HABLEMOS DE CINE
HABLEMOS DE CINE
Por Jorge Gutman
Teniendo en consideración que Cómo entrenar a tu dragón (2010) constituyó un notable éxito de público y de crítica, no es sorprendente que los estudios Dream Works hayan decidido ofrecer una secuela a la historia inspirada en la serie de libros del mismo nombre de la escritora británica Cressida Cowell. Tanto la adaptación efectuada por Dean DeBlois como su eficaz realización hacen de esta continuación un buen film de animación que además de entretener y maravillar por sus logros técnicos, remite un mensaje pacifista para el público joven.
La acción se desarrolla cinco años después de la historia original en el mismo lugar, la ficticia isla de Berk, donde vikingos y dragones han logrado una perfecta integración conviviendo en armonía. Stoic (voz de Gerard Butler), jefe de la tribu, aspira a que su hijo Hiccup (voz de Jay Baruchel) que ya ha dejado de ser adolescente, lo reemplace asumiendo el liderazgo; sin embargo, tal como se lo hace notar a su noviecita Astrid (America Ferrera), el joven no se encuentra aún preparado y prefiere avizorar nuevos horizontes volando en el lomo de su fiel dragón Toothless. En uno de sus viajes sale al encuentro de Eret (voz de Kit Harrington), un pirata mercenario que trabaja para Drago Bludvist (voz de Djimon Hounsou); éste se ocupa de atrapar dragones para formar un ejército encabezado por el salvaje dragón Alfa quien es capaz de manipular a los más pequeños de su especie. Frente al peligro inminente, Stoic y Hiccup deciden enfrentar al enemigo aunque utilizando diferentes estrategias; mientras que el primero decide pasar al enfrentamiento armado, Hiccup prefiere utilizar la diplomacia de la persuasión, aunque en última instancia esta tentativa resultará infructuosa.
Simultáneamente, Hiccup encuentra a Valka (voz de Cate Blanchett) quien resulta ser su madre que había abandonado el hogar cuando él era aún bebé y que lo hizo porque no estaba de acuerdo con el espíritu guerrero de Stoic. El emotivo encuentro permite que el joven llegue a descubrir la gruta secreta donde Valka ha vivido durante 20 años cuidando y protegiendo a dragones a los cuales ha aprendido a quererlos como también interiorizándose de los hábitos y costumbres de estos animales para mejor comprenderlos.
A medida que transcurre la historia va adquiriendo un carácter sombrío por lo que la misma está destinada más para adolescentes y adultos que para niños; de todos modos, ese hecho no afecta la esencia del film donde hay varios aspectos que se desprenden del mismo. Así queda reflejado el sentido de familia a través de los profundos lazos afectivos que vinculan a los personajes humanos; a su vez, cuando el drama golpea a la puerta y Hiccup se ve forzado a convertirse en jefe de la aldea, el cálido homenaje que le rinde a su padre llega a cundir en el ánimo del espectador. No menos importante es la comunicación entre humanos y animales, donde especies diferentes pueden llegar a crear sólidos lazos afectivos. Al propio tiempo, queda claro que en la lucha entablada entre las fuerzas del bien (Hiccup) y las del mal (Drago) la ambición del poder ilimitado sólo puede conducir a la destrucción.
Dejando de lado su contenido, es loable la atención a los más mínimos detalles formales que DeBlois tuvo en consideración para lograr lo que se propuso; para ello contó con la valiosa colaboración de Pierre-Olivier Vincent en los diseños de producción. Digno de destacar es el modo en que la animación de los dragones permite que adquieran una especial personalidad como si se trataran de perros u otros animales domésticos con quienes se puede interrelacionar; asimismo es admirable los rasgos de los personajes humanos donde pareciera que fueran caracterizados por actores en vivo. Los efectos visuales constituyen otro de los factores que embellecen al film donde entre algunas de las maravillas que la vista alcanza a vislumbrar figura la del santuario de los dragones cuidados por Valka. Finalmente, en lo que concierne a la música se destaca aquí una balada céltica (Where No One Goes) entonada en dúo por Valka y Stoick que aporta notable calidez celebrando el encuentro entre estos dos personajes.
Conclusión: Una muy satisfactoria continuación de la franquicia dragoniana que al igual que en su primera parte sigue brindando un enorme placer gracias al excelente equipo de producción y a una historia muy bien urdida.
THE FAULT IN OUR STARS. Estados Unidos, 2014. Un film de Josh Boone
Basado en la exitosa novela homónima de John Green, The Fault in Our Stars es un cautivante drama romántico de adolescentes padeciendo de cáncer que cautiva y llega hondamente al corazón a través de una historia narrada con máxima sutileza.
Hazel Lancaster (Shailene Woodley) es una chica de 16 años viviendo en Indiana quien por espacio de varios años ha sobrellevado un cáncer de pulmón y que a través de algunas remisiones y portando permanentemente un respirador de oxígeno para su desplazamiento le ha permitido seguir viviendo; de naturaleza introvertida y con un ánimo un tanto depresivo está rodeada del profundo amor que sus padres (Laura Dern, Sam Trammell) le prodigan, instándola a que asista a las reuniones de un grupo de apoyo. Allí conoce a Augustus (Ansel Elgort), un encantador muchacho que sufre de osteosarcoma, un cáncer óseo que motivó a que le fuese amputada una pierna eliminando a la vez sus aspiraciones deportivas de beisbolista en la escuela secundaria. A partir de allí comienza una cálida relación amistosa en donde el inquebrantable optimismo de Augustus logra el milagro de que Hazel sonría y que se sienta acompañada por alguien de su misma edad con quien puede compartir experiencias similares; en la medida que ambos son perfectamente conscientes de su fragilidad, tratan de vivir el día a día con plenitud, evitando pensar que la muerte les está acechando. Después de que ella intercambia con Augustus la lectura de una novela que trata sobre la forma de lidiar con la enfermedad y las expectativas de vida, ambos alientan la esperanza de viajar juntos a Ámsterdam donde vive el autor Peter van Houten (Willem Dafoe) para entrevistarlo y obtener de él algunas respuestas no dadas en su libro.
Con mesura y tratando en la medida de lo posible de no desbordar en el sentimentalismo que el tema engendra, el realizador Josh Boone describe cómo la relación de estos jóvenes se transforma naturalmente en genuino amor, a pesar de que en un principio Hazel prefiere seguir manteniendo esa bella amistad por temor a que ella muera pronto y llegue herir a su amigo; cuando finalmente concretan el viaje a la capital de Holanda, -impulsada por la emoción que siente al visitar la casa en que vivió Anna Frank- espontáneamente besa con profunda ternura a Augustus comenzando así un capítulo nuevo para esta pareja de enamorados.
Como esta historia es relatada desde la perspectiva de Hazel con la voz en off, desde el comienzo se sabe que la misma no tendrá final feliz; en consecuencia, y a pesar de que el público vislumbra con anticipación su dramático desenlace, el relato evita en casi todo su desarrollo el tono depresivo para sazonarlo en muchas situaciones con auténtico humor a la vez que resalta con notable humanidad cómo el amor de estos jóvenes puede insuflar la expectativa de disfrutar plenamente cada uno de los momentos que comparten.
Las extraordinarias caracterizaciones constituyen uno de los mayores méritos de este film reforzadas por la excepcional participación de dos estupendos actores que se sumergen de lleno en la piel de sus personajes. Woodley, que ya se había revelado como una interesante actriz en The Descendants (2010), demuestra poseer toda la gama de recursos dramáticos para que su Hazel resulte tan creíblemente natural. No menos importante es la contribución del novel actor Egot quien con su carismática personalidad e irreductible simpatía conquista de inmediato al público a la vez que es capaz de crear una química de tal envergadura con Woodley que constituye un verdadero placer verlos interactuar. En un rol de apoyo, Dern se distingue como la devota madre que hace lo imposible por contentar a su hija a la vez que disimula su pena frente a ella con una tierna sonrisa de comprensión y cariño.
Aunque en apariencia este film podría considerarse como una “love story” de adolescentes del siglo XXI aquejados de un mal terminal, este relato evita los estereotipos que suelen predominar en este tipo de género gracias a un excelente guión (Scott Neustadter, Michael H. Weber) agraciado de ingeniosos diálogos y a un sensible director que permite a sus actores brindar la máxima autenticidad en sus respectivos roles.
Conclusión: Una hermosa película abordando un dramático tópico con suma delicadeza que se encuentra fortalecida por un buen elenco encabezado por dos excepcionales jóvenes intérpretes.
EDGE OF TOMORROW. Estados Unidos, 2014. Un film de Doug Liman
Adoptando como referencia la novela gráfica All You Need Is Kill de Hiroshi Sakurazaka, el director Doug Liman ofrece un relato de acción dentro del género de ciencia ficción que entretiene lo suficientemente para todo aquel espectador que esté dispuesto a dejar a un lado su mente y simplemente dejarse llevar por las improbables situaciones del relato motivadas por una invasión alienígena que invade el planeta Tierra.
La acción que se desarrolla en un futuro no muy lejano comienza cuando el publicista americano William Cage (Tom Cruise) devenido militar con el rango de mayor se encuentra en Londres recibiendo instrucciones de un general británico (Brendan Gleeson) para intervenir con las fuerzas aliadas en la lucha contra los Mimics; se trata de extraterrestres que ocupan una parte de la tierra incluyendo a Europa con la intención de destruirla. Como William no ha tenido experiencia en la materia porque jamás ha combatido no desea participar, pero su negativa motiva a que sea degradado y obligado como simple soldado a participar en la gran batalla que se habrá de librar en Normandía contra el enemigo exterminador. Al poco tiempo este antihéroe cobarde termina derrotado y muerto en el campo de lucha.
De allí en más el guión se vale del recurso ya visto en otros filmes (Groundhog Day) donde la acción retrocede al comienzo para ver a William revivido y enfrentando nuevamente al general, aunque en esta oportunidad con la experiencia de saber qué es lo que le ha acontecido en su último día de vida anterior; a eso se debe agregar que nuevamente pasará por los momentos del combate, con el mismo desenlace mortal, dando lugar a un ciclo de vida, muerte y resurrección, que se va repitiendo continuadamente. A través de cada uno de sus nuevos capítulos de vida, William entra en contacto con la heroína soldado Rita Vrataski (Emily Blunt) que gracias a las victorias logradas en el pasado atravesando un fenómeno similar, recibe de ella valiosa información y juntos serán capaces de salvar a la humanidad de los demoledores extraterrestres.
Aunque el material ofrecido no deja mucho margen para la reflexión, con todo es posible inferir algunas conclusiones; si el ser humano tuviese oportunidad de volver a vivir y manejar convenientemente el transcurso del tiempo, estaría alertado para no cometer errores pasados y estar mejor preparado para afrontar los inconvenientes futuros; eso es precisamente lo que acontece con William, donde a medida que va reviviendo después de cada muerte, está mejor preparado para enfrentar a las fuerzas que se le oponen, conocer sus estrategias y llegar a vencerlas.
Más allá de esta experiencia singular, lo que brinda interés a este thriller es la forma en que Liman ha encarado las repeticiones sin que esa circunstancia se vuelva monótona para el espectador; eso se debe en parte a que este relato, conciso y bien narrado dentro de sus limitaciones, se revela lo suficientemente ingenioso al introducir giros inesperados en cada una de las mencionadas secuencias, así como por el sorprendente humor sarcástico ofrecido en diversos gags del relato permitiendo de este modo que el público asista a algo más que lo que el tradicional espectáculo de acción suele ofrecer.
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