HABLEMOS DE CINE
HABLEMOS DE CINE
Por Jorge Gutman
Si bien no resulta extraño que el éxito de un buen film genere una nueva versión, lo que caracteriza a Gloria Bell es que el mismo director y guionista de la celebrada película chilena Gloria filmada en 2013 asumió la responsabilidad de un remake con un elenco y escenario diferente pero con el mismo nivel de calidad. En suma, Sebastián Lelio prueba una vez más de ser uno de los más importantes cineastas dentro del contexto internacional.
Demostrando su inclinación a auscultar la psicología femenina tal como lo ha hecho en la versión original de este film, Una Mujer Fantástica (2017) y Disobedience (2017), a través de la personalidad de su personaje principal resalta el empoderamiento de la mujer.
La actual Gloria apellidada Bell en la excelente interpretación de Julianne Moore, es una mujer que se aproxima a los 60 años viviendo en Los Ángeles; después de 12 años de su divorcio, sin haber tenido otra pareja durante ese lapso, trata de aprovechar lo máximo que la vida puede ofrecerle para evitar la soledad. Durante el día trabaja en una oficina, distrae su tiempo libre practicando yoga, asiste de vez en cuando a discotecas para bailar animadamente y alegra su corazón tarareando las canciones que va escuchando en la radio a medida que conduce su automóvil. En el ámbito familiar comparte momentos con sus hijos adultos, Peter (Michael Cera) y Anne (Caren Pistorius) y su nietito de escasos meses, sin transmitirles ninguna de sus preocupaciones que va sintiendo interiormente como el del inexorable pasaje del tiempo que se manifiesta cuando observa en el espejo cierto envejecimiento de su rostro o bien al comprobar que su visión comienza a resentirse.
La vida de Gloria cobra un inusual impulso cuando en una discoteca conoce a Arnold (John Turturro), un hombre de similar edad, tímido y apocado que se divorció hace un año y tiene dos hijos adultos. El romance no tarda en aflorar y como si se tratara de dos jóvenes adolescentes, ambos descubren la pasión amorosa que se consume con la intimidad sexual placenteramente compartida.
Sin embargo no tarda mucho tiempo en que Gloria detecte en Arnold su reticencia en presentarle a su familia mientras que ella es totalmente abierta a hacerle conocer a los suyos; eso va unido al comprobar la inseguridad y falta de carácter de su enamorado al estar demasiado pendiente de las necesidades financieras de sus dos hijos -que no trabajan- y la de su exmujer. La tensión se intensifica cuando ambos viajan a Las Vegas para pasar un romántico fin de semana y él adopta una inxcusable actitud que obliga a que Gloria tome una drástica decisión. De ninguna manera dispuesta a doblegarse o a sacrificar su independencia como mujer, esta experiencia sentimental le ha facilitado redescubrir su fortaleza interna y darse cuenta que con sus años dorados puede llegar a deslumbrar más que nunca
Aunque argumentalmente las situaciones planteadas son prácticamente un calco del film precedente, Lelio ofrece aquí una comedia dramática que se distingue por sus propios méritos aunque sin desechar el espíritu que anima a la versión original. Para ello tuvo el acertado criterio de haber escogido a Moore como protagonista quien al igual que Paulina García en la Gloria chilena, la actriz americana cautiva al haberse sometido en cuerpo y alma en la piel del personaje central. Del mismo modo es elogiable el trabajo de Turturro quien transmite plenamente la vulnerabilidad emocional de un individuo decididamente honesto pero sentimentalmente no confiable por su indecisión en entregarse por completo a su amada Gloria. El resto del elenco contribuye a brindar completa naturalidad en cada uno de los respectivos roles.
En esencia, esta agridulce y melancólica historia, además de un buen estudio de personalidad, reúne todos los ingredientes para ser apreciada por la universalidad de su tema, su acertada dirección y magnífica interpretación.
ZIVA POSTEC. THE EDITOR BEHIND THE FILM SHOAH. Canadá, 2018. Un film de Catherine Hébert
El título de este documental ya anticipa su tema. La realizadora Catherine Hébert instala su cámara para seguir los pasos de Ziva Postec quien dedicó una buena parte de su vida montando Shoa, el documento más trascendente que se halla hecho hasta la fecha sobre el Holocausto. Su director Claude Lanzmann, uno de los más remarcables intelectuales del siglo pasado, ha sido el autor de esta obra monumental que brinda una visión global del genocidio del pueblo judío en los campos de concentración durante la Segunda Guerra.
Si bien Lanzman dedicó 12 años a efectuar entrevistas a los sobrevivientes de esta desgarradora tragedia a través de 350 horas de rodaje cuyos negativos se encuentran depositados en el Holocaust Memorial Museum de Washington, ha sido Ziva Postec, la montajista israelí, quien desde 1979 hasta 1985 dejó de lado todo cuanto la rodeaba, incluyendo su vida familiar y su círculo de amigos, para adentrarse por completo en el montaje del film obteniendo como resultado un inigualable documental de 9 horas y media de duración.
Hébert enfoca la vida de esta mujer quien mucho antes de haber trabajado para Lanzmann ya había ganado considerable experiencia en la materia colaborando con prestigiosos realizadores, como Jacques Tati, Alain Resnais, Jean Pierre Melville y Orson Welles, entre otros. Con todo, la cúspide de su carrera profesional la logró como montajista de Shoa.
La documentalista deja en completa libertad a Ziva, para que desde su hogar en el barrio de Jaffa de la ciudad de Tel Aviv a través de su memoria pase revista a gran parte de su existencia. En ese quehacer relata su infancia, la relación mantenida con sus padres, su adolescencia, su viaje a Francia donde trabajó durante varias décadas como montajista, así como su vínculo sentimental con Robert Postec a quien conoció en París; si bien él fue el gran amor que la colmó de felicidad, esa dicha duraría muy poco por cuanto en un viaje que ambos hicieron a Israel en 1964, su marido murió ahogado por un torbellino que se lo tragó mientras estaba nadando, dejando a Ziva embarazada de 7 meses. Consecuentemente, su única hija Sarah nunca llegó a conocer a su padre.
Pero retornando al tema central del documental, se puede observar su cuaderno con apuntes escritos a mano a medida que ella iba apreciando lo que Lanzmann había rodado para ir seleccionando lo qué debería ser incluido en el montaje. En esa tarea extenuante, Ziva incentivó al director para que además de los reportajes efectuados a víctimas, testigos y verdugos del Holocausto incorporase material que reprodujera los campos de exterminio, trenes, paisajes así como otras ideas que a la postre valorizaron enormemente a Shoa.
El absorbente documental de Hébert trasciende no solamente por revivir el proceso de creación del trabajo de Lanzmann sino por algo más. En ocasión del estreno de Shoa, que tuvo lugar en París en abril de 1985 con la asistencia de relevantes personalidades incluyendo al presidente Mitterand, Ziva es ignorada por el director a pesar de haber sido la hormiguita trabajadora que contribuyó grandemente al resultado final del film.
Es así que el documental permite apreciar la obsesión de una heroína que llegó a descuidar a su querida hija adolescente para involucrarse por completo en una labor de pesadilla por la cual no es reconocida. En tan sentido, la desolación de Ziva es plenamente compartida por el espectador.
Este excelente documental incluye imágenes inéditas del rodaje de Shoa que contribuyen a realzarlo. Decididamente Hébert ha logrado un valioso y conmovedor documento que además de destacar la tarea de Ziva Postec demuestra cuán importante es el montaje en la etapa de post producción de un film.
THE BOY WHO HARNESSED THE WIND. Gran Bretaña, 2019. Un film escrito y dirigido por Chiwetel Ejiofor.
Después de haber atraído la atención por su magnífica actuación en 12 Years a Slave (2013), Chiwetel Ejiofor regresa al cine en su triple condición de actor, guionista y director. Al ubicarse por primera vez detrás de la cámara aborda una muy emotiva historia basada en un hecho real que tiene como escenario al continente africano.
El guión del realizador adaptado del libro de William Kamkwamba y Bryan Mealer ubica el relato en 2001 en Wimbe, una aldea rural de Malawi, donde habita la familia Kamkwamba. Allí vive William (Maxwell Simba), un noble adolescente de 13 años de edad y de grandes inquietudes científicas que es testigo de las dificultades que atraviesa su familia como así también los humildes agricultores, dependientes de lo que la madre tierra puede brindarles. El gran obstáculo proviene de los caprichos de la naturaleza donde las grandes inundaciones seguidas de prolongadas sequías afectan severamente a la cosecha.
Dentro de esa precariedad, Trywell (Ejiofor), el cariñoso padre de William que es sembrador, y su abnegada esposa Agnes (Aïssa Maïga) hacen lo posible para que William y su hermana mayor Annie (Lily Banda) obtengan una buena educación para que vislumbren un futuro de vida mejor. Sin embargo, el muchacho no puede continuar su asistencia a las clases; eso se debe a que el director del establecimiento (Raymond Ofula) se lo impide al no haber recibido el pago de la matrícula que adeuda su padre por el grave problema de pobreza que afronta la familia. Con todo, un noble profesor de la escuela (Lemogang Tsipa) que aprecia a William consigue que la comprensiva bibliotecaria (Noma Dumezweni) de la escuela le permita acceder a la biblioteca e instruirse en los temas de su interés como lo son la electricidad y la energía. Allí encuentra el libro Using Energy donde encuentra la clavepara resolver la dramática situación ocasionada por la persistente sequía. La solución se encuentra en la implantación de una turbina de viento que con su accionar permitirá suministrar el agua para regar los cultivos. Para implementar su proyecto William debe vencer la resistencia de su querido padre a fin de que le ceda su bicicleta para desarmarla y rescatar sus partes que son vitales para construir el molino de viento
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Sin acudir a golpes bajos el director ilustra cómo la hambruna puede abatir a una población, la lucha desesperada para conseguir la precaria base alimenticia que se ofrece en cantidades extremadamente reducidas a quienes pueden llegar a tener acceso a ella, como así también a un gobierno ineficiente y corrupto sin deseos de colaborar. A esa certera pintura de la comunidad se le adiciona el profundo lazo de solidaridad que une a la familia Kamkwamba donde los padres desean que sus hijos puedan lograr en la vida todo aquello que ellos no pudieron alcanzar.
Si bien esta conmovedora historia resulta predecible, poco importa porque es verídica; así, en los créditos finales se destaca la figura del verdadero William, que en la actualidad es un destacado innovador ingeniero de 31 años embarcado en numerosos proyectos de energía. Gracias a su tenacidad y constancia en 2014 logró graduarse en el prominente Darmouth College de Estados Unidos.
Con una excelente actuación de Simba, acompañado de la certera caracterización ofrecida por Ejiofor y el resto del elenco, el novel realizador brinda un film de gran humanidad que se ve realzado por la remarcable fotografía de Dick Pope al captar en toda su dimensión el ambiente en que se desarrolla este cautivante drama.
Solo cabe lamentar que este hermoso film de Netflix no pueda ser exhibido en las salas de cine para el público que desearía verlo sino que es ofrecido únicamente a los abonados de esta plataforma de streaming
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