HABLEMOS DE CINE
HABLEMOS DE CINE
Por Jorge Gutman
Después de haber intervenido como actriz en varias películas de Xavier Dolan, Monia Chokri debuta como directora en La femme de mon frère. En esta comedia dramática donde se expone la especial relación existente entre dos hermanos su apreciación dependerá de cómo cada espectador pueda o no disfrutar de la presencia de su personaje protagónico.
La historia esbozada por Chokri se centra en Sophia (Anne-Elisabeth Bossé), una mujer soltera e insufrible neurótica de 35 años cuya actitud y comportamiento se asemeja más al de una joven adolescente. A pesar de haber obtenido recientemente un doctorado en filosofía política, de la cual no se cansa de remarcar, no logra un trabajo estable para mantenerse y además adeuda 48.000 dólares que contrajo durante sus años de estudio. Verborrágica y de ninguna manera delicada en el hablar, además de cínica, egoísta y permanentemente insatisfecha, esos atributos negativos la convierten en un ser decididamente antipático al que uno desearía evitar.
Viviendo en el departamento de su hermano Karim (Patrick Hivon), un psicólogo de buena presencia y notablemente seductor, siente por él un gran apego fraternal que es recíproco en la medida que Karim siempre está a su lado cuando ella lo necesita. Esa situación se presenta cuando al haber quedado embarazada, Karim la acompaña a la clínica donde Eloise (Évelyne Brochu), una bella ginecóloga, habrá de efectuarle un aborto. Sophia estallará de celos cuando su hermano y Eloise se enamoran y ella pasa a ocupar un segundo plano además de tener que dejar el departamento en el que cohabitaba para tener que alojarse con sus excéntricos aunque atrayentes padres izquierdistas (Sasson Gabai y Micheline Bernard). Todo ello hará que esta antiheroína deba encaminar su estilo de vida diferentemente para poder actuar como adulta responsable de sus actos.
Lo que precede está expuesto por Chokri de manera irreverente con el propósito de lograr una comedia colorida e irónica. Con todo, el tono poco sutil y desbordado en muchas escenas rozando la caricatura y que en algunas instancias se vuelven repetitivas atenúan considerablemente ese propósito.
Con ciertos diálogos mordaces, lo mejor del film reside en la actuación. En tal sentido, a pesar de caracterizar un personaje poco agradable, Bossé logra impresionar favorablemente; de igual modo, satisface la actuación de Hivon cuyo personaje mantiene una excelente química con el de Bossé. En papeles secundarios, Gabai y Bernard ofrecen la cuota de auténtica hilaridad a este leve pasatiempo.
THE SOUVENIR. Gran Bretaña, 2019. Un film escrito y dirigido por Joanna Hogg
En este film de carácter parcialmente autobiográfico la directora británica Joanna Hogg pasando revista a sus años de juventud, dramatiza algunos momentos de ese período que han repercutido en su vida y definieron su futuro como cineasta.
La acción transcurre a mediados de la década del 80 en la ciudad de Londres donde vive Julie (Honor Swinton-Byrne), el alter ego de Hogg. Ella es una joven fotógrafa de clase media genuinamente ambiciosa aunque no muy segura de sí misma donde en las primeras escenas se la contempla tomando fotos de la ciudad de Sunderland que se ha visto afectada por el cierre de la industria de la construcción naval; ese material le habrá de servir para implementar el proyecto de realizar su primera película dentro de los estudios de cine que está emprendiendo.
La rutina de Julie se ve alterada a partir del momento que conoce a Anthony (Tom Burke), un hombre mayor que ella, carismático a la vez que enigmático, arrogante y bien cultivado en las artes.
En el marco de un relato donde prima una marcada ambigüedad, se aprecia en un principio la relación amistosa de estos dos personajes donde Anthony endosa las inquietudes de Julie sobre la carrera que desea emprender. Él acepta convivir con ella en el departamento que arrienda en el elegante barrio londinense de Kensington estableciéndose en un principio un inusitado vínculo platónico al compartir durante la noche el mismo lecho sin contacto alguno. En el tiempo libre, visitan galerías de arte apreciando algunas pinturas relevantes, entre ellas “The Souvenir” (que da título a este film) de Jean Honoré Fragonard, como también la ópera constituye otro modo de compartir el vínculo establecido.
Después de varios días, esa continuada vivencia adquiere el carácter de un intenso amor donde Anthony aprovecha la natural inocencia que emerge de Julie; así, él no tiene empacho alguno en solicitarle dinero sin que ella llegue a cuestionarlo. El conflicto dramático se produce cuando la conducta errática de este hombre sale a relucir y Julie se impone que la persona a quien ama es un heroinómano que llega a robarle sus joyas para poder adquirir las drogas.
El film sobriamente realizado es decididamente complejo sin que la directora alcance a explicitar claramente la motivación y racionalidad de sus personajes, especialmente en lo que concierne a la tóxica relación de dependencia de Julie de un hombre torturado que finalmente la maltrata. En todo caso Hogg está preparando la continuación de esta historia en donde probablemente queden en claro algunas de las situaciones no definidas por el momento.
Por lo que antecede queda como balance el retrato de una potencial artista que en su proceso de maduración trata de reencontrarse consigo misma después de haber experimentado una destructiva relación de pareja. Aunque emocionalmente distante, el film destila autenticidad con diálogos improvisados bien logrados y cuenta con las excelentes interpretaciones de Burke y de Swinton-Byrne en su debut para el cine; en un papel secundario se destaca Tilda Swinton como la madre de Julie, quien en la vida real lo es también de Swinton-Byrne.
MON GARÇON. Francia, 2017. Un film de Christian Carion
Aunque el tema del secuestro de hijos ha sido considerado en varias oportunidades, especialmente en Taken (2008) y Prisoners (2013), Christian Caron vuelve a abordarlo en Mon Garçon aunque a un nivel más modesto.
El relato del realizador y Laure Irmann presenta a Julien (Guillaume Canet) quien recibe un llamado angustioso de su ex mujer Marie (Mélanie Laurent) haciéndole saber que Mathys, su hijo de 7 años, ha desaparecido de la colonia de vacaciones donde se encontraba en una zona montañosa al sur de Francia. El hecho suscita angustia para estos padres que aunque divorciados se unen afectuosamente frente a la grave circunstancia que atraviesan. En tal sentido, Julien siente un profundo remordimiento teniendo en cuenta que su profesión de geólogo lo obligó a viajar constantemente estando alejado del hogar con considerable frecuencia lo que produjo grietas en su matrimonio así como el haber estado distanciado por largo tiempo de Mathys.
Si bien las autoridades no pueden tomar cartas en el asunto hasta después de 48 horas, Julien tiene claros indicios -que no se habrán de develar- de que el niño ha sido raptado. A partir de ese momento y decidido a no obedecer el consejo de la policía de no inmiscuirse en un asunto que a la misma le compete, Julien decide actuar por su cuenta tratando de ubicar a Mathys y vengarse de quien haya sido responsable del rapto.
Aunque la primera parte es la que ofrece mayor profundidad psicológica -sobre todo en el encuentro entre Julien y Marie- la segunda mitad a pesar de no ser totalmente realista ofrece la cuota necesaria de suspenso para que el espectador se involucre en el relato. Entre sus méritos cabe destacar la profesionalidad de Carion en su acertada puesta escénica, la buena fotografía de Eric Dumont que con cámara en mano crea la atmósfera de atrapante tensión y la convincente interpretación de Canet transmitiendo con intensidad la desesperación de un padre en procura de su hijo.
PHOTOGRAPH. India, 2018. Un film escrito y dirigido por Ritesh Batra
La delicadeza y sutileza es lo que predomina en la filmografía de Ritesh Batra; así como en Lunchbox (2013) exitosamente narraba las relaciones establecidas entre un solitario viudo y una mujer casada mediante el intercambio de notas y más recientemente en Our Souls at Night (2017) describiendo un romance otoñal, en Photograph se adentra nuevamente en el terreno romántico a través de un modo muy peculiar; al hacerlo, Batra impregna a su relato de un clima gentil y afectuoso que permite distinguirlo de otros de igual género.
La acción transcurra en la gran metrópoli de Mumbay en donde vive Rafi (Nawazuddin Siddiqui), un musulmán proveniente de una humilde aldea quien se gana la vida como fotógrafo callejero en los lugares turísticos de la ciudad. Allí le saca una foto a Miloni (Sanya Malhotra), una chica que transita casualmente por el lugar y que después que él la fotografía ella desaparece impulsivamente. Del relato se desprende que él es soltero y siendo huérfano de padres su único familiar es Dadi (Farrukh Jaffar), una adorable abuela en avanzado estado de edad y de endeble salud que lo presiona para que se case y forme un hogar. Para lograr su propósito la anciana lo amenaza con no tomar sus medicinas hasta que él encuentre esposa. A fin de ganar tiempo, el muchacho envía a su abuela la foto que había guardado de Miloni, diciéndole que es su novia. La situación tiende a complicarse cuando Dadi deja la aldea donde vive para llegar a Mumbay con la intención de conocer a la futura mujer de su nieto.
En base a lo que precede, el guión hace que Rafi y Miloni se reencuentren donde ella acepta actuar como la prometida del muchacho frente a Dadi. Si bien la impostura planeada logra el efecto buscado, queda por saber si el frecuente contacto entre los dos jóvenes conducirá a una efectiva relación sentimental. Es en tal sentido que el director describe satisfactoriamente a sus dos personajes principales pertenecientes a diferentes medios sociales, religión y origen. Así, mientras que Rafi no aventura un porvenir muy promisorio con su trabajo, la situación de Miloni es considerablemente distinta; ella pertenece a una familia acomodada cuyos padres tratan de conseguirle el mejor partido matrimonial y además cuenta con una excelente formación universitaria, sobre todo teniendo en cuenta que como destacada estudiante universitaria aspira a diplomarse como contadora.
Dentro del contexto de la relación descripta, el relato ilustra a sus protagonistas como introvertidos y dueños de una particular timidez; eso se aprecia aún más en Miloni cuyo rostro denota una rara tristeza a la vez que transmite una dulce ternura. Finalmente queda planteada la pregunta de si la barrera que los separa podrá ser eliminada para que el amor latente que los une pueda aflorar plenamente.
Sin grandes conflictos o alardes, esta pequeña historia platónicamente romántica atrae por su buena narración y las convincentes actuaciones de Sidiqui, Malhotra y Jaffar.
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