HABLEMOS DE CINE
HABLEMOS DE CINE
Por Jorge Gutman
Internándose en un terreno inusual, Jim Jarmush ofrece un relato romántico de una atípica pareja de vampiros humanos. El realizador, que por primera vez filma una película en forma digital, insufla a su relato con música y cierto contenido poético, aunque sin dejar de lado los clichés propios del género.
Los amantes sobrevivientes que dan título al film son dos vampiros que viven en diferentes lugares del planeta pero que a pesar del espacio geográfico que los separa el amor permanece intacto entre ellos. Adam (Tom Hiddleston) es un músico rockero en estado depresivo y sin gran motivación que reside en una gótica casa de la decaída ciudad de Detroit; este sujeto parece evidenciar cierto cansancio por una inmortalidad no del todo deseada después de haber vivido largamente durante varios siglos. Completamente retraído del mundo exterior por despreciar a la sociedad en que vive, su contacto con humanos lo realiza a través de dos personas; una de ellas es el Dr. Watson (Jeffrey Wright) quien le suministra la sangre obtenida del hospital local donde trabaja, de modo que Adam no necesita atacar a la gente para poder alimentarse; el otro humano es Ian (Anton Yelchin), un músico colega que le provee guitarras y/o balas en el caso que opte suicidarse. Eve (Tilda Swinton), la esposa de Adam, habita en Tánger y responde a un carácter totalmente opuesto al suyo por cuanto disfruta plenamente de su existencia y sus inclinaciones intelectuales le permiten gozar en las conversaciones literarias mantenidas con el centenario poeta vampiro Christopher Marlowe (John Hurt) quien parece haber sido el autor de las obras de Shakespeare.
El reencuentro del matrimonio se produce cuando Eve en una conversación de video que mantiene con su marido lo nota desesperanzado; es así que ella vuela de inmediato a Detroit para tratar de estimularlo sobre las cosas lindas que la vida puede seguir ofreciéndoles a pesar de estar rodeados de zombies, tal como ellos denominan a los humanos a quienes califican de estúpidos. El romántico encuentro de estas dos almas gemelas se ve alterado con la llegada inesperada de Ada (Mia Wasikowska), la rebelde e irascible hermana menor de Eve, quien perturba la intimidad de los enamorados. Si bien el tono de comedia melancólica está bien logrado, la última parte del relato con su dramático desenlace resulta deslucida.
Argumentalmente, la historia es relativamente endeble y lánguida sin que pase mucho en su desarrollo como para suscitar intriga o gran emoción; sin embargo lo que trasciende en este film es la buena interpretación central de Hiddlestone y Swinton quienes dentro de las características especiales impuestas por el relato transmiten adecuadamente los sentimientos que animan a sus personajes. Contrastando el nihilismo de Adam con la luminosidad de Eve, ambos intérpretes dotan a sus personajes una apreciable melancolía. Además de un humor irónico -característico de las películas de Jarmush- el film se nutre de referencias relacionadas con la ciencia, literatura, danza y otras ramas de la cultura que se acoplan adecuadamente al mismo.
Visualmente elegante, la fotografía de Yorick le Saux crea la atmósfera necesaria funcional a la trama donde, entre otros elementos, queda resaltada la desolada visión nocturna de Detroit. Finalmente Jarmush, que antes que cineasta fue músico, otorga especial atención a la banda sonora, sobre todo porque la música juega en este film un rol importante; para ello contó con la participación de Jozef van Wissem y Sqürl, incluyendo tanto música clásica como así también melodías de carácter popular matizada por las canciones de Wanda Jackson, Denise la Salle o bien la ofrecida por la excelente cantante libanesa Yasmine Hamdam.
Conclusión: Una ensoñadora historia de vampiros un tanto desnivelada que conformará a los cinéfilos adictos al cine de Jarmush
THE RAILWAY MAN. Australia-Gran Bretaña, 2013. Un film de Jonathan Teplitzky
El tema de la Segunda Guerra Mundial ya visto en innumerables películas es considerado nuevamente en The Railway Man tomando como referencia el drama real vivido por Eriic Lomax como integrante de las fuerzas armadas británicas en el continente asiático durante ese dramático período. El realizador Jonathan Teplitzky se inspiró en dichos acontecimientos narrando una historia de perdón y reconciliación en un relato que aunque bien intencionado nunca logra cundir emocionalmente como debiera.
El realizador se basó en el libro autobiográfico que Lomax publicó en 1995 y que adaptado por los guionistas Frank Cottrell Boyce y Andy Paterson comienza en 1983 cuando Eric (Colin Firth) se encuentra viajando en un tren escocés y conoce a la bonita Patti (Nicole Kidman); de inmediato queda establecida una simpatía recíproca que conduce al romance y posterior casamiento. Poco tiempo después de la boda, y sin que nada lo presagiara, Lomax demuestra signos del profundo trauma que lo embarga a través de dramáticas pesadillas que le reviven el drama vivido durante el conflicto bélico cuando en 1942 es apresado en Singapur como prisionero de guerra por parte del ejército japonés. De esta manera, el comienzo romántico del relato cede lugar a una historia de horrendas alucinaciones sufridas por Eric quien explícitamente se niega a hablar sobre el tema con su esposa. Patti, en su intento de ayudarlo, recurre a Finlay (Stellan Skarsgard), un amigo de Eric que corrió su misma suerte, quien le hace saber lo que realmente aconteció durante el cautiverio de su esposo.
A través de flashbacks quedan reflejados el vía crucis de Lomax (interpretado de joven por Jeremy Irvine) quien como experto en trenes fue forzado a trabajar en Tailandia en la construcción de la línea ferroviaria que uniría a ese país con Birmania; como consecuencia de haber fabricado una secreta radio receptora de información, Lomax es sometido a las más execrables torturas por parte de Nagase (Tanroh Ishida), un joven oficial nipón. Esa dolorosa experiencia marca el futuro de su existencia al tener que convivir en forma traumática con los fantasmas del pasado. Lo sorprendente es que al finalizar la guerra el criminal logra escapar sin ser castigado y volviendo al presente se lo ve a Nagase (ahora interpretado por Hiroyuki Sanada) trabajando como guía turístico en los mismos campos donde los prisioneros estuvieron internados y torturados. Cuando Lomax llega a ubicarlo y lo confronta con el propósito de vengarse por haberle arruinado la vida, surge entonces una actitud de increíble generosidad de su parte perdonando a ese sádico inhumano.
Si bien lo que el film quiere reflejar es la conducta de un individuo sufrido que a través de un acto de catarsis trata de expulsar definitivamente los demonios que lo agobian, la narración de Teplitzky impide comprender el comportamiento psicológico de quien fue espantosamente tratado. Pero lo más objetable del relato es que no crea el clima necesario como para que el espectador pueda aceptar con convicción el lazo de comunicación que se entabla entre la víctima y su antiguo verdugo, a pesar de tratarse de una historia verídica. Aunque el film reúne todos los elementos como para desarrollar un relato potente capaz de emocionar, la errática dirección impide que adquiera la fuerza necesaria para que uno se involucre de lleno en lo que está sucediendo, a pesar de la efectividad de Firth así como de Irvine en la caracterización de Lomax. La participación de Kidman es secundaria y la relación de su personaje con el de su marido no alcanza a tener especial relevancia.
Conclusión: Una triste historia que aunque verdadera carece de la fuerza necesaria para llegar a conmover
VIAGEM A PORTUGAL. Portugal, 2011. Un film escrito y dirigido por Sergio Tréfaut
Este film pertinente en la época en que se vive, donde los prejuicios pueden conducir a lamentables errores, es lo que se aprecia en el primer trabajo de ficción del director brasileño Sergio Tréfaut. He aquí una historia basada en un hecho acontecido y que por la forma en que está relatada casi se asemejaría más a un documental.
Como es sabido, todo pasajero que debe desplazarse fuera del país en que habita al llegar al lugar de destino debe cumplir con los requisitos exigidos por la policía de migración; si en teoría el trámite es sencillo, suele ocurrir que en determinadas circunstancias el viajero pueda ser interrogado y sujeto a demoras. Esta última situación es la que tiene lugar en el relato de Tréfaut quien se refiere al caso de María Itaki, una doctora ucraniana procedente de Kiev (María de Medeiros) que viaja a Portugal para reencontrarse con su marido senegalés (Makena Diop). Al llegar al aeropuerto de Faro, es objeto de un tratamiento diferente al de los otros pasajeros cuando la inspectora de migración (Isabel Ruth) le efectúa ciertas preguntas a la que su interlocutora encuentra dificultad en responder en gran parte debido a que no domina la lengua portuguesa; la ayuda de intérpretes no facilita la situación y a medida que transcurren los minutos María va siendo objeto de sospecha sobre las verdaderas intenciones que la han traído al país.
La primera parte del film, presentada ambiguamente como para que el espectador pudiera en parte justificar la actitud de las autoridades pertinentes, crea una situación tensa como asimismo alimenta la duda sobre la veracidad de las respuestas de María. Sin falsos artificios, Tréfaut conduce el relato de manera hábil como para que gradualmente entren a gravitar otros elementos donde queda claro que no existe ninguna intención turbia que llevó a María viajar a Portugal sino el legítimo deseo de reencontrarse con su marido.
En la medida que el sistema burocrático sigue su curso la situación se torna más insostenible para la visitante como consecuencia del ejercicio discrecional del poder ejercido por la oficina de migración al ampararse en el cumplimiento de las disposiciones legales. Es ahí donde el relato va ilustrando sin manipuleo alguno cómo las percepciones equivocadas de la inspectora que conduce el asunto producen situaciones lamentables que terminan violando los derechos humanos de María.
Tanto de Medeiros como la mujer cuya intimidad es invadida así como Ruth que aunque está cumpliendo con sus funciones sabe que en realidad se excede en las mismas, ofrecen completa naturalidad al posesionarse por completo de sus respectivos roles; en un papel secundario se distingue también Diop con el gesto de dignidad que exhibe en una interesante escena donde interroga a los funcionarios de migración.
Conclusión: Un film denso y de sobria realización que denuncia a quienes en el ejercicio de sus funciones ejercen un poder abusivo que conspira contra el respeto y la dignidad humana.
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