HABLEMOS DE CINE
HABLEMOS DE CINE
Por Jorge Gutman
Alex Lehmann ofrece en Paddleton un verdadero canto a la amistad en un relato que con pasos de comedia es en última instancia dramático y emotivo.
Muy bien recibido en el último Festival de Sandance, el film se destaca por su sencillez y cautiva con la espontánea y genuina caracterización lograda por sus dos protagonistas que prácticamente dominan el relato. Michael (Mark Duplass) y Andy (Ray Romano) son dos compañeros inseparables que llevan una vida solitaria pero que se complementan el uno con el otro; así, jugando al paddleton en un abandonado cine al aire libre, viendo conjuntamente por la televisión películas de artes marciales, o bien saboreando platos de pizza saben cómo distraer placenteramente sus ratos de ocio.
El conflicto sombrío se vislumbra en la primera escena cuando Andy acompaña a su amigo a una consulta médica y Michael recibe el triste diagnóstico de padecer de un cáncer intestinal con serias ramificaciones sin que disponga mucho tiempo de vida. Demostrando en su rostro preocupación pero sin que llegue a un nivel de dramatización, el resignado paciente decide someterse a la eutanasia para poner fin a su existencia antes de que el dolor comience a torturarlo. Para ello recurre a Andy para que lo asista a implementar su deseo. Como la dosis letal solo puede ser obtenida en una farmacia alejada del lugar en que viven, ambos inician un viaje con destino a la misma para comprarla. Una vez adquirida las drogas pertinentes, Andy compra una pequeña caja de seguridad para guardarlas; eso lo hace con el propósito de aguardar a que Michael no se precipite en su decisión y pueda cambiar de opinión.
Estructurado como una pieza de cámara, la trama se centra fundamentalmente en la especial relación que se entabla entre estos dos personajes en un momento particularmente crucial. Aunque el relato no puede ocultar el pesimismo subyacente que lo nutre, el drama se combina con ciertas escenas de humor contrastando las personalidades de ambos amigos que se reflejan en los ocurrentes diálogos humorísticos intercalados en el mismo.
Si bien la narración en principio está sujeta al guión preparado por Lehmann y Duplass, es posible sospechar que existe también cierta dosis de improvisación por parte de los dos actores quienes con remarcable naturalidad contribuyen a realzar la autenticidad que emerge de esta historia. Finalmente, el espectador agradece a los guionistas por evitar complacencia alguna en el desenlace de este buen film.
LETO. Rusia-Francia, 2018. Un film de Kirill Serebrennikov
Después de haber realizado The Student (2016), un drama basado en un fanático adolescente religioso, el realizador ruso Kirill Serebrennikov retorna con una película de naturaleza completamente diferente en Leto, una comedia con música de rock ambientada en la última década de la Unión Soviética.
La acción transcurre en Leningrado en el verano de 1981 en un marco donde la juventud rusa se contagia de la música rock y punk de Occidente, un género considerado de ideología capitalista para los que apoyan al régimen represivo de Brezhnev. Es allí donde se sale al encuentro de Mike Naumenco (Roma Zver), la gran estrella del rock liderando su banda Zoopark, quien está felizmente casado con Natasha (Irina Starshenbaum) y es padre de una bebita.
Un día en la playa, Mike se topa con dos aspirantes músicos de rock, donde uno de ellos es el joven Viktor Tsoi (Teo Yoo). Si bien Natasha se encuentra platónicamente interesada en la enigmática personalidad de Viktor sin que realmente exista un triángulo romántico, el relato se preocupa más de resaltar la relación existente entre el músico consagrado y su discípulo.
El film transmite con energía y entusiasmo el clima imperante en el escenario musical con los ajetreos propios que implican las grabaciones y conciertos que se van realizando como así también los altibajos personales y artísticos de los personajes en los momentos de alegría eufórica y en otros de frustración. Musicalmente, se asiste a las versiones de famosas tonadas como The Passenger de Iggy Pop y Psycho Killer de Talking Heads y otros hits con clara influencia de David Bowie, Lou Reed y Sex Pistols.
Con excepción de la música, no es mucho lo que realmente acontece en el relato y si hay algo objetable es que su contenido se vuelve repetitivo en una narración que se extiende más de lo debido. Con todo, el clima de época está muy bien captado y la rebeldía juvenil que anima a sus personajes está bien lograda.
Globalmente considerada, esta película de sabor nostálgico y muy bien filmada en blanco y negro constituye un tributo a una nueva generación de músicos que cambiaría el rumbo del rock n’ roll de la URSS.
Quiso el destino que Viktor Tsoi convertido en un famoso cantautor y cofundador del renombrado grupo musical Kino haya muerto en 1998 a los 28 años de edad como consecuencia de un accidente de automóvil.
THE HIGHWAYMEN. Estados Unidos, 2019. Un film de John Lee Hancock. Distribuido por Netflix
Hace poco más de medio siglo el público tuvo oportunidad de apreciar Bonny and Clyde del realizador Arthur Penn que por su eficiente realización, impecable guión de David Newman y Robert Benton, unido a las remarcables actuaciones de Warren Beatty y Faye Dunaway convirtieron a ese film en un clásico de gran popularidad.
Mientras que Penn trató de romantizar a los delincuentes amantes Bonnie Parker y Clyde Barrow, en The Highwaymen el director John Lee Hancock decidió centrar su atención en quienes han sido responsables de traerlos a la justicia; consecuentemente, en este film se desmistifica la leyenda existente en torno de esta pareja que no tuvo contemplación en asesinar a cuanto policía se le interponía en su camino.
La acción comienza en Texas en 1934 donde la consternada gobernadora Ma Ferguson (Kathy Bates) enfrentando con impotencia la carrera criminal de estos forajidos, de manera reluctante acepta el consejo del sheriff local (John Carroll Lynch) para que los policías retirados Frank Hamer (Kevin Costner) y Maney Gault (Woody Harrelson) puedan complementar la labor oficial que realiza el FBI.
La mayor parte del relato basado en el guión de John Fusco descansa en las peripecias vividas por Hamer y Gault a bordo del automóvil a medida que van atravesando varias rutas y estados del país tratando de conseguir pistas que los conduzcan a estos marginados de la ley. A lo largo del camino, los dos van dialogando y a través de esas conversaciones se va conociendo más a fondo a cada uno de ellos que aunque difieran en personalidad, los une el impulso común del cumplimiento de la tarea que les ha sido asignada. Ciertamente en el trayecto se toparán con algunos obstáculos como por ejemplo los recelos no manifestados abiertamente por los miembros del FBI y la dificultad de obtener información por parte de quienes sabiendo algo de los asesinos no se atreven a suministrarla. Una de las escenas más elocuentes del relato tiene lugar cuando los sabuesos están a punto de atrapar a la pareja pero se encuentran impedidos de hacerlo porque hay una multitud de admiradores que los rodea y por lo tanto no existe la posibilidad de tomar acción alguna para no peligrar la vida de gente inocente.
Después de muchas vicisitudes se arriba al momento culminante en la emboscada fatal tendida a Bonnie y Clyde cuando en mayo de 1934 son abatidos en una ruta secundaria de Bienville, en el estado de Luisiana.
Sin ser remarcable como el de 1967, Hancock logra un film sólido que concentra la atención permanente del espectador; eso en parte es debido a la singular complicidad existente entre Costner y Harrelson, quienes brindan una muy satisfactoria prestación como los ex detectives que no han perdido las gajes del oficio y por la eficaz tensión creada sobre todo en sus tramos finales. En los factores técnicos cabe resaltar la buena reproducción de la época en que transcurre el relato.
GIRL. Bélgica, 2018. Un film de Lukas Dhont. Distribuido por Netflix
Este film proveniente de la región flamenca de Bélgica es una pequeña joya que fue unánimemente aplaludida en el Festival de Cannes de 2018 como así también muy elogiado su director Lukas Dhont.
Este tópico que consideró maravillosamente Sergio Lelio en Una Mujer Fantástica es aquí considerado desde un ángulo diferente y decididamente cautivante. El guión del director y Ángelo Tijssens presenta a Lara (Victor Polster), una bella joven de 15 años de edad que nació en un cuerpo de hombre pero que habiendo decidido el cambio de sexo aguarda con ansiedad el momento en que se produzca la operación quirúrgica que la transformará completamente en mujer.
Durante este proceso de transición cuenta con el apoyo y ternura de su padre (Arieh Worthalter) al propio tiempo que dada su afición a la danza y sus aptitudes naturales al respecto es aceptada en una prestigiosa escuela de ballet. Aunque todos los que la rodean la consideran mujer, la extenuada disciplina a la que debe someterse, debido a que su cuerpo de adolescente masculino no se adapta fácilmente al de una bailarina, le va generando una considerable presión que repercute negativamente en su estado anímico y físico.
Con un sorprendente final, pocas veces el cine ha ofrecido tan intensamente la relación existente entre una persona y su físico. Girl, además de su intrínseco contenido tan bien manejado por Dhont, ofrece una interpretación antológica de Polster quien transmite plenamente la inquietud emocional de su personaje.
Por sus méritos, esta ópera prima ha sido premiada en Cannes con la Cámara de Oro -que se otorga al mejor primer film presentado en cualquiera de las secciones de la selección oficial y paralelas- como así también el de la Fipresci en la categoría Un Certain Regard y a Polster como mejor actor. De esta manera, la carta de presentación de Dhont no pudo haber sido más auspiciosa, lo que genera expectativas para juzgar sus futuros trabajos.
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