HABLEMOS DE CINE
HABLEMOS DE CINE
Por Jorge Gutman
Alfonso Cuarón, que alcanzó notoriedad internacional con su cuarto largometraje Y tu Mamá También (2001), ha desarrollado una excelente carrera a nivel internacional para culminar este año con la magnífica realización de Gravity. Teniendo en cuenta que uno de los sueños infantiles de Cuarón era llegar a ser director de cine así como astronauta, puede afirmarse que al menos como excelente cineasta consiguió en parte satisfacer su deseo de explorador espacial al realizar uno de los más espectaculares filmes que se haya hecho sobre este género. Desde su primera hasta su última escena este drama de suspenso sumerge al espectador en un cautivante viaje rodeado de misterios y de gran seducción.
Muchas veces se ha hablado cómo la magnificencia del despliegue visual es utilizada para compensar el contenido no muy sustancioso de un film. Decididamente, éste no es el caso; aquí los efectos especiales están al servicio de un relato reforzando su magnetismo. La película filmada en 3D también sirve para demostrar como en ciertos casos, tal como en el presente, este formato adquiere verdadera relevancia en la historia de supervivencia que plantea su argumento.
Aunque en principio, uno asociaría lo que aquí acontece con la ciencia ficción, podría también vincularlo con un accidente espacial acontecido en la época actual. La historia escrita por el realizador junto con su hijo Jonas se centra en el periplo espacial del astronauta Matt Kowalsky (George Clooney) acompañado de la investigadora médica Ryan Stone (Sandra Bullock) en su primera experiencia cósmica, orbitando alrededor de nuestro planeta a 600 kilómetros de altura. Cuando ambos abandonan la nave espacial para arreglar un problema técnico se produce un grave accidente provocado por la destrucción de un satélite ruso, con la consecuencia de que ambos viajeros quedan varados en el espacio. Todo ese deslumbrante pero aterrador vacío sembrado por la incertidumbre sobre cómo resolver la angustiante situación frente a la nave dañada y al oxígeno que va siendo consumido sin la posibilidad de volver a ser suplido, genera un abrumador suspenso que Cuarón sabe mantener combinando los aspectos humanos de sus dos personajes con el alucinante, realista y dramático escenario en que se desarrollan los hechos.
Además de constituir un eficiente relato sobre el caso límite de aislamiento y soledad física a que seres humanos pueden quedar expuestos, el mérito del film es que, no obstante la naturaleza claustrofóbica del mismo, logra atrapar al público de manera inusual. Si la realización es un prodigio de imaginación, no menos puede señalarse en materia interpretativa donde sus únicos dos actores dentro del interior de sus escafandras van transmitiendo intensamente la sensación de soledad en que se encuentran; tanto Clooney como Bullock -que sobrelleva la mayor parte del relato- están impecables y logran concitar permanentemente la atención del público.
Finalmente, cabe mencionar la excelencia técnica de esta película tanto en lo que se refiere a la fotografía y su iluminación (Emmanuel Lubezki), así como a la música (Steven Price) y los diseños de producción (Andy Nicholson).
Conclusión: Un film de notable calidad, además de ser espectacular y de excelente entretenimiento
PARKLAND. Estados Unidos, 2013. Un film escrito y dirigido por Peter Landesman
Mucho se ha publicado y comentado sobre el dramático asesinato del presidente John F. Kennedy e incluso Oliver Stone ya había realizado JFK en 1991. Teniendo en cuenta que en pocas semanas más se cumplirá el cincuentenario de su desaparición, el novel director Peter Landesman creyó apropiado volver a referirse al hecho desde un ángulo diferente para centrar su atención en algunos ciudadanos corrientes que en forma involuntaria estuvieron involucrados en la repercusión de los hechos. En todo caso, el resultado de Parkland, nombre del hospital donde fue conducido el mortalmente herido mandatario, es insatisfactorio por cuanto lo que se contempla carece de dramatismo frente al excesivo número de personajes considerados y que, salvo raras excepciones, poco o nada agregan al desarrollo de esta tragedia.
En una adaptación no muy lograda del libro Four Days In November de Vincent Bugliosi, el guión de Landesman comienza en la mañana del fatídico viernes 22 de noviembre de 1963, horas antes de la llegada a Dallas del presidente. Gradualmente se toma contacto con algunos de los personajes que desempeñarían un importante rol con las insospechadas y extraordinarias circunstancias que se habrían de producir.
Los primeros minutos son prometedores de una historia que aunque muy conocida podría brindarnos matices anecdóticos interesantes. Así, una vez que los disparos han alcanzado a JFK y es transportado inmediatamente a Parkland resulta de interés observar el caos que se vive en el hospital donde los jóvenes residentes médicos (Zac Efron, Colin Hanks), con el apoyo de la jefa de enfermeras (Marcia Gay Harden), hacen lo imposible por revivir al moribundo presidente sin lograrlo. De allí en más, el auxilio religioso prestado por el Padre Oscar Huber (Jackie Earle Haley), el dolor de Jackie Kennedy (Kat Steffens) cuando se impone que su marido ya no está más, la asunción del vicepresidente Johnson como nuevo Jefe de Estado, y el traslado de los restos del malogrado mandatario a la capital de la nación, son aspectos que no aportan nada nuevo a lo ya conocido, salvo el hecho de la disputa producida entre las autoridades locales que insistían en hacer una autopsia al presidente y las autoridades federales que se opusieron a que se demorara el transporte de los restos a Washington.
Entre algunos de los pocos personajes que ofrecen cierta resonancia al anémico relato figuran Abraham Zapruder (Paul Giamatti), un comerciante local y gran admirador de JFK quien logró filmar con su cámara de 8 mm. el avance de la caravana presidencial en los instantes que precedieron al asesinato así como el acto en sí mismo; James P. Hosty (Ron Livingston), el agente del FBI que no procedió eficientemente para investigar al criminal días antes de haber cometido el magnicidio; y Robert Oswald (James Badge Dale), quien como hermano del asesino alcanza a infundir el patetismo de la vergüenza que debe afrontar socialmente aunque él sea totalmente inocente de la tragedia. Lo que antecede resultaría de mayor interés si estos tres personajes mencionados hubiesen sido objeto de un tratamiento más profundo.
En el nivel de actuación ampliamente se destacan Giamatti y Badge Dale. El resto del elenco se desempeña con corrección incluyendo a Billy Bob Thornton como el jefe del Servicio Secreto de Dallas.
Conclusión: El film se deja ver pero ciertamente es fallido porque más allá de una superficial revista a una docena de personajes que fueron testigos de los acontecimientos no llega a conmover ni tampoco incorpora elementos sobre la famosa controversia de si el asesino actuó solo o tuvo cómplices.
ENOUGH SAID. Estados Unidos, 2013. Un film escrito y dirigido por Nicole Holofcener
Más allá de los valores intrínsecos de Enough Said hay una razón especial que podrá atraer el interés del público; se trata de uno de los dos filmes que James Gandolfini, el inolvidable intérprete del mafioso Tony Soprano, dejara hecho antes de su inesperada muerte acaecida en junio pasado. Pero entrando de lleno al film en sí mismo se puede afirmar que se trata de una comedia romántica muy especial que conquista por su ingenioso diálogo, interpretaciones genuinas donde la directora Nicole Holofcener aborda un tema serio de resonancia universal sobre cómo gente divorciada se desenvuelve frente a una nueva relación de pareja.
Eva es una masajista de 50 años de edad (Julia Louis Dreifus) viviendo en Los Ángeles y que se ha mantenido divorciada durante una década. Manteniendo cordiales relaciones con su ex cónyuge, que por su parte ha reanudado su vida casándose nuevamente, ella atraviesa una situación un poco traumática al saber que su hija adolescente con quien vive, pronto dejará el hogar para seguir sus estudios universitarios en Nueva York. En una fiesta Eva se relaciona con Marianne (Catherine Keener), una poeta de edad similar y curiosamente también divorciada desde hace 4 años y con una hija adolescente a su cargo. En la misma reunión social Eva conoce a Albert (Gandolfini), un archivista de televisión divorciado, donde en principio nadie apostaría a que pudiera surgir un vínculo sentimental entre ellos; sin embargo, la naturaleza afable, serena y campechana de este gordo bonachón hace que Eva se sienta interesada por él al descubrir su inherente ternura y buenos sentimientos. Simultáneamente Marianne recurre a los servicios de Eva como masajista y con el continuado trato se convierte en su amiga y confidente: así llega a saber que estuvo casada con un hombre poco agradable y de estilo vulgar. Es mejor no anticipar más sobre lo que acontece después, salvo señalar que el conflicto central de esta historia gira en el vínculo existente entre Marianne, Eva y Albert.
He aquí un buen ejemplo de una historia íntima y agridulce, narrada con máxima delicadeza, escrita de manera impecable, donde al final de su exposición ofrece bastante material para discutir entre amigos; entre otros tópicos, se encuentra la complicación que puede presentarse cuando gente divorciada intenta abordar una nueva relación sentimental tratando de ofrecer una imagen diferente de su personalidad para no repetir los errores cometidos en el pasado. En todo caso, a través de un sano humor, el relato es muy convincente al ilustrar la vulnerabilidad humana, las erróneas percepciones donde un hombre odiado por una persona bien puede ser amado por otro ser diferente, y muy especialmente reflejando la necesidad imperiosa de lograr una conexión humana, porque la soledad no es una buena opción o buena consejera.
Dentro de su homogéneo elenco se destacan Gandolfini en uno de los mejores papeles de su carrera y Louis-Dreyfus a través de un personaje que transmite sus dudas e inseguridades debido a las cicatrices dejadas por un matrimonio fracasado.
Conclusión: Un film cálido y humano dirigido a una audiencia adulta que sabrá identificarse con las fobias, virtudes, defectos y manías que experimentan sus falibles personajes.
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