HABLEMOS DE CINE
HABLEMOS DE CINE
Por Jorge Gutman
PAVAROTTI. Estados Unidos, 2019. Un film de Ron Howard
En un excelente relato biográfico el director Ron Howard con un guión preparado por Mark Monroe enfoca la figura de Luciano Pavarotti, considerado uno de los más grandes tenores del arte lírico de la segunda mitad del siglo pasado. Dotado de una prodigiosa voz, el artista además de haber popularizado la ópera como nadie lo había hecho hasta su aparición igualmente mereció el aplauso del mundo entero con su participación en la música pop..
Nacido en Modena en 1935, su primera influencia hacia el canto provino de su padre panadero que también fue un tenor aficionado. Su carrera operística comienza en abril de 1961 en un teatro regional de Italia interpretando el papel de Rodolfo en La Bohème de Puccini y dos años después debuta en la Ópera de Viena. El impulso a su carrera lo obtendrá a través de su vínculo con la célebre soprano australiana Joan Sutherland con quien tiene la oportunidad de actuar en numerosas oportunidades; su desempeño profesional le abre camino para su incursión en Estados Unidos efectuando su primera aparición en 1965 en la Gran Ópera de Florida.
Desde 1968 hasta 2004 mantiene un estrecho vínculo con el Metropolitan Opera de Nueva York donde será uno de sus artistas más venerados; precisamente es allí donde Pavarotti se convierte en una indisputada estrella internacional cuando en febrero de 1972 en una producción de La Fille du régiment de Donizetti produce el delirio de la audiencia interpretando como los dioses el dificultoso aria Ah, mes amis conocido igualmente como el aria de los nueve Do de pecho. Entre otros de los hitos de su prodigiosa carrera se encuentra el inolvidable concierto ofrecido en las termas de Caracalla en Roma conjuntamente con Plácido Domingo y José Carreras bajo la dirección de Zubin Mehta, en la víspera de la culminación del campeonato mundial de fútbol de 1990; ese extraordinario evento origina innumerables conciertos ofrecidos por el trío alrededor del mundo bajo el rótulo de “Los Tres Tenores”
Si admirable ha sido el Pavarotti tenor no menos loable lo fue como el generoso filántropo y benefactor de obras de caridad donde junto con la Princesa Diana y el emblemático cantante Bono tuvo activa participación en la recaudación de fondos para ayudar a niños asediados por las guerras en varias regiones del mundo como así también asistir a los enfermos de cáncer.
La valiosa información suministrada por el documental ha sido posible gracias al importante material de archivo obtenido por Howard donde quedan vertidas las manifestaciones de Pavarotti en diferentes aspectos concernientes a su carrera. Eso ha sido complementado con las entrevistas realizadas a su mujer Adua Veroni, sus tres hijas Lorenza, Cristina y Giuliana, a numerosos artistas que incluyen a Plácido Domingo, José Carreras y Zubin Mehta, como así también a asociados que estuvieron vinculados con el divo. A lo largo del metraje quedan insertados clips de extractos de arias de las más importantes operas clásicas que constituyen un verdadero placer escucharlas a través de la inmaculada voz del tenor.
La vida íntima del cantante italiano y sus infidelidades amorosas son consideradas tangencialmente quedando manifestadas en los tramos finales. Es así que entre las personas entrevistadas se encuentra Nicoletta Mantovani, su joven asistente 35 años menor que él; la gran pasión que ella despierta en el artista provocará su divorcio de Adua después de 39 años de matrimonio y su posterior casamiento en diciembre de 2003 convirtiéndose a los 67 años en padre por cuarta vez de la niña Alice.
En suma, Howard logró un óptimo film que complacerá no solamente a los amantes de la ópera sino a todo tipo de público porque además de su calidad, la audiencia queda contagiada por la carismática presencia de su protagonista, su inigualable simpatía, la excepcional calidez derrochada y obviamente por su voz inconfundible que nunca habrá de extinguirse.
MEETING GORBACHEV. Gran Bretaña-Estados Unidos-Alemania, 2018. Un film escrito y dirigido por Werner Herzog y André Singer
A través de un período de medio año, el veterano realizador Werner Herzog con la colaboración del documentalista británico André Singer, tuvo la oportunidad de entrevistar a Mikhail Gorbachev, el último de los líderes de la otrora Unión Soviética.
Desde el vamos, se destaca la empatía de Werzog con su prominente entrevistado de 87 años de edad. En las sucesivas charlas mantenidas, el film devela algunos aspectos inéditos de su persona como así también otros vinculados con su carrera política, desde sus comienzos en el Partido Comunista, hasta convertirse en el Presidente de la Unión Soviética en 1985.
Entre algunos de sus acciones más ponderadas durante el período de su mandato se destacan la eliminación en 1989 del infame Muro de Berlín, el fin de la Guerra Fría y especialmente su colaboración con los Estados Unidos en los esfuerzos tendientes a la eliminación de las armas nucleares después del desastre de Chernobyl en 1986. La desintegración de la Unión Soviética ocurrida en diciembre de 1991 motivó su renuncia al alto puesto. Es notable apreciar un dejo de lamento del estadista al manifestar que la tarea de democratización de Rusia aún no ha concluido.
Curiosamente la figura de este estadista más reverenciado en el exterior que en su propio país logró que fuese altamente respetado por otros líderes mundiales de opuesta ideología como lo fueron Ronald Reagan, Margaret Thatcher y Helmut Kohl, entre otros
En lo humano, el documental resalta el profundo amor por su adorada esposa Raisa, fallecida en 1999 y de qué manera ella gravitó en él como su inigualable compañera, ireemplazable confidente e importante consejera; es así que el público no puede quedar indiferente cuando observa a este viudo conmovido en lágrimas a pesar del tiempo transcurrido desde la muerte de su mujer.
Cuando finalmente Werzog le pregunta a su entrevistado qué es lo que le gustaría que apareciera como epitafio en su tumba, él responde con dos simples palabras: “he tratado“.
Ambos directores han logrado un documental afectivo y ameno captando la grandeza de quien fuera un excepcional político que hasta el momento la historia no lo ha valorado en la justa dimensión que merece.
PETERLOO. Gran Bretaña, 2018. Un film escrito y dirigido por Mike Leigh
Abordando por primera vez un tema histórico, el veterano realizador británico Mike Leigh retorna con Peterloo reconstruyendo la masacre que tuvo lugar en Manchester el 16 de agosto de 1819.
Después de que Gran Bretaña logra vencer a Napoleón en la batalla de Waterloo en 1815, el pueblo de Manchester desea estar representado en el parlamento británico a fin de tener su voz en los problemas concernientes, entre otros, al desempleo y la pobreza así como lograr una mayor radicalización democrática.
El realizador trata de mostrar las injusticias sociales prevalecientes en parte de la sociedad de esa época donde los ricos se vuelven más aún en tanto que los pobres son dejados de lado por quienes, supuestamente, deberían protegerlos. Al no obtener eco en sus reclamos, como una demostración de acción colectiva el pueblo de Manchester se vuelca a las calles en una pacífica marcha; lamentablemente, la misma conducirá a la cruel matanza cometida a sus propios ciudadanos por las autoridades gubernamentales en St. Peter’s Field.
Aunque bien intencionado, en sus dos horas y media de duración el relato termina extenuando al volverse demasiado didáctico así como repetitivo en las reuniones y discusiones mantenidas por los activistas sociales por un lado y la élite política por el otro.
En un elenco en el que participan entre otros Rory Kinnear, Maxine Peake, Neil Bell, Philip Jackson y Vincent Franklin, Leigh logra un film correctamente actuado, aunque sin resaltar a nadie en especial y muy cuidadoso en los detalles de reconstrucción de época, sobre todo en la representación de la épica masacre. Sin embargo, la insuficiente solidez dramática impide que lo expuesto llegue a impactar como debiera.
ROCKETMAN. Gran Bretaña, 2019. Un film de Dexter Fletcher
Sin ser una obra maestra Rocketman es un film autobiográfico estupendamente realizado por Dexter Fletcher centrándose en el gran rockero nacido como Reginald Dwight y artísticamente conocido como Elton John. A pesar de que el relato basado en el magnífico guión de Lee Hall deja de ser complaciente con el artista, lo cierto es que lo expuesto ha sido por él aprobado como productor ejecutivo de esta película.
En la primera escena Elton (Taron Egerton) ataviado excéntricamente entra en una sala de una clínica de rehabilitación donde tiene lugar una reunión de alcohólicos anónimos; su presentación frente al grupo no puede ser más elocuente al confesar de haber sido adicto al alcohol, a la cocaína, a las pastillas químicas no prescriptas por facultativo alguno, además de bulímico.
A través de flashbacks el compositor recuenta su vida. Así, el grupo se impone de la infancia de Reggie (Matthew Illesley) transcurrida en Londres durante la década del 50 quien denota una notable afinidad hacia la música y al piano dentro de un marco familiar poco satisfactorio; en el mismo se detecta a un padre que decididamente lo desprecia (Steven Mackintosh), una madre (Bryce Dallas Howard) frívola que se preocupa más en ella que en el niño y una adorable abuela (Gemma Jones) quien es la única que además de brindarle su cariño aprecia sus aptitudes musicales y será quien lo haga entrar como alumno de la Royal Academy of Music. La historia se desplaza años después cuando ya adulto efectúa su transición hacia la música rock y se produce un fortuito encuentro con Bernie Taupin (Jamie Bell); como su talentoso letrista él es el artífice que encuentra las palabras adecuadas para expresar los sentimientos y emociones que transmite Elton en sus creaciones musicales; ese vínculo profesional cimentará una entrañable amistad que perdurará a través del tiempo.
Posteriormente se ilustra su debut en el club nocturno Troubadour de Los Ángeles, donde logra un resonante éxito y es allí donde conoce al apuesto y elegante John Reid (Richard Madden) quien será su manager a la vez que su amante. Su triunfal carrera que a los 25 años de edad lo convierte en superestrella y la ruptura del vínculo amoroso con Reid, traerá aparejado su desmesurado consumo de alcohol así como su afición por las drogas que terminarán abatiéndolo anímicamente.
El film se valoriza por varias razones. En primer lugar la dinámica puesta escénica unida al inteligente guión logra insertar adecuadamente la música dentro de la narración efectuada; eso contribuye a crear un clima de fantasía acertadamente entremezclado con las facetas reales del relato y favorecido por un remarcable despliegue coreográfico.
En una admirable mimetización, la interpretación protagónica de Egerton transmite con holgura la compleja personalidad del artista donde la imagen pública de un Elton triunfador contrasta con la angustia y soledad de un ser ansioso que íntimamente desea encontrar un verdadero amor como así también el temor que experimenta de ser desenmascarado en su orientación sexual; asimismo Egerton se luce como cantante entonando satisfactoriamente con su voz la mayoría de las canciones de John, incluyendo entre otras a Goodbye Yellow Brick Road, Thank You For All your Loving, Don’t Go Breaking My Heart, Tiny Dancer y The Bitch is Back.
Igualmente debe distinguirse el suntuoso vestuario como un factor importante que enriquece al relato; en tal sentido, el diseñador Julian Day reproduce fielmente los trajes extravagantemente exagerados y coloridos utilizados por Elton en sus conciertos.
En esencia, esta melodramática comedia musical recreando algunos de los momentos estelares así como la tumultuosa vida y redención del emblemático compositor y pianista reúne todos los elementos necesarios para satisfacer plenamente al gran público.
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