HABLEMOS DE CINE
HABLEMOS DE CINE
Por Jorge Gutman
Joss Whedon quien fue el realizador del extraordinario éxito de boletería que el año pasado constituyó el film de superhéroes The Avengers, quiso demostrar que también es capaz de abordar un tema literario y/o intelectual como es el caso de esta nueva versión cinematográfica de Much Ado About Nothing (Mucho ruido ypocas nueces).
Se trata de una de las contadas obras en que el inmortal Shakespeare deja de lado el drama para abordar la comedia y si bien su contenido es en general leve y risueño, la nota distintiva de esta versión, que puede ser discutible, es haber traspasado su acción de la época en que fue escrita a la actual.
No es la primera vez que las piezas de Shakespeare han sido reubicadas en otros períodos, pero guardando consistencia con el comportamiento, convenciones, costumbres, vestuario y otros elementos que forman parte de la vida cotidiana del lugar y momento en que la acción se desarrolla. Esto no ocurre con la presente versión moderna que se contempla en esta película. Impecablemente filmada en blanco y negro, vemos a sus personajes luciendo los atuendos de la moda actual, guardando correlación con el escenario donde transcurren los acontecimientos donde no están ausentes los automóviles, teléfonos inteligentes, computadoras, etc. Sin embargo, los diálogos y las formas de actuación de sus personajes resultan extraños cuando unos a otros se dirigen utilizando términos como “my lord”, “my lady”, y otros parecidos extraídos del lenguaje isabelino; si bien, los mismos eran naturales cuando Shakespeare concibió esta pieza, nadie los utilizaría hoy día en una conversación corriente.
Al margen del comentario precedente, Whedon mantuvo lo esencial de la trama shakesperiana. Ubicando su acción en un elegante suburbio de un lugar no especificado, Leonato (Clark Gregg) recibe en su casa la visita de su amigo Pedro (Reed Diamond) y dos de sus oficiales, Benedick (Alexis Denisof) y Claudio (Fran Kranz). Mientras Claudio se enamora en forma fulminante de Hero (Jillian Morgese), la dulce hija de Leonato, Benedick –soltero y enemigo empedernido del matrimonio-intercambia ácidos dardos con Beatrice (Amy Acker) que es la prima de Hero y en donde ninguno de los dos son capaces de admitir la mutua atracción que sienten. Cuando Claudio y Hero están por casarse, Don John (Sean Maher), el malévolo hermano de Leonato, trama una intriga calumniando a Hero como una chica infiel a su novio: esto motiva a que Claudio la humille y abandone en el preciso instante de celebrarse la boda. Pero como no se trata de una tragedia sino de una comedia todo quedará resuelto satisfactoriamente con el triunfo del amor romántico, no solo para Claudio y Hero sino también para Benedick y Beatrice.
La presente versión filmada en un período récord de 12 días adquiere en algunas instancias un tono caricaturesco con los actores desempeñándose de acuerdo al mismo. En líneas generales uno asiste a una comedia cómica narrada con gracia que apela ocasionalmente al humor americano del “slapstick”.
Conclusión: Aunque esta versión no pasará a la historia, el resultado es un film grato de ver, especialmente para el espectador no demasiado puritano con Shakespeare y siempre que prescinda de las inconsistencias de épocas señaladas al principio de esta nota.
DIRTY WARS. Estados Unidos, 2013. Un film de Richard Rowlyey
Un sólido drama es lo que ofrece Richard Rowley en el documental Dirty Wars cuyo titulo refleja cabalmente el nefasto juego de las guerras frías que se generan cuando el celo de la seguridad de los Estados Unidos hace que la política exterior diseñada para atacar el terrorismo se convierta en una desmesurada invasión que avasalla los derechos humanos. Esa es la conclusión a la que se llega después de haber contemplado este film basado en las investigaciones realizadas por el periodista Jeremy Scahill quien junto con David Riker son los responsables del guión de este descarnado retrato.
¿Actúa el gobierno de la actual administración americana en forma demasiado protectora al tratar de salvaguardar la vida de sus conciudadanos? Este documental responde afirmativamente a dicha pregunta a través de la visión de Scahill. Este periodista estuvo muy involucrado en la región del Medio Oeste después de lo acontecido en Septiembre de 2001 y en sus primeras imágenes Dirty Wars refleja la investigación por él realizada en Afganistán; allí, y más precisamente en Gardez, revela un ataque encubierto de los Estados Unidos que tuvo lugar en febrero de 2010 y produjo la muerte de cinco personas civiles, de las cuales tres de ellas eran mujeres y de las mismas dos estaban embarazadas. Esa salvaje incursión fue realizada por orden del Joint Special Operations Command (JSOC), un comando de operaciones especiales conjunto que es auspiciado por el actual gobierno estadounidense y que en esa oportunidad actuó bajo la sospecha de que había una reunión de talibanes preparando a un mártir suicida, cuando en realidad se trató de una reunión familiar celebrando el nacimiento de un niño. Uno de los habitantes que logró salvarse relata cómo los soldados americanos extrajeron con sus cuchillos las balas de los cadáveres antes de sepultarlos. Según Scahill el JSOC registra en su haber más de 1500 incursiones encubiertas de similar naturaleza.
Cuestionando una vez más la legalidad de los Estados Unidos en este tipo de intervenciones, Scahill también denuncia las actividades del JSOC en Yemen y Somalia para posteriormente considerar su participación en el caso de Anwar al-Awlaki, un musulmán americano que en principio se pronunció contra el terrorismo y que finalmente se unió al grupo terrorista Al Qaeda; aunque sus actividades criminales nunca llegaron a probarse, él fue ejecutado sin juicio alguno. Incluso más discutible y aberrante fue que su hijo de 16 años también fue asesinado previendo que pudiera actuar en el futuro contra los intereses de los Estados Unidos.
La narración del film está a cargo de Scahill quien de hecho se convierte en su protagonista y la labor de Rowley como realizador es la de permitir que el mensaje del periodista con la documentación proporcionada llegue al espectador sin crear sensacionalismo alguno a pesar del impacto de las revelaciones ofrecidas.
Conclusión: Después de haber presenciado este perturbador pero ilustrativo documental queda la triste sensación de que la guerra contra el terror no tiene final y que por el contrario, a través de los argumentos que aquí son expuestos, parecería que el mundo en que vivimos se ha convertido en un verdadero y eternal campo de batalla.
BLANCANIEVES. España, 2012. Un film escrito y dirigido por Pablo Berger
Probablemente inspirado estéticamente por el resonante éxito crítico y de público obtenido por The Artist, el realizador español Pablo Berger resolvió adoptar para su versión de Blancanieves el criterio similar de rodar en blanco y negro y en forma muda. El resultado es un tanto discutible porque mientras que el film de Michel Hazanavicius se basa en una historia que se presta magníficamente a ese estilo, aquí el mismo no llega a ser apreciado dramáticamente. Con todo, lo que cuenta verdaderamente es el clima atmosférico que la excelente fotografía brinda al relato así como la buena actuación de su elenco, especialmente el femenino.
Berger ubica su relato en la década del 20 en la ciudad de Sevilla dentro de un ambiente taurino donde no falta el flamenco, sus entusiastas bailarines y obviamente los toreros. Dentro de ese marco, la Blancanieves de los hermanos Grimm es aquí Carmencita (Sofía Oria de pequeña y Macarena Garcia de adulta), la niñita que quedó huérfana de madre (Inma Cuesta) a su nacimiento y cuyo padre Antonio (Daniel Giménez Cacho), torero de profesión, ha quedado paralizado por las heridas recibidas por un toro. Mientras que la pequeña es criada por su abuela (Ángela Molina), su padre se casa con su enfermera Encarna (Maribel Verdu). Cuando su abuela muere, ella pasa a vivir con su madrastra que la odia al punto de solicitar a su chofer para que la mate. Carmen logra escapar y en su huida después de haberse golpeado la cabeza, pierde su memoria y es rescatada por un grupo de enanos toreadores que contribuyen a que Carmen, adoptando el nombre de Blancanieves, logre convertirse en valerosa torera, habiendo aprendido de su padre las lecciones básicas de esta profesión.
Con mínimos diálogos ayudados por tarjetas sobreimpresas, Berger logra que el film adquiera el carácter de una fábula de sugestiva belleza respaldada por la fotografía de Kiko de la Rica ya mencionada, así como también por la encantadora música de Alfonso de Villalonga y las inobjetables actuaciones de Molina, Garcia y sobre todo la de Verdú en una caricaturesca composición de la malvada y odiosa harpía del relato.
THE KINGS OF SUMMER. Estados Unidos, 2013. Un film de Jordan Vogt-Roberts
Este film se agrega a la lista de los que abordan el proceso de madurez durante el período crítico de la adolescencia así como el deseo de independencia y libertad que anima a los jóvenes que atraviesan dicha etapa. En parte basado en sus memorias de infancia transcurrida en Staten Island de Nueva York, el guionista Chris Galleta ha escrito una historia que aunque ciertamente improbable y con algunos clisés de por medio ha permitido a que el realizador Jordan Vogt-Roberts lograse un film que irradia simpatía.
El relato introduce a Joe Toy (Nick Robinson) un adolescente de 15 años viviendo en Ohio, quien es huérfano de madre y mantiene una difícil relación con su padre (Nick Offerman), dueño de cierto autoritarismo. Cansado de obedecerlo ciegamente, al término del período escolar Joe concibe la idea de construir durante el verano una casa en una zona boscosa que se encuentra cerca de donde habita para vivir por su cuenta. Para ello invita a su amigo Patrick (Gabriel Basso) de su misma edad, quien se siente un tanto asfixiado por sus padres (Megan Mullally, Marck Evan Jacson) que lo protegen con exceso, a participar de la aventura; a ellos se les unirá Biaggio (Moises Arias), un excéntrico muchacho que tiene sus razones particulares para asociarse al proyecto de la casa propia.
Todo lo que antecede puede resultar descabellado pero para disfrutar del film es necesario dejarse llevar por esta fantasía en donde Joe es el arquitecto del proyecto, los materiales para la construcción son obtenidos a través de la madera del bosque o bien apropiándose de otros sitios cercanos de construcción y la alimentación es financiada con ahorros personales y pequeños hurtos de productos alimenticios sustraídos de sus respectivos hogares. Para matizar la historia se encuentra la presencia femenina en la persona de Kelly (Erin Moriarty), una compañera de escuela de quien Joe se siente atraído aunque ella prefiera a Patrick. La situación alcanza un momento de inquietud cuando los padres de los respectivos jóvenes se encuentran preocupados por la ausencia de sus hijos e ignoran su paradero; de todos modos, la intención del realizador no ha sido la de crear un relato de tensión dramática sino de ofrecer a cambio una historia amable provista de algunos momentos risueños en donde sus personajes tratan de aprender el sentido de la responsabilidad en la etapa adulta de la vida y qué es lo que implica la aspiración de una libertad plena.
Dentro de las características descriptas el film no llega a alcanzar gran profundidad en la medida que la aventura propuesta resulta incompleta; de todos modos, su visión es apreciable por cuanto describe la frustración de la adolescencia y la vocación de alcanzar madurez con sencillez y completa naturalidad.
Conclusión: Un film de modestos alcances pero meritorio por su espontaneidad y frescura, realización bien lograda, chispeantes diálogos y por las actuaciones de un grupo de actores que aunque no muy conocidos han satisfecho ampliamente los requerimientos demandados por sus personajes.
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