HABLEMOS DE CINE
HABLEMOS DE CINE
Por Jorge Gutman
Sofia Coppola ha sido galardonada con el premio a la dirección en el reciente Festival de Cannes por The Beguiled y se puede adelantar que la distinción es muy merecida. Con notable sensibilidad, la realizadora brinda una versión feminista de la novela The Painted Devil de Thomas P. Cullinan publicada en 1966, que ya había sido objeto de un tratamiento cinematográfico en 1971 bajo la dirección de Don Siegel. Ciertamente surgirán comparaciones inevitables para quienes hayan visto el film original, pero lo que aquí importa es juzgar la versión actual por sus propios méritos; en tal sentido Coppola ha sabido crear un relato dotado de una acertada tensión sexual que permanece constante hasta su última escena.
La acción transcurre en el estado de Virginia en 1864, tres años después de haber comenzado la Guerra de Secesión. Enclaustrada en un denso bosque se haya una mansión que alberga un seminario para señoritas dirigido por la señora Martha (Nicole Kidman), donde Edwina (Kirsten Dunst) es la maestra de cinco alumnas integradas por tres adolescentes y dos menores. La trama se inicia cuando la pequeña Amy (Oona Laurence) recogiendo champiñones en el bosque, descubre a John McBurney (Colin Farrell), un soldado de la unión que se halla mal herido. A pesar del riesgo incurrido en ofrecer ayuda a alguien perteneciente al ejército del norte, Martha decide apiadarse de él ofreciéndole hospitalidad en su escuela hasta que su pierna seriamente infectada logre recuperarse.
La primera parte del relato ilustra magníficamente la forma en que John altera la normalidad imperante hasta ese momento en un ambiente caracterizado por la disciplina, los buenos modales y un comportamiento parecido en cierto modo al de las monjas viviendo en un convento. La actitud de las mujeres comienza a modificarse gradualmente por la presencia de este hombre que siendo dueño de indudable masculinidad les hará desligarse de su sexualidad reprimida. Esa actitud se manifiesta fundamentalmente en el sentimiento de John por Edwina donde ella no puede ocultar la sensible emoción que él le produce; asimismo, a pesar de la solemnidad de Martha, su rostro delata su contenida perturbación cuando está curando sus heridas, en tanto que la adolescente Alicia (Elle Fanning) termina seduciéndolo. De esta manera, la duda y recelo inicial provocada por John se convierte en inesperada atracción. Por su parte, él que es consciente del magnetismo que despierta en sus anfitrionas sabe muy bien que su seguridad depende de ellas y por lo tanto su poder de seducción debe manejarlo cautelosamente.
La segunda parte de esta historia adquiere un giro inesperado que no es prudente revelar salvo anticipar que Coppola ha sabido crear una atmósfera cargada de erótica ansiedad con un nivel de suspenso muy bien logrado en su tramo final.
La realizadora ofrece un film realizado inteligentemente donde ha sabido intercalar los diálogos del relato con expresivos silencios alimentados con gestos y miradas que describen satisfactoriamente la naturaleza de sus personajes y la pasión que los animan. En tal sentido el trabajo del elenco es excelente en lo que a Kidman, Dunst y Fanning se refiere; en cuanto a Farrell, su desempeño no llega a destacarse por las limitaciones que el guión le ofrece aunque de ningún modo desentona.
Finalmente, la directora merece igualmente elogios por la elegancia formal del film agraciado por la magnífica fotografía que obtuvo de Philippe Le Sourd y de los diseños de producción de Anne Ross. Queda como balance un bello film que seducirá a una audiencia selectiva.
QUEBEC: MY COUNTRY, MON PAYS. Canadá, 2016. Un film escrito y dirigido por John Walker
Como ha ocurrido con muchas otras familias anglófonas viviendo en Quebec, la del cineasta John Walker procedió a dejar la Belle Province hacia fines de la década del 70 para marchar rumbo a Toronto. Ese exilio voluntario es el tema central de Quebec My Country, Mon Pays donde a través de este documental Walker trata de exorcizar sus demonios interiores que lo acosan al haber tenido que dejar Quebec, lugar donde nació, creció, echó raíces y aún sigue guardando un profundo vínculo afectivo.
De descendencia irlandesa y escocesa, Walker relata cómo sus ancestros hace 250 años vinieron a esta provincia sin imaginar que posteriormente sus hijos sentirían la necesidad de dejarla. Para explicar ese fenómeno, el director se convierte en un didáctico profesor de historia relatando la evolución de Quebec, desde una sociedad tradicional dominada fuertemente por el pensamiento oscurantista de la iglesia, hasta convertirse a partir de la Revolución Tranquila que comenzó en la década del 60, en otra moderna, más abierta al mundo. Eso contribuyó a que se produjeran profundos cambios sociales, culturales y políticos dando como origen el inicio de un movimiento independentista; al propio tiempo, queda reseñada la aparición de un grupo radical nacionalista que desató la dramática crisis de Octubre de 1970. A partir de entonces se inicia el éxodo de los quebequenses anglófonos que con el paso del tiempo superó la cifra de medio millón de personas.
Curiosamente, el realizador confiesa haberse sentido identificado con la aspiración de los francófonos y votado en 1976 por el naciente Partido Quebecois en la medida que preconizaba los valores de justicia social; sin embargo, prontamente quedaría desilusionado por las medidas adoptadas excluyendo a los angloparlantes.
Walker deja sentado que su visión es estrictamente personal y que de ningún modo trata de generalizarla; de allí es que no todos los anglófonos se han desplazado como aconteció con su hermana Joanne que decidió quedarse en Quebec aunque ese hecho implicó que su familia quedase dividida.
En esta exposición intercalada con fotos y valioso material de archivo, se aprecian las opiniones de destacados intelectuales francófonos, como la de los cineastas Denys Arcand y Jacques Godbout, quienes se refieren al creciente nacionalismo étnico que ha contribuido a reforzar la existencia de las llamadas “dos soledades” que conviven separadamente en la provincia.
El título que Walker eligió para su expresivo e intimista documental sintetiza muy bien sus sentimientos. A pesar de que el destino decidió que viviera fuera de Quebec, esta provincia sigue siendo inquebrantablemente su tierra, su país, donde ningún otro lugar del mundo podrá reemplazarlo.
CHASING TRANE: THE JOHN COLTRANE DOCUMENTARY. Estados Unidos, 2016. Un film escrito y dirigido por John Scheinfeld
Los amantes del jazz encontrarán amplio material para solazarse con este documental centrado en la figura de John Coltrane, el gran saxofonista, compositor e innovador musical del género.
Muerto en julio de 1967 de un cáncer al hígado a la temprana edad de 40 años, Coltrane dejó un valioso legado que queda fielmente reflejado en el trabajo realizado por el veterano documentalista John Scheinfeld quien se adentra en su vida y obra destacando tanto sus momentos de gloria como aquéllos más sombríos.
Nacido en Carolina del Norte, como un ser de raza negra su infancia transcurre en una época de plena segregación racial. Cuando a los 12 años pierde a su padre, se desplaza con su madre a Filadelfia donde deja su afición por el clarinete para adoptar al saxofón como su instrumento musical. Después de haber servido en la Marina durante la Segunda Guerra, el film hace referencia a los encuentros de Coltrane con el emblemático Charlie Parker, de quien recibe una importante influencia. Su talento musical motiva a que en 1949 Dizzy Gillespie lo invite a participar en su conjunto; lamentablemente, el famoso trompetista de jazz lo aparta de su banda porque mantenía una política muy estricta al no permitir que alguno de sus músicos tuviera adicción a las drogas. Precisamente, la lucha interna de Coltrane para poder desembarazarse de su toxicomanía constituye uno de los aspectos que apesadumbró parte de su existencia.
Después de haber participado entre 1955 y 1957 como integrante del quinteto de Miles Davies, vuelve a hacerlo en 1958 donde permanece hasta 1960, año en que forma su propio cuarteto musical cuando ya se encuentra liberado de su drogadicción; es allí donde logra grandes éxitos tanto en lo que a estrictamente jazz se refiere como también efectuando arreglos de algunos números de comedias musicales como ocurrió con “My Favorite Things”, una de las canciones de The Sound of Music.
Entre los aspectos remarcables de Coltrane se destaca el modo en que acontecimientos violentos lo afectaron profundamente a nivel espiritual creando composiciones inspirados en los mismos. Un episodio aconteció en 1963 cuando la iglesia de Birmingham donde él realizó sus primeras experiencias como músico fue bombardeada por terroristas raciales; el otro momento trascendente es cuando en 1966 efectúa un viaje a Nagasaki donde queda muy impresionado al visitar el lugar donde la terrible bomba atómica del 9 de agosto 1945 diezmó a la ciudad y a casi toda su población.
El realizador tuvo oportunidad de intercalar en el film las palabras de Coltrane volcadas en entrevistas y notas publicadas a través de la lectura realizada por la cálida voz del actor Denzel Washington. Scheinfeld pudo incorporar importante material de archivo proveniente del Centro de Archivo del Museo de Historia Natural de Estados Unidos como así también del Museo de Historia de Osaka.
El documental igualmente se enriquece con filmes familiares no conocidos hasta el presente, extractos de algunos de sus conciertos y fundamentalmente con el valioso aporte realizado por un considerable número de entrevistados que directa o indirectamente han estado vinculados con el artista. Entre quienes han vertido sus comentarios se encuentran miembros de su familia incluyendo a su querida hijastra y sus tres hijos, destacadas figuras legendarias como Benny Golson, Jimmy Heath, Sonny Rollins, Reggie Workman y el pianista McCoy Tiner que había formado parte de su cuarteto, el gran intelectual y filósofo Cornel West, el renombrado saxofonista Wayne Shorter, representantes emblemáticos del rock como John Densmore, el popular guitarrista mexicano Carlos Santana, así como los respetados críticos de jazz Ben Ratliff y Ashley Kahn. Un gran apasionado del saxofonista es el ex Presidente Clinton quien en sus comentarios compara su genialidad con la de Picasso con la diferencia que lo logrado por el músico ha sido en un período de vida mucho más reducido que la del inmortal pintor malagueño.
Lo importante de este notable documental, muy bien narrado y eficazmente editado, es que a través del mismo los jóvenes de esta generación no muy familiarizados con Coltrane puedan tener acceso a su música y comprender porqué es considerado un gigante del jazz.
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