HABLEMOS DE CINE
HABLEMOS DE CINE
Por Jorge Gutman
Si bien en 2008, Mariano Llinás sorprendió con Historias Extraordinarias, un film excelente de poco más de 4 horas de duración, con La Flor el realizador ofrece un trabajo a todas luces revolucionario de 13 horas y 34 minutos, sin tener en cuenta los intervalos existentes.
Esta monumental epopeya que fue aplaudida en 2018 en ocasión de su estreno mundial en el Festival de Locarno, para después repetir su suceso en los de Toronto, Nueva York y Londres, llega ahora a Montreal para que el público dispuesto a verla asista a una obra de amplia libertad narrativa, expresada en 6 episodios independientes que fueron realizados a lo largo de 10 años.
La mayoría de los mismos sin tener desenlace responde a diferentes géneros y estilos estructurados por varias subtramas derivadas del eje central de cada historia. Asimismo en casi todos los episodios, con excepción de uno de ellos, Llinás se ha valido de 4 estupendas actrices pertenecientes al grupo teatral argentino Piel de Lava; así, en cada segmento, Elisa Carricajo, Valeria Correa, Pilar Gamboa y Laura Paredes causan admiración por su notable ductilidad expresiva en la caracterización de sus diferentes personajes.
A través de las historias relatadas, donde en su inicio el director informa sobre lo que se habrá de presenciar, el espectador es transportado en un viaje que engloba tres continentes diferentes mediante escenas filmadas en Argentina, Chile, Colombia, Nicaragua, Corea del Sur, Mongolia, Líbano, Rusia, Bulgaria, Inglaterra, Bélgica, Francia y Hungría.
En una rápida síntesis de su contenido, se puede anticipar que el primer episodio tiene lugar en un laboratorio de investigación arqueológica donde el descubrimiento de una momia precolombina que revive, causa estragos; para aplacar su furia se cuenta con la asistencia de una consultora experta en la materia. El segundo episodio, más elaborado, es un melancólico melodrama musical donde una cantante melódica es dejada de lado por su pareja y socio musical al haberse enganchado con otra cancionista. El tercer episodio que transcurre durante la guerra fría -ciertamente el más ambicioso, fascinante y el más extenso- es un verdadero thriller que está narrado en su mayor parte a través de la voz en off del director y de su hermana Verónica Llinás; el relato enfoca a 4 espías femeninas que mantienen prisionero a un científico y que están a punto de enfrentarse con otra banda rival también interesada en el hombre cautivo. El cuarto episodio es un verdadero rompecabezas donde las piezas que lo componen no terminan integrándose de manera coherente; si bien es el segmento menos interesante, en todo caso no deja de intrigar. El episodio siguiente es un medio metraje mudo y sin banda sonora en donde Llinás homenajeando a Jean Renoir adapta su film Una Partida de Campo de 1936 al medio campestre argentino donde dos gauchos intentan conquistar a dos jóvenes mujeres turistas; la intercalación de una escena de acrobacia aérea le otorga a este simpático relato un toque especial de distinción. El último de los episodios ubicado en el siglo 19, es un corto metraje mudo con cierto aliento lírico que se centra en el relato de una mujer británica que junto a otras tres fueron mantenidas en cautiverio por nativos americanos. Como nota última es necesario resaltar la importancia de los créditos finales de 40 minutos de duración; además de dar cuenta del numeroso elenco y equipo técnico también se menciona el centenar de personas e instituciones que a través de una década prestaron su colaboración para que este ambicioso proyecto pudiera concretarse.
En resumen, como un gran pionero del cine independiente del presente siglo, Llinás ofrece un film radical, audaz, provocativo, exuberante y caprichoso pero a todas luces magistral como creación artística. Todo hace presumir que a través del tiempo La Flor será considerada como una de las obras más trascendentes de la cinematografía universal.
BALLOON. Alemania, 2019. Un film de Michael Bully Herbig
Basado en un acontecimiento real, el director alemán Michael Bully Herbig ofrece en Balloon un sólido thriller enfocando la espectacular evasión emprendida por dos familias que vivían bajo el sistema comunista en la República Democrática Alemana. Para ubicar al espectador sobre lo que verá, los créditos iniciales del film señalan que entre 1976 y 1988 aproximadamente 38.000 personas de Alemania Oriental trataron de cruzar el muro de Berlín en el que 462 hombres, mujeres y niños perdieron su vida en el intento.
La acción transcurre en el verano de 1979 en la ciudad de Pobneck, ubicada en la región de Turingia. Es allí donde reside la familia Strelzyk conformada por Peter (Friedrich Mücke), su esposa Doris (Karoline Schuch) y sus dos hijos. Tanto Peter como su esposa se sienten oprimidos por el régimen implantado por sus gobernantes quienes a su vez se encuentran indirectamente controlados por la Unión Soviética; en consecuencia el propósito del matrimonio es huir de Alemania Oriental. Teniendo en cuenta que Peter es electricista y -según se aprecia- también reúne conocimientos de tecnología aeronáutica, él arma un globo de aire caliente que servirá como el medio de transporte hacia el lado opuesto de la Cortina de Hierro.
Lamentablemente, tras haber fracasado una primera vez en el intento, tratan de repetir esa experiencia con la esperanza de lograr el objetivo deseado; para ello y contando con la cooperación de sus amigos Günter (David Kross) y Petra Wetzel (Alicia von Rittberg), quienes comparten sus mismas ideas e igualmente son padres de dos hijos, se dedican a construir artesanalmente otro globo atendiendo a los mínimos detalles a fin de que pueda albergar a las dos familias y alcanzar la ansiada libertad.
El guión del realizador escrito con Kit Hopkins y Thilo Röscheisen describe minuciosamente la implacable cacería realizada por .Seidel (Thomas Kretschmann), un implacable oficial de la Stasi -la poderosa policía de seguridad del estado- quien a través de ciertos rastros dejados por los Strelzyk en la malograda tentativa tratará de identificarlos; en la medida que el cerco se estrecha cada vez más sobre ambas familias, sus integrantes son conscientes que deben apresurar la partida lo antes posible porque si llegan a ser descubiertos los padres serán encarcelados en tanto que los hijos serán destinados a orfanatos.
Si bien este tema ya fue tratado en el film Night Crossing realizado por Delbert Mann en 1982, el tratamiento otorgado por Herbig permite que su trama resulte igualmente fascinante. A través de una eficiente narración, el realizador crea un clima de suspenso que se va acrecentando a medida que el relato avanza. Así como en el film La Vida de los otros (2006) el director Florian Henckel von Donnersmarck reflejó acertadamente la forma en que la Stasi se dedica a vigilar y controlar la vida de los demás, esta misma atmósfera de alienación y miedo envuelve a los vecinos del lugar donde por temor al castigo al ser interrogados cada uno de ellos se convierte en potencial informante del repudiable organismo.
La dramatización de la defección de estas dos familias efectuada el 16 de septiembre de 1976 es lograda a través de una apasionante intriga generada por los diferentes inconvenientes que a través del relato se van sucediendo y que deben sortear a fin de evitar su captura para finalmente aterrizar en Baviera, en el extremo este de Alemania Occidental.
La conjunción de un excelente director, un remarcable guión y la irreprochable interpretación de su elenco, da como resultado una apasionante aventura histórica magníficamente reconstruida que deleitará al público ávido de buenos filmes de suspenso.
ASTRONAUT. Canadá, 2019. Un film escrito y dirigido por Shelagh McLeod
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Richard Dreyfuss retorna al cine en un relato muy humano concebido por la realizadora Shelagh McLeod. En Astronaut el veterano actor caracteriza a Angus, un ingeniero civil jubilado de 75 años de edad quien habiendo enviudado recientemente vive con su hija Molly (Krista Bridges), su yerno Jim (Lyriq Bent) y su vivaz nieto Barney (Richie Lawrence). Desde siempre ha sentido una gran pasión por la astronomía y esa inclinación la comparte ahora con Barney con quien guarda una especial afinidad; así le hace saber que su máxima aspiración es algún día poder realizar un viaje espacial. Al propio tiempo, debido a su declinante estado de salud, acepta con reluctancia la sugerencia de su hija y yerno de trasladarse a una residencia de ancianos donde pueda ser mejor atendido.
La historia adquiere un matiz especial cuando Angus se entera por la televisión que Marcus (Colm Feore), un potentado millonario, a través de una lotería brinda la posibilidad de ofrecer un asiento en el vuelo espacial que realizará en breve. Aunque Angus no reúne las condiciones requeridas de no superar la edad de los 65 años y encontrarse en buen estado de salud, estimulado por su nieto resuelve participar llenando los datos en línea en donde altera su verdadera edad y oculta el problema cardíaco que lo aqueja. Si bien no resulta difícil aventurar quién será el ganador de la lotería, el guión ofrece unos giros imprevisibles que despiertan la curiosidad por saber si finalmente Angus logrará o no concretar su anhelado viaje.
A través de una historia sencilla pero efectiva por estar muy bien narrada, McLeod evidencia su afecto hacia la gente de la tercera edad destacando cómo el protagonista de esta historia no es demasiado viejo al demostrar que su sapiencia tecnológica de ingeniería y sagacidad mental serán de vital trascendencia para evitar un trágico accidente. Al propio tiempo la realizadora resalta la importancia de los valores de la familia, a través del profundo amor y pena que Angus siente por su mujer desaparecida como igualmente en el tierno vínculo que mantiene con Barney. En cuanto a su elenco, se distingue la notable composición que Dreyfuss efectúa de su personaje como así también la participación natural y genuina de Lawrence.
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