HABLEMOS DE CINE
HABLEMOS DE CINE
Por Jorge Gutman
Resulta muy grato volver a contemplar a Glenn Close componiendo en The Wife (Gran Bretaña-Suecia) un rol que le viene como anillo al dedo, confirmando una vez más que es una de las más grandes intérpretes de su generación. Basado en la novela homónima de Meg Wolitzer y adaptada por Jane Anderson, el film de Björn Runge retrata a un matrimonio talentoso, cuya feliz convivencia es puesta a prueba a partir de un especial acontecimiento.
La historia transcurre en Connecticut en 1992 y comienza cuando el escritor Joe Castleman (Jonathan Pryce) es despertado telefónicamente a una hora temprana donde se le comunica que ha sido distinguido con el Premio Nobel de Literatura. La inmensa sorpresa y gran alegría de Joe de inmediato es compartida con su devota esposa Joan (Close).
El conflicto del relato se produce cuando dos meses después el matrimonio junto con su joven hijo David (Max Irons) viajan a Estocolmo para recibir el prestigioso galardón. En la cálida acogida de que son objeto por parte de las personas encargadas del protocolo, Joe adquiere un total protagonismo con todos los honores de la ocasión en tanto que su compañera queda lógicamente relegada a un papel secundario como la esposa del premiado. Esa situación crea en ella un sentimiento ambivalente de incomodidad y ocultos resentimientos; eso se debe a que en su juventud, en 1958, habiendo iniciado sus estudios de literatura decidió abandonarlos al casarse y colaborar activamente en los trabajos realizados por su marido; queda claro, que fue ella quien se ocupaba de corregir y modificar en parte sus obras dándole el toque mágico para engrandecerlas, permitiendo así que Joe alcanzara un gran éxito profesional, circunstancia que en todo momento él reconoce y le agradece en forma elocuente.
A todo ello, la muy indiscreta intervención de un periodista (Christian Slater) que intenta realizar una biografía no autorizada de Joe, complica la situación reinante en tanto que las reacciones molestas que experimenta David -quien como incipiente escritor no logra el total reconocimiento que desearía de su padre- se engarzan muy bien al tema central del relato.
Esta cautivante tragicomedia constituye un atinado análisis sobre la manera en que la celebridad puede afectar una sólida estabilidad conyugal, la gravitación que puede tener una esposa en la labor profesional de su cónyuge -corroborando aquello de que en todo hombre hay una mujer que lo sustenta- y los elementos claves que intervienen en el proceso de creación de una obra literaria. De todos modos. sin develar aspectos contenidos en la historia, quedan algunas preguntas sin responder acerca del comportamiento contradictorio asumido por Joan a través del tiempo hasta la memorable noche de entrega del Premio Nobel.
Además de su temática, lo que distingue a este film -tal como se anticipó- es la extraordinaria actuación de Close quien carga sobre sus hombros el peso del relato; con sus gestos, miradas furtivas, elocuentes silencios y explosiones de ira, ella va traduciendo con intensidad las variaciones del estado anímico de su personaje. A su lado, Pryce se distingue caracterizando en forma remarcable a un intelectual extravertido, seguro de sí mismo aunque no exento de debilidades. Los factores mencionados contribuyen para que el público siga atentamente la evolución de los personajes magníficamente descriptos, apreciando este inteligente y conmovedor film.
FAHRENHEIT 11/9. Estados Unidos, 2018. Un documental escrito y dirigido por Michael Moore
Con la pasión acostumbrada para expresar lo que acontece en su país, Michael Moore enfoca en Fahrenheit 11/9 los problemas de Estados Unidos comenzando por el título del mismo que se refiere al día después de las elecciones del 8 de noviembre de 2016.
Aunque bien intencionado, el documental aborda muchos aspectos muy bien conocidos por el público en detrimento de otros que merecerían mayor observación.
En los primeros 20 minutos de su metraje pasa revista a lo vivido en las últimas horas del histórico día de la votación en donde los primeros escrutinios confirmaban la casi totalidad de los pronósticos de que Hilary Clinton sería la futura presidenta; como es sabido, gradualmente la situación va modificándose a favor de Donald Trump cuando a las 2.29 a.m. del 9 de noviembre queda confirmado que será el próximo Presidente de Estados Unidos. A pesar de que el documentalista era uno de los pocos que presagiaban la victoria de quien ocupaba el segundo lugar en las encuestas, analiza las razones que motivaron la elección del actual mandatario sin agregar nada nuevo al respecto.
De allí en más Moore pasa revista a los grandes males que azotan a la nación desviándose del tema central para dedicar especial atención a lo acontecido en Flint, su ciudad natal; el infatigable Moore denuncia la malevolencia de Rick Snyder, el gobernador republicano de Michigan, al haber cambiado el suministro de agua proveniente del Lago Huron por el del altamente polucionado río Flint debido a la construcción de una innecesaria tubería; ese hecho causó un enorme daño a la salud de la población, especialmente a los niños, al tener que beber un agua contaminada. Las entrevistas a varios de los afectados más la decisión -jocosa por cierto- de Moore acercándose a la oficina del gobernador para proceder a “arrestarlo” cívicamente constituyen uno de los mejores momentos del documental, aunque su delicado tema podría haberse prestado para otro film.
Otros aspectos analizados aunque en forma epidérmica incluyen la desgracia ocasionada por la posesión indiscriminada de armas que condujo a la tragedia de Parkland High School con la gran marcha organizada por estudiantes en todo el país, las huelgas del sindicato de docentes de West Virginia por estar mal pagados y la Marcha de las Mujeres.
Volviendo al tema de Trump, el veterano realizador echa sus dardos críticos al sistema anacrónico del Colegio Electoral que no toma en cuenta el voto popular para elegir a la máxima autoridad del país, tal como ocurrió en estas elecciones.
En líneas generales, Moore afirma que la triste situación que experimenta el país es debido no solamente al partido republicano sino que igualmente es responsable el partido demócrata quien, a su juicio, manipuló la nominación de Hilary Clinton como candidata en desmedro de Bernie Sanders quien es el único político que le merece total respeto. Sus reproches a Obama están motivadas en su visita a Flint como presidente, donde trató de atenuar el escándalo producido por el agua infectada; así también lo critica por haber sido empleado de grandes corporaciones y en general por su inacción que motivó la desidia del 60 por ciento de electores que al no emitir sus votos allanaron el camino que culminó con la victoria de Trump.
Para finalizar con una nota impactante, Moore ilustra un discurso del presidente frente a su público adicto superponiéndolo con material de archivo donde se muestra a Hitler que llega al poder como canciller en 1933 con el apoyo de una población cultísima y que posteriormente habría de convertirse en un dictador totalitario; esa provocativa comparación tiene el propósito de indicar a sus compatriotas que aunque Trump no es el genocida nazi, su acción manipuladora frente a la apatía del pueblo americano puede conducir a males mayores. De allí que para Moore ha llegado el momento de dejar de lado la esperanza de que todo irá mejor para en cambio proceder a la acción a fin de evitar que la democracia estadounidense se desintegre.
Si este documento político pleno de ironía y mordacidad no hubiera estado demasiado picoteado y en parte deshilvanado, podría haber sido más trascendente agregando a su vez facetas inexploradas sobre el actual mandatario. Tal como está presentado el documental de ningún modo es desechable; sin embargo, en lugar de incorporar viñetas frívolas, como cuando por ejemplo se refiere a Trump frente al atractivo que despierta su hija Ivanka, habría sido mucho más interesante asistir a un análisis más profundo de lo que acontece con la actual administración que gobierna al país. Con todo, queda como corolario un mensaje de alerta bien contundente y en tal sentido se agradece el propósito del documentalista.
LA DOLEUR. Francia-Bélgica-Suiza, 2017. Un film escrito y dirigido por Emmanuel Finkiel.
El tema de la Segunda Guerra ha sido tratado en numerosas oportunidades y desde variados puntos de vista. En esta oportunidad Emmanuel Finkiel transita por el mismo adaptando para la pantalla el libro autobiográfico de Marguerite Duras publicado en 1985. A través de un viaje de la memoria, 40 años después de haber vivido durante la ocupación nazi en Francia, la célebre escritora expresa los difíciles momentos atravesados en los últimos meses previos a la liberación en base a los diarios que ella había escrito durante ese sombrío período.
Mélanie Thierry interpreta a la joven escritora Marguerite (Duras),quien experimenta la angustia de no tener noticias de su marido Robert Antelme, miembro de la resistencia francesa, que ha sido arrestado por la Gestapo. Mientras lo va suplantando en su ausencia colaborando con otros miembros de la resistencia liderados por Dionys Mascolo (Benjamin Biolay), desesperadamente trata de localizar su paradero; en ese intento ella se relaciona con Pierre Rabier (Benoît Magimel), un nazi francés vendido al siniestro régimen, que se compromete a brindarle información sobre Robert pero la promesa queda incumplida.
En la segunda parte del relato, cuando París es liberado y los sobrevivientes con sus rostros famélicos van retornando a la ciudad, el sufrimiento agonizante de Marguerite prosigue al no divisar a su marido; ¿cabe aún la posibilidad de que lo vuelva a ver?
Como bien lo expresa su título, el relato descansa en el dolor permanente de su protagonista donde Thierry, omnipresente en todo su desarrollo, muy acertadamente ha sabido captar sus sentimientos viviendo la incertidumbre de la espera. No obstante y dado el tono de bajo perfil adoptado por el realizador, los momentos de mayor emoción los ofrece Shulamit Adar animando a Madame Katz, una madre judía que Marguerite aloja en su casa, quien también aguarda alguna noticia sobre la suerte de su hija deportada a los campos de concentración.
Finkiel ofrece un apreciable film intimista con una buena reproducción histórica y que sin grandilocuencia logra transmitir el lenguaje poéticamente lírico contenido en el libro de Duras donde su devastador sufrimiento puede ser comparado al de millares de personas víctimas de la cruenta guerra.
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