HABLANDO DE CINE
HABLANDO DE CINE
Por Jorge Gutman
El documentalista británico Asif Kapadia, autor de Senna (2010) y ganador del Oscar al mejor documental en 2016 por Amy (2015), encara con la meticulosidad y rigor que lo caracteriza la figura del excepcional futbolista argentino Diego Maradona. Aunque este tema fue objeto de un documental en 2008 por parte del cineasta serbio Emir Kusturica, este film es por lejos muy superior.
Si bien todo el mundo, ya sea amante del fútbol o no, conoce a Maradona a través de los diferentes medios de difusión, el presente trabajo de Kapadia se distingue por la amena forma de narrar el relato así como por brindar ciertos detalles que permiten conocer mejor algunas de las facetas de su compleja personalidad.
En su mayor parte el documental se centra entre 1984 y 1991, período de su actuación en Nápoles. Durante ese lapso el documentalista reseña cómo el mítico futbolista llega a ser endiosado por los napolitanos para que finalmente fuese considerado peor que el mismo diablo.
A través de esta saga se ilustra su niñez viviendo en un medio familiar de considerable pobreza en uno de los barrios más desfavorecidos de la ciudad de Buenos Aires, para pasar a registrar sus extraordinarias dotes futbolísticas desde temprana edad. Entre otros aspectos, se destaca el triunfo que logró para Argentina en el Mundial de México de 1986, así cómo su relevante participación en el club Napoli, considerado de segunda categoría, permite que llegue a encumbrarse entre las más renombradas ligas de Italia. Sin embargo, su fuerte adicción a la cocaína con los consabidos efectos negativos producidos y la lamentable vinculación con algunos miembros de la camorra napolitana, originan el comienzo de la etapa lúgubre de su existencia; la misma se agrava más cuando en 1991 es acusado de posesión de drogas.
Simultáneamente el documental incluye algunos aspectos de su vida personal con la presencia de una de sus hermanas, su madre, su compañera Claudia Villafañe con quien contraerá matrimonio y su relación fugaz con la napolitana Cristina Sinagra que produjo una paternidad que él no quiso admitir hasta que casi 30 años después reconoció a Diego Jr. como su hijo.
En líneas generales, el film mantiene permanente interés demostrando la manera en que el venerable culto a la celebridad puede ser tan volátil y acarrear el hundimiento de un mito. Pero lo más destacable es que sin endiosarlo ni demonizarlo, Kapadia adopta una actitud neutral a la vez que objetiva sobre esta icónica estrella para que el espectador pueda extraer sus propias conclusiones.
Este muy bien realizado documental que ha tenido su estreno mundial en el festival de Cannes de este año, no se exhibe en los cines de Canadá pero el público puede desde esta semana apreciarlo a través del canal de suscripción de televisión HBO.
JUDY. Gran Bretaña, 2019. Un film de Rupert Goold
A medio siglo de su desaparición, el director Rupert Goold enfoca los últimos meses de la actriz y cancionista Judy Garland. La adaptación cinematográfica de Tom Edge está basada en la pieza teatral End of The Rainbow de Peter Quilter que en su traslado cinematográfico no alcanza a ofrecer lo que su tráiler promete. A través de una biografía convencional la insuficiente solidez del guión impide que Judy trascienda como cabía de esperar; sin embargo, la excepcional interpretación de Renée Zellweger es lo que permite que el film atraiga a quienes han admirado a la célebre estrella que comenzó a brillar en los años dorados de Hollywood.
La acción comienza en Los Ángeles en la segunda mitad de la década del 60 donde se observa a una Judy de mediana edad en estado frágil, inestable, afrontando dificultades financieras y batallando con su ex marido Sidney Luft (Rufus Swell) por la guarda de sus hijos Lorna (Bella Ramsey) y Joey (Lewin Lloyd); pero su insolvencia, al no estar capacitada para saldar sus deudas, así como la ausencia de estabilidad motivan a que la endeble mujer tenga que aceptar que ellos vivan con su padre aunque sin renunciar a su custodia.
Frente a este cuadro poco optimista, para mejorar su situación económica y revivir sus días de gloria a principios de 1969 Judy acepta la invitación del empresario teatral Bernard Delfont (Michael Gambon), para actuar en el club nocturno londinense “Talk of the Town” por espacio de 5 semanas. Su estadía en Londres no evita disminuir su ansiedad y desequilibrio emocional abusando de los medicamentos de larga data y de la bebida; en consecuencia, su asistente Rosalyn Wilde (Jessie Buckley) llega a exasperarse al no poder evitar su incumplimiento de horario, la ausencia de algunos ensayos y en ciertas ocasiones presentándose en el escenario con evidencias de haber bebido más allá de la cuenta. En ese período ella conoce al joven Mickey Deans (Fin Wittrock) quien llegará a ser su quinto y último esposo, con quien mantendrá efímeros momentos felices.
Adoptando la típica formula de retroceder en el tiempo, se aprecia los fantasmas del pasado que acuden a la mente de Judy; así, en su período adolescente (Darcy Shaw) recuerda haber sido manipulada por Louis Mayer (Richard Cordery), el dueño de los estudios MGM que la había contratado, al haber sido forzada a ingerir pastillas para disminuir el apetito y mantener una adecuada silueta pero que al provocarle insomnios debió recurrir a somníferos. A modo de conjetura esa circunstancia pudo en parte haber incidido en la falta de confianza reflejada en su futura existencia, pero eso es una mera conjetura porque los breves pantallazos impiden profundizar en el tema. Del mismo modo, apenas hay una mínima referencia sobre su hija Liza Minnelli (Gemma Leah Devereux) con quien no mantuvo una buena relación.
La triste vida de Judy está lejos de evidenciarse en esta esquemática biografía donde poco se sabe sobre las razones que condujeron a su infelicidad. A pesar de la falta de inspiración del guión para brindar un retrato más logrado de su protagonista, es Zellweger quien rescata al film con una actuación sublime al transmitir el sentimiento, afecto, pena y frustración de una artista que adorada por su público no logró evitar el proceso de autodestrucción que convirtió su vida en ruinas. Agraciada con un excelente maquillaje, Zellweger adopta los gestos, movimientos y manierismos de Judy en una consagratoria interpretación donde además confirma sus buenas aptitudes vocales; así en una escena memorable al despedirse del público londinense, la artista culmina su transformación del personaje que caracteriza cantando embargada de emoción Over The Rainbow, la popular canción del film The Wizard of Oz (1939) que consagró a Garland
En esencia, se asiste a un film adecuadamente dirigido y tenido de cierta nostalgia pero de ningún modo memorable, excepto por Zellweger que sin duda será una de las favoritas en la carrera de los Oscars.
CELLE QUE VOUS CROYEZ / WHO YOU THINK I AM. Francia, 2019. Un film de Safy Nebbou
Aunque no logrado totalmente, este film de Safy Nebbou basado en la novela homónima de Camille Laurens logra concitar atención en un relato que gira en torno de una mujer de mediana edad que logra reinventarse a sí misma tras haberse creado una falsa identidad en pos de una experiencia amorosa.
La muy popular actriz Juliette Binoche caracteriza a Claire quien en su cincuentena sufre de soledad tras haber sido abandonada por su marido quien es el padre de sus dos hijos. Si bien su trabajo como profesora universitaria de literatura la satisface, es en su vida íntima donde no se siente realizada. Aunque mantiene una relación con Ludo (Guillaume Goulx), su amante actual, ella sabe que con él no puede aguardar un futuro promisorio. Para calmar su angustia y encontrar a alguien que la llegue a amar plenamente, a través de Facebook consigue comunicarse con Alex (François Civil), quien es el joven asistente y amigo de Ludo. Utilizando una foto que se apropia de una atractiva chica, Claire le hace creer a su interlocutor que ella es Clara, una diseñadora de modas de 24 años. A medida que el intercambio virtual se va sucediendo acompañado de comunicaciones telefónicas, esa relación motiva a que los sentimientos entre ambos comiencen a aflorar y que finalmente ella se vea forzada a encontrarse cara a cara con Alex. ¿Cómo enfrentarlo en la medida que deberá revelar su verdadera identidad y temiendo que el desengaño del joven aborte la relación? Esa situación es manifestada por Claire a la imperturbable psicóloga (Nicole Garcia) que la asiste, quien trata de ayudarla teniendo en cuenta el peligro subyacente por las mentiras creadas y la necesidad de no poder ocultar la realidad.
De allí en más esta historia adopta un giro inesperado que aún cuando no del todo verosímil, la misma está compensada por la madurez interpretativa de Binoche que magníficamente permite que su patológico personaje adquiera completa convicción en este juego de usurpación y seducción.
Nebbou ofrece un film elegantemente construido en donde deja entrever de qué modo la tecnología de la era actual, acudiendo al empleo intensivo de las redes sociales, va dominando nuestras vidas aunque pueda llegar a distorsionar la verdadera identidad de una persona.
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