HABLEMOS DE CINE
HABLEMOS DE CINE
Por Jorge Gutman
La destacada realizadora danesa Susanne Bier, cuyo penúltimo trabajo In a Better World mereció el Oscar al mejor film extranjero en 2010, deja a un lado el drama para abordar el género de la comedia romántica. Si bien Love is all you need no responde exactamente al tipo de películas que dentro de esa temática solemos ver en el cine de Hollywood, hay no obstante cierto parecido en cuanto al planteo de situaciones que responden a fórmulas bien conocidas sin que exista mayor innovación al respecto. No es que la película sea mediocre, pero viniendo de esta realizadora uno aguarda un relato de mayor envergadura, sin tantas coincidencias y en donde las situaciones planteadas tenga un mayor viso de credibilidad.
Trine Dyrholm, una excelente actriz danesa que trabajó con Blier en su anterior película, anima a Ida, una peluquera recuperándose con todo éxito de su cáncer al pecho después de su último tratamiento de quimioterapia. Cuando sorpresivamente descubre que su marido Leif (Kim Bodnia) la engaña con una colega (Christiane Schaumburg-Müller), afectada por la situación decide partir para Italia sin él para asistir a la boda de su hija Astrid (Molly Blixt Egelind) con Patrick (Sebastian Jessen) que se realizará en una hermosa villa de Sorrento. Al llegar al aeropuerto, al retroceder el coche que alquiló choca al lujoso automóvil de Philip (Pierce Brosnan), un adinerado hombre de negocios que es viudo; ese primer encuentro poco agradable conducirá a una sorpresa mayor cuando posteriormente ella descubre que Philip es el padre de su futuro yerno. No es necesario anticipar más para explicitar que acontecerá entre ambos. Para cubrir el metraje de casi dos horas, el guión introduce personajes secundarios que agregan ciertos rasgos de interés al relato como por ejemplo la presencia de la cuñada de Patrick (Paprika Steen) en un personaje antipático pero agradable de contemplar, la inesperada llegada de Leif con su nueva pareja, así como ciertas complicaciones que surgen para los jóvenes novios.
Como en todos los filmes de Blier, ella sabe nutrirse de un eficiente elenco y en tal sentido el nivel de actuación es lo mejor de esta producción, donde especialmente Dyrholm se distingue por la muy buena caracterización ofrecida de una mujer que dueña de gran fortaleza siente cierta confusión sobre cómo debe actuar frente a las circunstancias que la vida le plantea. Brosnan como co-protagonista se defiende muy bien y las mejores escenas se logran cuando él aparece sólo con Dyrholm donde sus personajes cambian impresiones sobre los contratiempos atravesados. Por lo demás, Love Is All You Need es demasiado simple en su esquema, donde nada sorprende, casi todo es obvio y predecible y a la postre hay cierta rutina que se apodera del relato afectando la calidad del mismo.
Técnicamente, se aprecia el nivel de producción, destacándose la buena fotografía que capta los hermosos escenarios de la costa italiana.
Conclusión: Un trabajo menor de Susanne Blier que aunque bien filmado, su falta de originalidad no lo hace memorable.
THE ANGELS’ SHARE. Gran Bretaña, 2012. Un film de Ken Loach
En The Angels’ Share el público contempla un sensible film que ratifica el compromiso social que Ken Loach ha asumido a lo largo de su rica filmografía. Aunque sin alcanzar la trascendencia de sus trabajos más importantes, esta cálida comedia permite sintonizar rápidamente con una audiencia dispuesta a disfrutar de un relato que la hace sentir bien, proporcionándole al mismo tiempo un sano entretenimiento.
Las altas tasas de desempleo afligen a muchos países del viejo continente y en este aspecto Gran Bretaña y más específicamente Escocia –donde transcurre la acción- no es la excepción donde muchos jóvenes se ven frustrados por no conseguir trabajo. Tomando este problema como referencia, Loach vuelve a asociarse con su guionista Paul Laverty para ofrecer un relato pleno de encanto y dulces sentimientos. El protagonista es Robbie (Paul Brannigan), un joven volátil y temperamental, con un pasado de delincuencia juvenil y por largo tiempo desempleado. Como consecuencia de la última fechoría cometida logra que un clemente juez en lugar de encarcelarlo le imponga la obligación de cumplir 300 horas de trabajo comunitario; en esa tarea es donde sale al encuentro de Harry (John Henshaw), un afable supervisor y trabajador social que tratará de ayudarlo en el proceso de regeneración. Teniendo en consideración el amor de su novia Leonie (Siobhan Reilly) que lo quiere bien y el reciente nacimiento de su hijito que le hace cobrar la responsabilidad de la paternidad, Robbie se compromete a iniciar una nueva y honesta modalidad de vida.
La suerte parece sonreírle cuando Harry que es aficionado al whisky lo lleva a una destilería rural junto con tres compañeros (William Ruane, Gary Maitland, Jasmin Riggins) del servicio comunitario. Esa visita permite que el muchacho descubra que posee una habilidad especial como catador de dicha bebida alcohólica y de allí en más habrá de involucrarse en un osado plan que le abrirá las puertas al éxito financiero y a una existencia digna y honrada.
Es posible que el final feliz del film se asemeje más a un cuento de hadas que a un relato realista. Pero eso poco importa porque la intención de Loach y de Laverty ha sido ofrecer una historia sencilla con un trasfondo social, que dotada de diálogos jugosos y abundante buen humor permita celebrar los valores de la amistad y la solidaridad, convirtiendo a marginados de la sociedad en sorprendentes triunfadores. A pesar del grave problema de desempleo, el mensaje optimista del film alienta la esperanza de que la fuerza vital de los jóvenes encuentre nuevas sendas para un futuro mejor.
Con un elenco integrado por artistas no profesionales ofreciendo actuaciones naturales y convincentes, Brannigan es un verdadero hallazgo como el antihéroe/héroe de esta historia.
Conclusión: Una pequeña fábula cálida y optimista con una agradable sensación de bienestar.
THE ICEMAN. Estados Unidos, 2012. Un film de Ariel Vromen
Un drama sórdido excelentemente interpretado por Michael Shannon es lo que aborda el novel director Ariel Vromen. El film relata la verídica historia de un personaje siniestro que durante 20 años cometió más de 100 crímenes hasta finalmente ser aprehendido por la policía en 1986.
El criminal en cuestión es Richard Kuklinski, también apodado “Ritchie” (Shannon), cuyo rasgo distintivo es el desdoblamiento de su personalidad como “hombre” y “bestia humana”; así, por un lado asoma el individuo de nobles sentimientos actuando como devoto esposo de Deborah (Wynona Ryder) y buen padre de sus hijas ((McKaley Miller y Megan Sherrill); por el otro, emerge el psicópata sin escrúpulo alguno que mata a sangre fría.
El film relata el desarrollo de su lúgubre actividad donde después de ser despedido como editor de filmes pornográficos llega a vincularse con Roy DeMeo (Ray Liotta), un gangster de la mafiosa familia Gambino, que ha sabido captar la zona lúgubre y oscura de Kuklinski a quien contrata como asesino a sueldo. De allí en más y a espaldas de su señora y sus hijas que ignoran lo que está haciendo, Ritchie comienza una triste carrera criminal trabajando para DeMeo para posteriormente asociarse con Robert Pronge (Chris Evans), otro agente criminal. Al cabo de un tiempo, Kuklinski llega a adquirir triste notoriedad, siendo apodado “The Iceman” por congelar los cadáveres de las personas que liquida para después mutilarlos y desperdigarlos por la ciudad a fin de confundir y despistar a los detectives policiales.
A pesar de que el tema reviste interés, el film flaquea por el tratamiento pedestre que le imprime el realizador; sin mucha imaginación, Vromen se limita a exponer los sucesivos crímenes de Kuklinski donde la violencia gráfica llega a exacerbar el ánimo del espectador al punto de fatigarlo. Con todo, los baches del relato se atenúan por la presencia de Shannon, un actor que expresa magníficamente la dualidad del sicario que le toca animar ofreciendo la frialdad y la carencia de emoción que le exige su rol de brutal e imperturbable asesino; no menos importante es la contribución realizada por Liotta –todo un veterano caracterizando a mafiosos- así como la de Evans y Ryder; en breves apariciones se lucen James Franco como una víctima que ruega a Ritchie que le perdone su vida y Stephen Dorff como el distanciado hermano del criminal.
Conclusión: El nivel de actuación y algunas sólidas escenas es lo que ayuda a levantar parcialmente el nivel de este film frío que no ofrece redención alguna sino más bien una visión oscura de la humanidad.
THE RELUCTANT FUNDAMENTALIST. India-Pakistán-Estados Unidos, 2012. Un film de Mira Nair
Aunque la novela de Mohsin Hamid en que está basado The Reluctant Fundamentalist reúne todos los elementos necesarios para lograr un thriller político de alto vuelo, la insatisfactoria adaptación realizada para la pantalla no logra producir un film de suficiente contenido dramático debido a su estructura parcialmente errática y a un ritmo que se resiente a lo largo de más de dos horas de metraje. La historia de un pakistaní injustamente tratado después de los acontecimientos de Septiembre de 2011 nunca cobra real impacto.
La acción que tiene lugar en Lahore comienza en momentos en que se produce el secuestro de un profesor americano (Gary Richardson); inmediatamente vemos al joven pakistaní Changez Khan (Riz Ahmed) que acepta encontrarse con el periodista Bobby Lincoln (Liev Schreiber) dentro de un clima decididamente tenso. A través de flashbacks Khan le relata la historia de su vida en los Estados Unidos donde después de haberse graduado exitosamente en Princeton, logra ser reclutado por un importante hombre de finanzas (Kiefer Sutherland) que se convierte en su mentor y hace que llegue a ocupar un cargo de gran importancia en Wall Street. Así, la gloria y fortuna le están sonriendo e incluso logra cautivar el corazón de Erica (Kate Hudson), una bella artista fotógrafa que es sobrina de su jefe. Todo cambia radicalmente después del 11 de septiembre cuando equivocadamente arrestado e intensamente interrogado por las autoridades, se convierte en chivo emisario al ser percibido como un posible enemigo del país; por si eso fuese poco, Erica también termina rechazándolo.
Aunque la directora Mira Nair refleja el latente racismo y la poca responsabilidad asumida por una sociedad materialista y prejuiciosa donde todos los árabes o quienes son dueños de una piel oscura caen bajo la sospecha de posibles terroristas, lo que se expone resulta esquemático sin que la emoción llegue a aflorar. De allí en más la transformación de Changez en activista político adoptando la causa del fundamentalismo musulmán nunca llega a cobrar vida, así como tampoco llega a convencer el personaje de Lincoln como un encubierto operador de la CIA disfrazado de periodista. Finalmente, el paralelismo que el relato intenta describir entre la rapacidad del mundo financiero de Wall Street con las acciones adoptadas por el fundamentalismo musulmán está expuesto con poca convicción.
Ahmed que aparece en la mayor parte del film se desempeña muy bien en el rol protagónico a pesar de la debilidad del guión. Los otros personajes resultan un tanto estereotipados en tanto que el vínculo sentimental entre Changez y Erica aparece desdibujado sin química alguna.
Conclusión: Un film que aunque bien intencionado no logra que los importantes temas considerados alcancen el nivel de profundidad requerido.
THE HUNT. Dinamarca, 2012. Un film de Thomas Vinterberg
Mads Mikkelsen realiza una estupenda labor y merecidamente obtuvo el año pasado en Cannes el premio a la mejor interpretación masculina por su participación en The Hunt del realizador danés Thomas Vinterberg. Con todo este drama psicológico escrito por el realizador junto a Tobías Lindholm no llega a satisfacer plenamente por su poco convincente premisa inicial.
El tema de la pedofilia es importante y ha sido tratado por el cine en más de una oportunidad, pero aquí no reviste el tratamiento que corresponde simplemente porque ese desgraciado mal no llega a manifestarse en lo que se está narrando. La trama se desarrolla en una pequeña comunidad de Dinamarca donde Lucas (Mikkelsen) se desempeña como maestro de un jardín de infantes. Este educador de intachable reputación, mantiene una buena relación con los niños de su clase; sin embargo, todo se trastabilla cuando en un momento determinado Klara (Annika Wederkopp), una niñita que es hija de Theo (Thomas Bo Larsen), el mejor amigo de Lucas, hace creer a Grethe, la directora del establecimiento (Susse Wold) que el maestro le exhibió su órgano viril. En lugar de reunir elementos que prueben la acusación infantil y partiendo del criterio de que “los niños nunca mienten” y que deben ser protegidos, la escuela acepta sin hesitar las declaraciones de la pequeña haciéndola aparecer como la inocente víctima de su desvergonzado maestro. De allí en más la historia alcanza proporciones desatinadas tratando de mostrar los mecanismos perversos del pueblo para castigar y hundir por completo a un hombre inocente sin que exista una evidencia concreta de su culpa; para peor, y a pesar de que la pequeña niega posteriormente lo que en su momento manifestó, nada ayudará para restablecer el buen nombre de Lucas.
Lo que se aprecia es más bien una telenovela bien filmada sobre cacería de brujas antes que un film que trate seriamente un asunto tan grave como lo es la incitación sexual infantil. La nota de gracia de este film es Mikkelsen quien provee calidez a la vez que un sentimiento de genuina devastación al personaje que le toca caracterizar.
Conclusión: Un relato que se deja ver aunque lo que se narra resulte inverosímil.
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