Aunque se creía que durante el verano, tiempo de vacaciones en el país vecino, los enfrentamientos contra los carabineros disminuirían, no ha sido del todo así, y en marzo serán con más fuerza. Para el 8 de marzo está convocada una gran movilización que se espera tenga la misma o mayor fuerza que cuando empezó.
Chile, entre la angustia y la esperanza tras cuatro meses de crisis
Chile, entre la angustia y la esperanza tras cuatro meses de crisis
Mientras la aprobación del Presidente disminuye, manifestaciones y descontento social aumentan.
Por: Paula Bustamante
Un clima de violencia, angustia y esperanzas prevalece en Chile, un país que después de varios meses del estallido de la crisis más grave en sus 30 años de democracia parece estar en el diván, soltando rabia y reproches a un modelo económico que ignoró su bienestar social.
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El descontento se mantiene igual a cuando bajo un ardiente sol de verano, más de un millar de personas se concentran constantemente en plaza Italia en octubre del año pasado, epicentro de las protestas en Santiago y que ha sido rebautizada como plaza Dignidad por los marchantes, los mismos que caminaron en total silencio como una forma de condenar el abuso por parte de los agentes de seguridad del Estado.
“Marchamos por las violaciones de los derechos humanos que hemos vivido. Estaremos hasta cuando sea necesario, esto es Chile ahora”, dijo Ana María, una trabajadora social que ha participado en las manifestaciones.
Este país, de casi 18 millones de habitantes, ha sido junto con Uruguay el más institucionalista de América Latina, pero el remezón social que vive desde el 18 de octubre tras un inesperado estallido popular ha cambiado de un plumazo su organización e impera la incertidumbre sobre el final de la crisis. El presidenteSebastián Piñera, que cumple su mitad de mandato en marzo, es el mandatario peor evaluado en 30 años. Al 10 de febrero, su respaldo era solo de 9 %, y en enero registró la cifra más baja del 6 %. La confianza en Carabineros de Chile, la policía admirada por 57 % de la población en agosto de 2015, hoy es una de las instituciones más desprestigiadas con solo 17 % de respaldo, en medio de un clima de protesta y violencia que no cesa, según reveló la encuesta del Centro de Estudios Públicos (CEP).
“Esta institucionalidad que muchos destacaron de Chile es tan rígida, tan sólida en su estructura, que tiene problemas para lidiar con un terremoto social como el actual”, explica Matías Fernández, profesor de Sociología en la Universidad Católica. Según Fernández, existe “todo un sistema político que está incapacitado, que ha tenido muchísimas dificultades para tratar este terremoto social porque no tiene las herramientas para procesar la información, para procesar las demandas con mecanismos que no sean los que han estado históricamente establecidos”.
Cuando en diciembre de 2017 Piñera ganó las elecciones presidenciales, una de las principales preocupaciones era la delincuencia (con uno de los índices más bajos en la región), tenía poco interés en discutir cambios a la Constitución heredada de Pinochet. Sin embargo, ahora el referendo constitucional que se votará el 26 de abril es la mayor esperanza del Presidente para calmar el descontento social.
“No sé cómo vamos a salir de esto que nos pasa, ojalá sea bien para todos los chilenos”, dice Cecilia Vergara, una arquitecta de 40 años, a quien no le gusta salir a protestar, pero apoya las demandas sociales que reclaman los manifestantes, sin líderes y sin partidos.
En estos meses, ningún político ha logrado apropiarse del reclamo callejero. Los manifestantes se siguen autoconvocando por redes sociales y los viernes suelen ser días de concentraciones y enfrentamientos con la policía. Hoy prevalece la “incertidumbre, esta especie de tensión entre la esperanza y la preocupación o el desasosiego que ha caracterizado la situación del país desde que empezó esto”, sostiene el sociólogo.
Durante la crisis han muerto más de 30 personas, cerca de 3.700 han resultado heridas y más de 400 sufrieron heridas oculares, según un último informe del Instituto Nacional de Derechos Humanos.
Marchamos por las violaciones de los derechos humanos que hemos vivido. Estaremos hasta cuando sea necesario, esto
es Chile ahora
La incertidumbre
Un plebiscito decidirá si se cambia o no la Constitución y luce como el único plan concreto para bajar la tensión política y social, aunque muchos dudan si lo logrará. En respuesta a su mal momento, Piñera aseguró que entiende que “los chilenos no estén contentos con lo que ha pasado”. “Yo tampoco estoy contento”, agregó al afirmar que está dispuesto “a poner manos a la obra para ayudar a los chilenos a resolver sus problemas, ayudarlos a aprovechar sus muchas capacidades y también, a cumplir sus sueños”.
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