declaración de Independencia Israelí en el museo de Tel Aviv.

    Lo cierto de todo esto fue, que la primera resolución que se dictó por Naciones Unidas creando dos naciones en territorio palestino administrado por el Reino Unido, había fracasado porque Palestina e Israel no fueron llamados al dialogo previo, siendo que existían en ese entonces y existen todavía, viejas diferencias territoriales que aún no se resuelven, profundas heridas de la guerras entre sí que aún no sanan y antiguas y recientes posiciones ideológicas y religiosas que no son compatibles ni negociables pero si tolerables, en un ámbito de comprensión y respeto mutuo. Hay que saber transigir para dialogar con el antagonista; abrir mente y corazón para entenderlo, sobrellevarlo para resistirlo y soportarlo admitiendo que las diferencias no son un obstáculo sino una oportunidad de poner a prueba la inteligencia; aguantarlo sin herirlo, aceptarlo y consentirlo dispensándole sus errores y faltas; y, finalmente, comprenderlo aún en su iras, irritaciones y arrebatos.

    No se debe repetir la historia de emitir una resolución de naciones unidas para imponer un estatuto de soberanía territorial que no se ha consensuada entre dos partes beligerantes que mantienen diferencias sobre unos mismos espacios geográficos porque eso tarde o temprano estalla como una bomba de tiempo debido a que las diferencias subyacentes tienen efecto implosivo y explosivo, como ocurrió con la resolución 181 de la ONU, que dividió más a la población palestina y ha alimentado una guerra reciente de 64 años con Israel.

    En próximos comentarios miraremos en que han consistido las disputas puntuales, por ahora solo deseábamos contribuir al debate planteado diciendo que Palestina tiene todo el derecho a constituirse en Estado soberano e Israel a subsistir como tal; que si bien aquella nación está en mora de hacerlo -con algo de culpa de sus propios pueblo y autoridades- ello no obsta para que pueda buscarlo hoy y ahora, pero no atropellando principios universales de derecho y derechos de terceros, en este caso de Israel, como lo veremos en otros comentarios; y, finalmente, que somos amigos de los acuerdos inter-partes previos a cualquiera decisión “impositiva”, así provenga de la más respetable organización mundial de naciones, de manera que mi formula integral para solucionar el “impasse” sería: 1° mantener el estatus de Estado observador que tiene en la actualidad Palestina; 2° acordar una resolución de Naciones Unidas que bajo la coordinación de la Secretaria General de la ONU comisione a Estados Unidos, Unión Europea, Rusia y Liga Árabe de propiciar un acuerdo de límites a término fijo de un año entre los dos Estados en disputa; y, 3° de no producirse en este plazo improrrogable el acuerdo deseado, Naciones Unidas retomaría el trámite de la aplicación presentada por la Autoridad Palestina para optar por la declaratoria de “nación con plenos derechos”.

    Comentarios:

    • jotalos@diarioelpopular.com (al periódico)
    • jotalos@gmail.com (al columnista)

    ×

    CATEGORIES

    • Canadá
    • Ciencia
    • Cine
    • Deportes
    • Especiales
    • Espectáculo
    • Hablemos de Cine
    • Inmigración
    • Inmigrando a Canadá
    • Latinoamérica
    • Mundo
    • Salud
    • Sucesos
    • Tecnología
    • Canadá
    • Ciencia
    • Cine
    • Deportes
    • Especiales
    • Espectáculo
    • Hablemos de Cine
    • Inmigración
    • Inmigrando a Canadá
    • Latinoamérica
    • Mundo
    • Salud
    • Sucesos
    • Tecnología
    • Canadá
    • Ciencia
    • Cine
    • Deportes
    • Especiales
    • Espectáculo
    • Hablemos de Cine
    • Inmigración
    • Inmigrando a Canadá
    • Latinoamérica
    • Mundo
    • Salud
    • Sucesos
    • Tecnología
    • Canadá
    • Ciencia
    • Cine
    • Deportes
    • Especiales
    • Espectáculo
    • Hablemos de Cine
    • Inmigración
    • Inmigrando a Canadá
    • Latinoamérica
    • Mundo
    • Salud
    • Sucesos
    • Tecnología
    • Classifieds
    • About us
    • Contact
    • Advertise
    • Simple Promotion
    • Classifieds
    • About us
    • Contact
    • Advertise
    • Simple Promotion
    • Classifieds
    • About us
    • Contact
    • Advertise
    • Simple Promotion
    • Classifieds
    • About us
    • Contact
    • Advertise
    • Simple Promotion
    Powered by Software4publishers.com
    Please write the reason why you are reporting this page:
    Send
    Sending...
    Please register on Clascal system to message this user
    Reset password Return registration form
    Back to Login form