INMIGRANDO A CANADA
INMIGRANDO A CANADA
Por Vilma Filici
filici@filici.com
TORONTO. Esta columna está escrita a propósito de dos personas que la semana pasada hicieron comentarios sin fundamento acerca de mis columnas sobre el tema de inmigración. No lo hago con el fin de defenderme ya que sólo lo haría si creyera que estas personas están en lo correcto. Lo hago con el fin de, como lo vengo haciendo por más de 20 años en periódicos, radio y televisión, informar a la comunidad sobre los temas migratorios canadienses.
Uno de estos señores termina su comentario diciendo: “Este artículo tiene cierto tufillo a complejo de víctima, como es habitual”.
Nada podría estar más alejado de la realidad. Los artículos están diseñados justamente para evitar que las personas se conviertan en víctimas por falta de conocimientos de la ley y sus procedimientos. En mis más de treinta años de trabajo en el área de inmigración me ha tocado ver cómo errores cometidos por falta de conocimientos han causado daños irreparables, como por ejemplo la separación de familias, el ser deportado a un país donde la persona está en peligro, o gastar una pequeña fortuna en un proceso que desde el inicio está destinado a fallar, en muchas instancias incluso sin tener la opción de hacer algún tipo de apelación.
La otra persona dice en un correo: “Nuestras comunidad hispana enfrenta día a día muchas situaciones estresante y no merece este tipo de artículos negativos que están basados en especulación y fuentes de investigación deficientes. Chismear con un abogado en la peluquería no es una buena fuente para escribir un artículo. Por favor tenga en cuenta que nosotros no queremos crear falsas expectativas ni ansiedad en nuestra comunidad hispano canadiense. Nuestro gobierno tiene la última decisión, el sistema político canadiense está hecho para nosotros y debe trabajar para nosotros, sino fuera así lo podemos cambiar. Respetuosamente le voy a pedir que piense en un buen tema y se tome el tiempo para buscar buenos documentos y fuentes que respalden su artículo la próxima vez. Escriba sobre algo que puede contribuir a la ignorancia de muchos de los miembros de nuestra comunidad hispana, en lugar de utilizar la ignorancia que algunos de ellos tienen, para aumentar el miedo y la preocupación sobre temas que aún no están decididos”.
Nuevamente, la idea de la columna no es la de crear ansiedad en la comunidad hispanoparlante ni mucho menos generarles falsas expectativas con respecto a lo que se puede y lo que no se puede hacer en casos de inmigración. Hay muchas instancias en que las personas piensan que porque la ley le permite a cualquier persona llevar a cabo un trámite, es aconsejable llevarlo a cabo.
Un ejemplo muy claro son los casos que se presentan por razones humanitarias. A pesar de que cualquier persona puede hacer un trámite bajo esta categoría, la realidad es que el promedio de aceptación es muy bajo y en muchas instancias no es recomendable hacerlo porque la persona no tiene buenas posibilidades de ser aceptada y lo más probable es que sea rechazada y deportada. Para mi es importante que los interesados conozcan esta información y que no malgasten su dinero.
Esto me lleva a otro punto importante. Entre otras funciones que desarrollo, soy Consultora de Inmigración, y consultar y procesar casos es mi trabajo, y mi trabajo es el sustento para mí y mi familia. En este sentido, lo más provechoso para mí sería que la gente no conociera la realidad de cómo funcionan los procesos de inmigración, ya que hablando claramente, procesar casos que no tienen mérito me llenaría los bolsillos de dinero.
Lamentablemente hay muchas personas en mi rubro que trabajan de esta manera, por lo que precisamente parte de la razón de ser de esta columna es evitar que miembros vulnerables de la comunidad sean “victimizados”. La información es poder.
En términos de información, me gustaría aclarar que si bien existe una página web del Departamento de Inmigración (www.cic.gc.ca), la información que se encuentra en esa página es muy básica ya que está diseñada para la gente común. Sería muy irresponsable de parte de cualquier profesional en el área de inmigración trabajar sólo con esta página, y también sería muy irresponsable de parte de cualquier columnista escribir basado sólo en esa página.
La base de todas las leyes comienza con La Constitución Nacional y La Carta de Derechos y Responsabilidades del Ciudadano, y por ende cualquier ley que atente contra la Constitución, cómo lo es el quitarle la ciudadanía a personas nacidas en Canadá sin importar quien sea la persona, es ilegal y en algún momento será abolida por las Cortes.
En el área de inmigración trabajamos fundamentalmente con El Acta de Inmigración y Protección al Refugiado y con Los Reglamentos de Inmigración y Protección al Refugiado. También trabajamos con los Manuales de Procedimiento y con precedentes legales que continuamente son dados por las Cortes y cambian la interpretación de las leyes.
También, en mi caso particular, soy profesora de leyes en uno de los colegios post secundarios más prestigiosos del país y preparo a consultores, paralegales y agentes de cortes y tribunales. En mis clases leo publicaciones escritas por algunas de las mentes más brillantes en el tema de Inmigración y Derechos Humanos para justamente estar bien informada y no sólo darle el mejor consejo a mis clientes sino que también preparar a excelentes profesionales en el área de Inmigración y Derechos Humanos.
El comentario de haberme encontrado con un abogado amigo en la peluquería y haber hablado acerca de lo que está pasando con el programa “Express Entry” de ninguna manera fue un reflejo de la base de mi investigación. Ese comentario era simplemente una anécdota acerca de la frustración que sentimos todos los que practicamos leyes de inmigración ante una política inmigratoria excluyente y muy poco transparente que afecta a algunas comunidades más que a otras.
Cada semana recibo comentarios de todo tipo sobre mi columna. Algunos no tienen ningún fundamento, como los dos que menciono en esta columna, otros contienen elementos dignos de considerar, y la mayoría son comentarios positivos de personas que estuvieron a punto de cometer errores y después de leer una de las columnas cambiaron el rumbo de sus procesos. También obviamente recibo muchísimos comentarios de personas que piensan que las columnas son definitivamente de mucha ayuda a la comunidad.
Pero nuestra comunidad es diversa, y es triste ver que haya personas que permitan que sus inclinaciones políticas los cieguen a la realidad que estamos viviendo como comunidades inmigrantes. Por mi parte, continuaré escribiendo las columnas y les daré el tono negativo cuando el tema lo amerite, así como también felicitaré a quien haya que felicitar cuando haya una buena noticia.
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