De Adicto a ADICTO

De Adicto a ADICTO

Por Ernesto Salayandia García

   060

Celebro éste 17 de Mayo, mis primeros 15 años limpio, libre de drogas y de sufrimiento, viví un verdadero infierno a consecuencia de mis delirios de persecución, mis delirios visuales y adictivos, mi mente enferma intoxicada, anestesiada que me robó el sano juicio, lo perdí todo, la droga me robó absolutamente todo y a la fecha, no he visto a nadie que le gane. Muchas mañanas, mañanas enteras, las perdía recorriendo toda la ciudad en busca de la morfina sintética, de una farmacia a otra y con muy poca suerte debido a que es un medicamento controlado que escasea mucho y tiene una gran demanda, por las noches, a cualquier hora iba a la casa del pucher a comprar el polvo, la maldita cocaína que generaba en mi mis loqueras, visiones y me hacía oír voces y música diabólica, mi recámara completamente desordenada, con vasos medios llenos, medios vacíos, con los ceniceros atascados de colillas, ropa sucia por todos lados, como papel de baño, platos sucios de comida y un apeste a muerto, ahí me refugiaba en mi mar de conmiseración, perdiendo el tiempo tirando a la borda salud, dinero y echando por el caño del escusado mi dignidad e imagen.

Un mar de incongruencias

En estas fechas de calor intenso de fuertes temperaturas, me sentaba frente a la chimenea y la prendía a todo lo que daba, llena de troncos, colocaba a mi Bebo, un hermoso perro salchicha negro y a un lado, mi vodka y mi perico de cocaína, a veces me fumaba un puro Montecristo del número 5 y mientras el fuego se consumía, yo pasaba horas enteras echando leños, y hasta ropa de mi mujer y cosas mías; eran tardes, días y noches de loquera, de mucha soledad y de un intenso dolor en el pecho, un vacío espiritual enorme, totalmente ausente de mí y no podía parar, entre más consumía, más quería, estaba en una zona de confort, en la rutina diaria, hundido en depresión, justificando mis tragedias, sin darme cuenta que la vida se estaba extinguiendo, yo estaba muerto en muchos sentidos y cada día moría más en otras cosas, era, una muerte lenta y segura, cruel, unas veces lloraba cada vez qué empezaba a inhalar cocaína, porque sabía que en días enteros no iba a poder parar, que me tenía que atascar hasta quedar como idiota, propiamente congelado sin poder moverme, sin poder hablar, claro, sin dormir, ni comer, anestesiado en todos los sentidos…

060, llamado de emergencia

Me encontré un buen amigo, colega, periodista y servidor público a quien conozco de hace muchos años y me dio mucho gusto verlo. Juntos empezamos a recordar cuando él se desempeñaba como titular de comunicación social de Seguridad Municipal. Recordamos las veces que él fue a mi casa y yo le decía, en mis loqueras, en mi paranoia, por dónde se habían ido los supuestos atacantes que habían entrado, él, sorprendido de mis juicios, permanecía callado, mientras le mostraba el talco abundante que yo desparramaba en la alfombra para comprobar que alguien entraba y dejaba sus huellas. Fueron noches interminables, infernales de mucho dolor, la loquera en todo su apogeo. Por las noches, atascado de cocaína, obsesionado por mi celotipia, posesionado de mis miedos, le daba rienda suelta a la imaginación, echaba a andar la película ante el más mínimo detalle, como el hecho de haberme encontrado algunos casetes grabados con música rara, con voces feas y un tanto satánicas, o los mensajes que dejaban en mí máquina de escribir, sé que hubo mano negra, sé que esa mano que mecía la cuna, le echaba más gasolina a mi paranoia, sé quién lo hacía y bastaba entonces el más mínimo indicador y yo marcaba de inmediato el 060, las patrullas llegaban rapidísimo, y entraban a mi casa, yo vuelto loco, enojado les señalaba las huellas que dejaban, las marcas en la pared por donde se trepaban, les decía, por ahí se fueron, de arriba en la parte de las recámaras hacia las puertas por dónde se tira la ropa sucia al cuarto de lavado, les señalaba las pisadas, las marcas de los tacones, de igual manera, como embarraban excremento en la pared.

Fondo tras fondo y no entendía

Cuando la policía municipal comenzó a ignorarme y ya no tenía respuesta a mis llamadas al 060, me llené de ira, de frustración y redacté un comunicado que hice público en los dos periódicos de Chihuahua, denunciando que alguien quería matarme y haciendo responsable de lo que me sucediera al alcalde, en ese entonces el Doctor Gustavo Ramos Becerra, a quien públicamente lo involucré en mis delirios, en mis locuras y que ahora, públicamente le pido de favor, acepte una formal disculpa. Sufrí por mi adicción, me volví loco buscando semen y pelos por todos lados, muestras que nunca pude comprobar de que mi mujer me engañaba, lo perdí todo, todo, mi dignidad, mis valores, mi familia, mi trabajo, mi sentido de la vida, todo se me fue de las manos, mi programa en la radio, yo amaba la radio, me fascinaba salir al aire, proyectar cosas nuevas. Estaba muerto en vida, atrapado sin salida. Hoy comprendo que mi enfermedad es muy cruel, que desgraciadamente tuve que tocar fondos, como el ridiculizarme al quemar los ductos de los aires, o al llamar a personal de la Procuraduría de Justicia del Estado, a inspectores de la municipal y a oficiales y a colegas como Carlos González y Hugo Valles que estaba en comunicación Social en la Procuraduría, esos fondos, hoy no me avergüenzan, vergüenza me daría andar por las mismas ramas, repitiendo patrones de conducta y trasmitiendo miseria espiritual.

Solo el que va cargando el muerto, sabe lo que pesa

Viví la vida que yo elegí, fui débil ante la droga, no tuve la firmeza ni la fortaleza de decir no, no tuve valores, me falté al respeto y así me fue. Hoy, solo por hoy, estoy vivo, recordando esas imágenes de mis celos enfermizos, esas actitudes, quemando ropa sentado frente a la chimenea prendida a todo lo que daba, tomando mi vodka y escuchando la misma canción, una y otra vez, hoy veo como me hundí en depresión y los fondos que tuve que experimentar, hoy veo la negación y la soberbia, veo de dónde vengo. Yo soy una víctima más de éstamaldita enfermedad perversa del alma. Desgraciadamente, un adicto como yo, se aferra a la soberbia y únicamente los fondos, son los que logran la derrota, aceptación y que uno se rinda, pues yo ni con esos fondos de locura, delirios de persecución y todo ese cuadro de incongruencias, no quise comprender la magnitud de mí enfermedad y toqué más y más fondos, junto con mi esposa y mi familia, los fondos son compartidos.- Hasta dónde?, hasta donde tú quieras.-

Una enfermedad, por demás cruel

He visto diluirse infinidad de matrimonios a causa del alcoholismo y la neurosis, noviazgos que terminan como enemigos, empresarios que quedan en la ruina y ricos que como buenos magos desaparecen grandes fortunas, soy testigo, de cómo, infinidad de niños, adictos y adictas, se prostituyen al mejor postor a cambio de droga o de dinero para comprar sustancia, la violencia doméstica, los embarazos en niñas entre 13 y 16 años, los suicidios, la muerte de jóvenes en accidentes de tránsito, algunos de los asesinatos, los robos en todas sus características, la deserción escolar y todo el daño a la sociedad, como las depresiones, la ira reprimida y la neurosis extrema, tienen en su haber la enfermedad del alcoholismo y las drogas, la enfermedad en sí, es sumamente compleja, cruel, ingrata, agresiva, progresiva y no es solo un problema de alcohol y drogas, es mucho más que eso.- Gracias por leerme y más por escribirme, los comentarios son un regalo.- ernestosalayandia@gmail.com Sigue mi huella www.canal28.tv todos los miércoles a las 14:30 horas tiempo de Chihuahua, Chihuahua México, jueves y sábado a las 11 de la mañana, en Chihuahua, por Cablemas canal 170 @teo_luna Búscame en Facebook.- 614 4 10 01 58. Visita mi página crisiscreces.com