HABLEMOS DE CINE
HABLEMOS DE CINE
Por Jorge Gutman
Louis-Ferdinand Auguste Destouches (1894-1961), más conocido por su seudónimo Louis-Ferdinand Céline, es considerado como uno de los autores de la literatura francesa más importantes e influyentes del siglo pasado aunque a la vez el más controvertido. Si bien despertó entusiasmo con su obra maestra Viaje al Fin de la Noche publicada en 1932, causó profunda desazón por sus acérrimos panfletos antisemitas.
En julio de 1944, a causa de haber colaborado durante la ocupación nazi en Francia huye del país. Seis meses después es arrestado en Dinamarca y después de un año y medio de presión, es ubicado en una residencia bajo vigilancia en la pequeña ciudad de Korser.
Milton Hindus (Philip Desmeules), un prestigioso profesor americano que a pesar de su condición de judío siente profunda admiración por Céline, establece contacto con el mismo a través de sucesivas cartas culminando en un viaje que realiza en 1948 a Dinamarca para entrevistarlo. En la estación de tren es recibido por Céline (Denis Lavant) y por su tercera y leal esposa Lucette (Geraldine Pailhas); después de haberse instalado en un hotel cercano, el viajero comienza sus visitas a la vetusta casa ubicada en medio de un bosque donde habita el escritor.
El realizador Emmanuel Bourdieu no tuvo la intención de efectuar un relato biográfico de Céline sino describir la serie de encuentros mantenidos con Hindus donde éste último trata de disociar al genio literario de su faceta racista.
Cada uno de los tres personajes tiene su propia agenda dispuesta; así Céline busca a través de su entrevistador lograr su apoyo para obtener su rehabilitación y poder regresar a Francia libremente; Lucette por su parte trata de sosegar el ímpetu y los exabruptos de su esposo, en tanto que el propósito de Hindus es el de recopilar el mejor material posible para enriquecer al libro que piensa escribir sobre su entrevistado.
Es difícil de precisar si la personalidad del escritor es tal cómo se lo ve descripto en el film o si acaso Bourdieu exageró sus rasgos personales. En todo caso lo que se aprecia en la excelente caracterización que realiza Lavant es a un hombre humanamente mezquino, antipático, temperamentalmente impredecible a la vez que explosivo, apelando en todo momento a maldiciones e insultos; en otras palabras, la imagen que se tiene del mismo es la de un excéntrico detestable cuyo comportamiento tensa la relación establecida con el visitante motivando a que Hindus en varias instancias desee interrumpir su misión.
Si bien el relato resulta en principio intrigante, carece en cambio de la fuerza dramática para conmover y lo que más se aguardaba no alcanza a traslucir; así, en las conversaciones mantenidas con el profesor tanto él como el espectador no llegan a saber el motivo del antisemitismo que anima a Céline puesto que sus respuestas son elusivas cuando se aborda este urticante tema.
Aunque sin apasionar, el film concita atención a través de la notable actuación de Lavant que domina la acción en todo momento y haciendo sombra a las buenas prestaciones de Desmeules y Pailhas.
En los créditos finales se señala que a su retorno a Estados Unidos, Hindus se dedicó a escribir su libro que fue publicado en febrero de 1950 bajo el nombre de Celine: The Crippled Giant donde afirma que el renombrado escritor es culpable moralmente pero no jurídicamente de lo que se le imputa. Por su parte, en ese mismo año Céline es amnistiado por el Tribuna Militar de París y en 1951 retorna con su esposa a Francia.
WEDDING DOLL. Israel, 2015. Un film escrito y dirigido por Nitzan Gilady
Después de una exitosa carrera profesional como documentalista el director y guionista israelí Nitzan Gilady brinda su primer largometraje de ficción enfocando un tema delicado y altamente humano.
El relato transcurre en una alejada región del desierto del Negev y se centraliza en Hagit (Moran Rosenblatt), una joven de 24 años que irradia inocencia, dulzura y ternura.
Ella padece de una leve discapacidad mental que aunque intelectualmente no tenga la plena madurez de una persona de su edad eso no le impide llevar en principio una vida casi normal. Ella trabaja en una pequeña fábrica local de papel higiénico perteneciente a Aryeh (Aryeh Cherner), cuyo hijo Omri (Roy Assaf) atrae su atención por la forma cordial y amable con que la trata; a la postre establece con él una relación romántica aunque las expectativas de cada uno de ellos sobre el futuro no sea necesariamente la misma.
Hagit dedica su tiempo libre a confeccionar vestidos de boda de papel para muñecas en miniatura valiéndose del material restante de la fábrica donde está empleada. De algún modo eso no convence demasiado a su madre Sara (Asi Levi) con quien vive y que considera a su hija como una eterna soñadora incapaz de distinguir entre sus románticas fantasías y el mundo real que la rodea. Más aún, frente al temor de que nada le ocurra, el excesivo cuidado de Sara hacia Hagit –en parte motivado por un sentimiento de culpa sobre eventos acontecidos durante la infancia de su hija- hace a que sacrifique su libertad de movimiento; por lo tanto, como mujer divorciada no se anima a reanudar una nueva vida sentimental con su amigo Haim (Oded Leopold) que se siente frustrado por todo eso.
Si bien uno de los conflictos del relato es describir la relación madre-hija donde la decidida independencia de Hagit se encuentra contrarrestada por la sobreprotección de Sara, el verdadero matiz dramático se presenta cuando la fábrica se ve obligada a cerrar sus puertas y es allí que la cruda realidad se impone para la joven.
La actuación de Rosenblatt es sencillamente maravillosa como la radiante, luminosa y a la vez obstinada joven decidida a ser dueña de su propia vida y querer defenderse sin protección ajena en un mundo desconsiderado; a su lado, la veterana actriz Levi ofrece una sutil caracterización de una madre que lejos de ser egoísta o villana se la muestra como una mujer que con ansias de vivir no puede sin embargo dejar de pensar en que la parcial deficiencia mental de Hagit requiere de su permanente apoyo. Por su parte Assaf también se desempeña muy bien como el muchacho bien intencionado aunque débil de carácter.
Gilady evidencia madurez narrativa en el relato de esta triste y bien articulada historia nutrida de personajes y situaciones creíbles, generando de este modo un film ampliamente satisfactorio.
LOVE AND FRIENDSHIP. Irlanda-Francia-Holanda, 2016. Un film escrito y dirigido por Whit Stillman.
El director americano Whit Stillman incursiona en la literatura de la escritora británica Jane Austen (1775-1817) adaptando exitosamente la novela Lady Susan que fue publicada después de su muerte. Toda la ironía, vivacidad, picardía y seco humor que se desprende de la obra literaria han sido magníficamente captados por el realizador. Lo que es más importante es que a pesar de que su trama transcurre en la campiña británica hacia finales del siglo 18, su historia es perfectamente contemporánea de manera que bien podría transcurrir en los tiempos actuales.
La historia se centra en Lady Susan Vernon (Kate Beckinsale), una bella y descocada viuda que para huir de los comentarios negativos de los círculos sociales al flirtear con hombres casados, deja su hogar en Langford para refugiarse en la mansión campestre de su cuñado Charles (Justin Edwards) y su esposa Catherine (Emma Greenwell), quienes la reciben con cierta reluctancia. Es allí donde como astuta manipuladora y efectiva intrigante la visitante comienza a maniobrar con el doble propósito de conseguir un hombre de fortuna que la saque de los problemas financieros por los que atraviesa y encontrar un buen candidato para su joven hija Frederica (Morfydd Clark) quien recientemente ha abandonado sus estudios en un internado. En primer lugar Lady Susan se encuentra atraída por la elegante presencia de Reginald de Courcy (Xavier Samuel), el hermano menor de su cuñada a quien trata de seducir, en tanto que Frederica también está interesada en el apuesto joven. Al propio tiempo, Lady Susan tiene en vista a Sir James Martín (Tom Bennett) como el apropiado candidato de buena fortuna para su hija a pesar de ser un completo idiota que ella detesta y no se presta al juego de un matrimonio de conveniencia. Para no perder sus hábitos, la antiheroína de esta historia no ha perdido la maña de interesarse por hombres casados tratando de atraer la atención de Lord Manwaring (Lochlann O’Mearáin), donde su único obstáculo es su esposa Lady Lucy (Jenn Murray). Dentro de este singular provocado por las maquinaciones de la astuta y urdidora protagonista, ésta cuenta como aliada a su amiga americana Alicia Johnson (Chloe Sevigny) con quien se encuentra en secreto porque su marido, Mr. Johnson (Stephen Fry), no puede tolerarla.
En este juego festivo de manipulaciones y movimientos maquiavélicos de Lady Susan, la autora resalta el cinismo e hipocresía de ciertos representantes de la alta burguesía que privilegian al dinero antes que las razones del corazón, quedando el romanticismo en un alejado segundo plano.
A pesar de que su personaje no resulte simpático es un placer contemplar a Beckinsale dando vida a una mujer complotadora, arribista y aparentemente carente de sentimientos. El gran elenco que la acompaña es intachable y si habría que distinguir a alguien en especial, diría que Bennett en algunas escenas se roba la película cuando la imbecilidad de su personaje lo lleva a hacer comentarios u observaciones sumamente jocosas.
En resumen, Stillman ha logrado un film inteligente elegante, encantador y altamente divertido por sus sabrosos diálogos a la vez que respetando la ingeniosidad prevaleciente en la novela de Austen.
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