HABLEMOS DE CINE
HABLEMOS DE CINE
Por Jorge Gutman
Una vez más el Festival Internacional de Cine de Toronto (TIFF) que finalizó el 20 de septiembre su cuadragésima edición confirmó su considerable poder de convocatoria de la industria cinematográfica mundial, incluyendo las celebridades –directores, actrices y actores- transitando por la alfombra roja, como así también el sólido apoyo recibido del público asistente a través de la variedad y riqueza de sus diferentes secciones.
He aquí los premios más importantes de 2015. Aunque el TIFF no es competitivo este año incorporó el programa denominado Platform que tiene como propósito destacar las obras de recientes prestigiosos directores que pertenecerán a la próxima generación de los más influyentes maestros de cine arte del mundo. De los 12 títulos seleccionados, el jurado integrado por Agnieszka Holland, Jia Zhang-ke y Claire Denis destacó como el mejor a Hurt (Canadá) de Alan Zweig.
El Premio del Público (People’s Choice Award) al mejor film de ficción adjudicado por los espectadores fue para Room (Irlanda-Canadá) de Lenny Abrahamson y como mejor documental a Winter on Fire: Ukraine’s Fight For Freedom (Ucrania-Estados Unidos-Gran Bretaña) de Evgeny Afineevsky.
El Premio a la Mejor Película Canadiense fue para Close Monster de Stephen Dunn, en tanto que Sleeping Giant de Andrew Cividino fue considerada como la mejor ópera prima de Canadá.
El Premio de la FIPRESCI de la sección Special Presentation lo obtuvo Desierto (México) de Jonás Cuaron y el de la sección Discovery correspondió a Eva Nová (Eslovaquia) de Marko Skop.
A continuación se ofrece un comentario sobre algunos filmes destacables que he tenido ocasión de ver.
Después de su penúltimo buen film Essential Killing (2010), el renombrado director Jerzy Skolimowski retorna con admirable energía en 11 Minutes (Polonia); su ágil cámara la ubica en Varsovia, teniendo como uno de los escenarios centrales un suntuoso hotel de esa ciudad. A la manera de un rompecabezas, el guión del director apunta la atención a varios personajes no necesariamente vinculados; entre ellos se ve a una recién casada actriz que tiene una cita en una de las habitaciones del hotel con un productor americano que se siente atraído por ella, su celoso marido que desesperadamente trata de encontrarla; también se aprecia a una pareja que contempla un video porno en otra de las habitaciones del establecimiento, un vendedor ambulante de hot-dogs recién salido de prisión, otro vendedor de drogas, un equipo de paramédicos y un grupo de monjas. Todo ese alocado universo urbano navegando en forma laberíntica queda satisfactoriamente ilustrado en una muy cuidadosa realización, donde la violencia, incesante inseguridad, los mecanismos de vigilancia y la vulnerabilidad de la gente podrían ser un reflejo de los coletazos que el mundo vive después del trágico 11 de septiembre. Con un magnífico y deslumbrante desenlace visual, los hilos del relato quedan adecuadamente ensamblados.
Charlie Kaufman nuevamente ratifica su gran poder de imaginación en Anomalisa (Estados Unidos), un encantador relato animado donde se aplica la técnica del stop-motion. Con la colaboración como director de Duke Johnson, Kaufman relata en su guión las tribulaciones de Michael Stone (David Thewlis), un conferencista motivacional y escritor que vive en Los Ángeles con su mujer e hijo y llega a Cincinnati para ofrecer una conferencia en el tema de su especialidad. Frente a una vida sin mucha trascendencia, después de haberse registrado en el hotel llama a una mujer que había abandonado 10 años atrás; ese reencuentro se frustra cuando ella descubre que Michael solamente pretende obtener sus favores sexuales. La situación se torna más favorable para Michael al conocer a Lisa (Jennifer Jason Leigh), una chica que se aloja en el mismo hotel y que manifiesta gran admiración por él después de haber leído un libro suyo; a la postre, surge entre ambos una improbable relación amorosa que deviene anómala. A diferencia de otros filmes animados, el presente es exclusivamente para adultos donde no faltan escenas de sexo así como un interesante análisis enfocando satíricamente aspectos tales como el vacío existencial, la dificultosa comunicación humana, la soledad y la insignificancia de la vida que experimenta Michael. Muy bueno es el apoyo que prestan a las voces de las marionetas Thewlis y Jason Leigh como así también Tom Noonan para el resto de los personajes existentes.
En su segundo film como director y coguionista Jonás Cuarón ofrece un potente thriller que adquiere características de western. El punto de partida de Desierto (México) es el de varios mexicanos que intentan atravesar la frontera para llegar ilegalmente a los Estados Unidos. Si bien ese tema ya ha sido tratado en numerosos filmes, aquí la historia adquiere matices diferentes. Moisés (Gael García Bernal) es uno de los que participan en esta arriesgada aventura actuando como líder protector del grupo. Al cruzar la frontera y llegar a un vasto desierto de Texas, sus integrantes deben cuidar de no exponerse a los funcionarios americanos bajo riesgo de ser detenidos e inmediatamente repatriados. El conflicto del drama se presenta cuando Sam (Jeffrey Dean Morgan), un individuo americano mentalmente desequilibrado, viajando en su coche con la compañía de su leal perro asesino, encuentra un raro placer matando a toda persona extraña de quien sospecha como indocumentada; para ello se vale del fusil que porta consigo y de la ayuda brindada por el animal para detectar y atacar a las víctimas. Lentamente y dentro de un clima de máxima tensión, Sam va logrando su objetivo asesinando progresivamente a casi todos los integrantes del grupo hasta que se produce el momento del decisivo enfrentamiento de Moisés con el criminal. Con los dos personajes centrales muy bien caracterizados, Cuarón somete al espectador a un perturbador viaje emocional donde el grupo humano de referencia se siente atrapado en una inmensa región desértica afrontando el odio incubado por un despiadado y salvaje asesino racista para quien la vida de una persona carece de valor alguno. La fotografía de Damián García adquiere importancia capital captando la soledad del panorama en que transcurre la acción.
Una película intrigante y que mantiene constante interés es El Apóstata (España-Francia-Uruguay) del director uruguayo Federico Veiroj. El tema gira en torno de Gonzalo, un joven estudiante madrileño próximo a concluir sus estudios de filosofía quien vive una temprana crisis existencial. Tratando de desembarazarse de las presiones y expectativas que su familia aguarda de él, quiere lograr su propia identidad renunciando a la fe religiosa impuesta por sus padres. En su intención de apostatar, desea que su nombre sea eliminado de los registros de bautismo que la iglesia católica conserva en sus archivos. Las considerables frustraciones que Álvaro experimenta frente a las vallas interpuestas por la institución eclesiástica y la forma en que su decisión influye en la conducta que mantiene con el medio que le rodea, originan un relato entre realista y de fantasía que Veiroj ha sabido muy bien equilibrar en una fábula de gran contenido humano. En el rol protagónico se luce Álvaro Ogalla reflejando con convicción la vulnerabilidad emocional de una persona que siente la necesidad imperiosa de remover su tempestuoso pasado. En papeles de apoyo, igualmente se destacan Juan Calot, Kaiet Rodríguez, Bárbara Lennie, Marta Larralde y Vicky Peña.
Uno de los filmes más esperados en Toronto, sobre todo por haber obtenido el Premio a la Mejor Dirección en el reciente Festival de Venecia, ha sido El Clan (Argentina-España)del renombrado cineasta Pablo Trapero. La expectativa ha sido ampliamente satisfecha porque el film no solamente adopta el carácter de un apasionante thriller sino que también expone la miseria humana de la dictadura militar que gobernó a los argentinos desde 1976 hasta 1983. El relato que cuenta con un excelente guión escrito por el realizador narra la sórdida historia real de los Puccio, una familia de clase media viviendo en una zona residencial del Gran Buenos Aires e integrada por Arquímedes, su esposa Epifania y los cinco hijos del matrimonio. Aunque gozando del respeto de los vecinos del barrio, nadie podía sospechar que Arquímedes (Guillermo Francella) quien durante el régimen militar mantenía estrechos contactos con altos funcionarios de la SIDE (Secretaría de Inteligencia del Estado) podía aprovechar de esas relaciones para lograr ser “protegido” en caso de necesidad. Así desde 1982, en las postrimerías del despótico régimen militar, hasta 1985, en los albores de la democracia, el jefe de familia con la ayuda de Alex (Peter Lanzani), su hijo mayor que se destacaba como un excelente jugador de rugby, logró que éste le proporcionara una lista de la gente acaudalada que conocía a fin de seleccionar sus víctimas para secuestrarlas, pedir posteriormente altas sumas de rescate a sus familiares y después de haberlas obtenido, proceder a matarlas para evitar cualquier tipo de identificación. Cuando finalmente, los crímenes llegan a ser descubiertos, Arquímedes intenta recurrir a sus influyentes conocidos para tratar de aparecer como inocente. En esta lamentable historia delictiva donde la realidad supera ampliamente a la ficción, Trapero ofrece un film de contenido y denuncia social donde la alta calidad de su realización -con el apoyo de dos grandes actores como Francella y Lanzani- permite que su narración mantenga un ritmo de gran fluidez y resulte sumamente entretenida. Una vez más se confirma que un proyecto artístico de ninguna manera implica tener que sacrificar la comercialidad del mismo; basta contemplar a este valioso film para quedar convencido cómo el arte y la popularidad pueden combinarse armoniosamente.
En el documental Hurt (Canadá) de Alan Zweig, el director Alan Zweig explora la personalidad de Steve Fonyo a través de un retrato sensible y humano. La figura de este individuo adquirió gran notoriedad en Canadá cuando hace tres décadas, habiendo perdido su pierna izquierda a los 12 años por estar afectado de cáncer, efectuó un recorrido a lo largo del país a fin de recaudar fondos para ser destinados a investigaciones de esa implacable enfermedad. De este modo su espíritu altruista fue reconocido por el gobierno al haberle otorgado la Orden de Canadá (Order of Canada), que es una excepcional distinción dentro del marco de honores que forman parte del sistema canadiense. Sin embargo, su vida posterior dio un severo vuelco al haber abusado de las drogas, además de haber cometido pequeños delitos que ciertamente afectaron su reputación al punto tal que le fue retirada la medalla recibida. Dentro de ese contexto, Zweig sigue los pasos de Fonyo quien enfrentando a la cámara en Walley -British Columbia- donde está viviendo, va mostrando cómo se desenvuelve su actual existencia al haber sufrido los impactos de algunas malas decisiones que adoptó. Lo interesante del documental es la habilidad del director en la formulación de sus preguntas en la medida que las actitudes y respuestas del entrevistado, reflejando el comportamiento complejo de su persona que lo condujo a su decadencia, llegan a trascender en el ánimo del espectador.
El renombrado director mexicano Arturo Ripstein retorna magníficamente con La Calle de la Amargura (México), un triste drama basado en un caso de la vida real sobre un doble homicidio. Contando con la participación habitual de su esposa, la excelente guionista Paz Alicia Garciadiego, el relato invita a que la audiencia se involucre con personajes que bien podrían haber surgido de la imaginación de Luis Buñuel, teniendo como escenario un sórdido barrio de México. La historia gira en torno de dos hermanos gemelos liliputienses (Guillermo López y Juan Francisco Longoria) dedicados a la lucha libre como profesión, que fueron drogados mortalmente en un hotelucho de la zona por dos prostitutas (Nora Velázquez y Patricia Reyes Spíndola); la intención de las dos mujeres tenía como objetivo dormir a sus clientes para robarles su dinero, sin haber imaginado que las gotas medicinales utilizadas para este propósito habrían de conducir a un fatal desenlace. En esencia, a través de estos personajes Ripstein y Garciadiego efectúan un acertado análisis de las condiciones de vida de los estratos sociales más humildes y marginalizados que desesperadamente tratan de sobrevivir, ignorando que a veces los medios utilizados no justifican los fines logrados. Sin duda, el director siente afecto por sus personajes permitiendo que se pueda empatizar con la desolada existencia de las dos trotacalles de buen corazón interpretadas magníficamente por Velázquez y Reyes Spíndola. Un valor agregado importante es la maravillosa fotografía en blanco y negro de Alejandro Cantú, ilustrando con gran intensidad la sordidez de las sombrías calles en que se desenvuelven los protagonistas de esta historia.
Rabin, The Last Day (Israel-Francia)) de Amos Gitai constituye un excelente documento explorando el asesinato del Yitzhak Rabin que se desempeñaba como Primer Ministro de Israel. El 4 de noviembre de 1995, en ocasión de una manifestación por la paz convocada este gran pacifista, un terrorista judío de extrema derecha pone fin a su vida. Gitai no intenta efectuar un relato biográfico de Rabin sino lograr ahondar sobre los pormenores que condujeron a este atroz crimen -completamente inusual dentro del marco de una pura democracia como la existente en el país- como así también las repercusiones tanto inmediatas y mediatas del acto. Para ello, el realizador recurre a un valioso material de archivo, a entrevistas claves realizadas a prominentes personalidades –la viuda Leah Rabin, el ex presidente Shimon Perez- y a la reconstrucción dramática de lo acontecido a través de un magnífico guión por él preparado con la colaboración de Marie-José Salselme. Gran parte del film involucra la participación de las diferentes sesiones llevadas a cabo por la Comisión Shamgar para determinar las razones por las que los mecanismos de seguridad se mostraron ineficientes en la protección del Primer Ministro.
Lo que queda claro de este importante docudrama es cómo la desaparición de Rabin motivó a que quedaran diluidas las negociaciones de paz bien encaminadas que trataron de respetar los Acuerdos de Oslo de 1993 negociados entre el gobierno de Israel y la Organización para la Liberación de Palestina como representante del pueblo palestino. A casi veinte años de esta tragedia, este valioso documento que resultó de intensas investigaciones realizadas por Gitai, demuestra una vez más la manera en que el fanatismo y la radicalización religiosa constituyen serios obstáculos para lograr la tan
deseada pacificación entre israelíes y palestinos.
El realizador Tom McCarthy ofrece en Spotlight (Estados Unidos), uno de los filmes de investigación periodística más interesantes con reminiscencia de All The President’s Men (1976) de Alan J. Pakula. El drama está basado en el abuso sexual que a través de los años la Iglesia Católica infligió a niños parroquianos y la acción emprendida por parte de un grupo de reporteros del diario Boston Globe de la ciudad de Boston cuya determinación, empeño y habilidad de manejo permitieron que esas luctuosas acciones quedaran reveladas al público. Con una intachable interpretación de Michael Keaton, Rachel McAdams, Liev Schreiber, Stanley Tucci y sobre todo de Mark Ruffalo y Rachel McAdams, el film demuestra cómo existió durante largo tiempo una conspiración de silencio por parte de las diferentes instituciones de la ciudad que ya sea por miedo u otra suerte de razones permitieron el accionar de clérigos que causaron enorme daño a la población. Curiosamente, los religiosos imputados en vez de enfrentar a la justicia y ser encarcelados eran simplemente trasladados de una parroquia a la otra, quedando impunes de los abominables delitos cometidos. Sin duda, este film impecablemente construido motiva a reflexionar sobre cómo es posible que viles acciones de sectores intocables puedan quedar encubiertas en una sociedad civilizada.
The Danish Girl (Gran Bretaña) es un logrado film de Tom Hooper que se centra en la experiencia vivida por el pintor danés Einar Wegener (1882-1931). Basado en la novela de David Ebershoff, el guión de Lucinda Coxon ilustra un momento crucial de la vida de Einar /Eddie Redmayne) quien casado con Gerda Gottlieb (Alicia Vikander), también pintora, comienza a sentirse como mujer a través de un inocente juego al asistir a un baile con atuendo femenino para que Gerda pudiera utilizarlo como modelo para una de sus pinturas. Lo interesante del caso es que de lo que se puede apreciar, hasta ese momento él vivía feliz con su esposa sin que nada hiciera presumir el cambio de su orientación sexual. Con suma delicadeza, el realizador capta el drama de un hombre que cada vez más se siente diferente sin saber qué actitud adoptar, así como el apoyo de su atormentada mujer afectada emocionalmente al comprobar la transformación de su marido. Todo ello conduce a que Einar -que fue un pionero de la cultura transgenérica- decidiera finalmente someterse a una operación quirúrgica para cambiar de sexo y transformarse en Lili Ilse Elvenes, mejor conocida como Lili Elbe. Si Redmayne se lució el año pasado en The Theory of Everyhing, film que lo consagró con un Oscar, aquí metiéndose en los zapatos de Wegener/Elbe logra otra extraordinaria creación actoral; no menos importante es la participación de Vikander quien también ofrece una excelente interpretación digna para ser nominada como mejor actriz en la carrera del Oscar. La deslumbrante fotografía de Danny Cohen y el irreprochable vestuario de Paco Delgado resaltan aún más el interés de esta distintiva historia de amor.
Altamente conmovedora es la comedia dramática Truman (España-Argentina) de Cesc Gay abordando el tema de la ineluctable mortalidad. El gran actor Ricardo Darín anima a Julián, un actor teatral argentino viviendo en Madrid quien enfrenta la inminencia de su muerte frente a un cáncer terminal. Inesperadamente recibe la visita de Tomás (Javier Cámara), un amigo español de la infancia que vive en Canadá y que llega por 4 días para reencontrarse con él frente a las circunstancias del caso. El guión del director y Tomás Aragay enfatiza varios aspectos; por un lado, se encuentra la preocupación de Julián por lograr que su amado perro Truman encuentre un nuevo hogar donde estar después de su desaparición al mismo tiempo que preocupándose por saber cómo un fiel animal puede llegar a experimentar o sufrir la ausencia definitiva de su amo. Simultáneamente, a través de variadas viñetas se contempla cómo transcurren las jornadas entre Tomás y Julián transitando por las calles de Madrid e incluyendo un viaje de un día a Ámsterdam para celebrar el cumpleaños del hijo de Julián (Oriol Pla) que allí reside. A pesar del contexto dramático del tema, donde Tomás nada puede hacer por remediar la situación que atraviesa su amigo, salvo el contemplar cómo va arreglando sus asuntos personales frente al viaje sin regreso, el film que incluye algunas situaciones humorísticas evita cualquier desborde sentimental; eso no impide que las emociones afloren dentro de la máxima naturalidad. Aunque Darín ofrece una extraordinaria caracterización de su personaje, no menos importante es la lograda composición que Cámara imprime al suyo permitiendo de este modo que el relato adquiera notable realidad a través de la interacción mantenida entre ambos. El realizador logró un film maravillosamente cálido cuya sencillez narrativa de ningún modo afecta su apreciable nivel de calidad.
El periodismo ejercido a través de la televisión y las consecuencias que pueden tener la información no del todo autenticada es el tema central de Truth (Estados Unidos), ópera prima de James Vanderbilt quien también es el autor del guión. Basado en un hecho real que alcanzó amplia difusión pública, el relato se refiere al popular programa televisivo 60 minutes que se desarrolló en 2004, durante el período electoral en que el Presidente en ejercicio George W. Bush se aprestaba para tratar de ser reelegido. El programa de la CBS que tenía como productora a Mary Mapes (Cate Blanchett) y como comentarista al prestigioso periodista Dan Rather (Robert Redford) difundió una historia vinculada con el Presidente donde se afirmaba que en sus años de juventud logró evitar ser enviado a Vietnam para ocupar en cambio un confortable puesto al servicio de la Guardia Nacional Aérea de Texas. Si bien para su difusión, Mapes y Rather contaron en su poder con documentos que ellos creyeron que eran completamente fehacientes, el compromiso asumido por ciertas personas vinculadas a la noticia que en principio aseguraron que la misma era fidedigna posteriormente se retractaron logrando de este modo poner en tela de juicio la autenticidad de las historias transmitidas por sus responsables. Ese “pecadillo” implicó la caída en desgracia de la brillante productora arrastrando a Rather quien se sintió forzado a renunciar. Lo que el film excelentemente plantea es hasta qué punto estos dos protagonistas adoptaron todos los recaudos precisos para asegurar la estricta verdad de lo que iban a difundir o si por el contrario hubo algún descuido de por medio que no permitió la veracidad de la historia dada a conocer. Con una extraordinaria interpretación de Blanchett transmitiendo toda la fragilidad de quien en principio segura de sí misma ve cómo los acontecimientos se desploman sobre ella y la ajustada participación de Redford infundiendo humanidad al rol desempeñado como presentador y conductor del programa televisivo, el público asiste a un film sólidamente realizado que desnuda los entretelones que se manejan en las trastiendas de las salas de noticias como así también la urgente necesidad de producir historias que lleguen a tener gran impacto por parte del teleespectador.
Un Tango Más (Alemania-Argentina), es un homenaje que el realizador German Kral tributa a Juan Carlos Copes (84 años) y María Nieves Rego (81 años), la gran pareja de bailarines de tango que hicieron historia por la maestría demostrada en su ejecución; la complementación maravillosa existente entre ellos determinó que durante el espacio de 5 décadas ambos hayan sido considerados como los mejores e indiscutibles bailarines de esta danza que hoy día apasiona al mundo. El documental se basa en material de archivos, recreaciones dramáticas bien logradas con jóvenes bailarines durante los primeros años de actuación de la pareja y fundamentalmente las declaraciones formuladas en las entrevistas realizadas a Nieves y a Copes separadamente; en todo caso es principalmente a través de la exposición de la renombrada bailarina que el espectador se impone acerca de cómo se gestó la pareja hasta su separación definitiva hacia fines de la década del 90. El vínculo existente entre ambos no solo alcanzó a lo profesional sino también al plano personal y es en ese sentido que el film dedica importante espacio a ilustrar cómo estos amantes del tango también lo fueron en la vida real donde a pesar del amor también existió odio por parte de Nieves, en parte motivado por las infidelidades de Copes en su etapa inicial y luego por el casamiento del coreógrafo con otra con otra mujer con quien llegó a constituir una familia.
El film se valoriza por ilustrar el modo en que la visión de Copes permitió impulsar el tango danza; así, después de haber dejado los salones de baile tradicionales, el coreógrafo bailarín funda el Copes Tango Show y posteriormente con el correr de los años logra un estruendoso suceso junto con Nieves a través del renombrado espectáculo Tango Argentino que deslumbró a Broadway así como en otros importantes escenarios del mundo donde ha sido presentado.
Lo que más llama la atención de este documental es cómo la pasión del tango hizo posible que esta pareja, a pesar de la relación tumultuosa existente entre ellos, llegara a brillar profesionalmente al brindar la máxima sensualidad en sus pasos de baile sin delatar en absoluto la grieta que íntimamente separaba a cada una de las partes. Con una magnífica coreografía, el film logra una marcada vitalidad tanto en lo que se refiere a la borrascosa historia de amor como así también a los excelentes números de tango y baile que el público tiene ocasión de contemplar, figurando entre otros Libertango y Fugata de Piazzolla, El Esquinazo, Jugando y Jugando y Quejas de Bandoneón.
Después de una ausencia de 6 años, Michael Moore regresa con Where to Invade Next (Estados Unidos), su nuevo documental que como ya resulta habitual en él, vuelca con ironía, sarcasmo y mordacidad sus críticas sobre lo que injustificadamente carece su país natal. Partiendo de la premisa de que Estados Unidos perdió la guerra en Vietnam, Afganistán e Irak, se pregunta sobre dónde corresponde invadir ahora; para ello, y con la inventiva que lo caracteriza, Moore efectúa una gira europea donde en cada lugar visitado rescata lo que su país carece y por lo tanto implanta la bandera de “invasión” para apropiarse de las bondades que va descubriendo.
En Francia contempla con asombro cómo las escuelas se preocupan a través de sus comedores que los niños gocen de una alimentación nutritiva y balanceada, hecho que es infrecuente en los establecimientos estadounidenses; en Italia queda boquiabierto cuando se entera de las numerosas semanas de vacaciones que gozan los asalariados como así también por la percepción del aguinaldo como décimo tercer sueldo del año; en su paso por Noruega no oculta su admiración al saber que los establecimientos carcelarios ofrecen al presidiario un alto nivel de confort para que el período de pena de los convictos –que jamás supera el máximo de 21 años- contribuya para la rehabilitación y no para castigar a los mismos como ocurre en su país; en Eslovenia, donde es recibido por el Presidente de la Nación, a Moore le resulta increíble que la enseñanza universitaria sea completamente gratuita para todo el mundo y que estudiantes americanos no pudiendo afrontar el alto costo de la matrícula de Estados Unidos se dirijan a esta pequeño país para estudiar en idioma inglés; no menos asombroso le resulta que en Alemania exista un Museo del Holocausto mientras que su país carece de un museo dedicado a la esclavitud; en Islandia observa la gravitación que tiene la mujer tanto a nivel de gobierno como en el mundo de los negocios; otros aspectos valiosos para rescatar lo descubre en su visita a Portugal, Finlandia y Túnez. Lo que antecede conduce a que Moore se lamente de que su país que ha servido de inspiración a otras naciones en lo concerniente a los valores humanos y sociales no lo haya sabido implementar para sí mismo. Con su típica vestimenta de jeans y gorrita de béisbol, este simpático trotamundo ofrece un material que aunque en ciertas ocasiones resulte manipulador es sin lugar a dudas provocativo, audaz, curioso e indiscutiblemente apasionante. En resumen, un documental imperdible.
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