Conflicto de intereses
Conflicto de intereses
El “Calcio” se vio obligado a parar la pelota frente a la emergencia sanitaria, pero la idea de “socializar” los costos financieros que acarrea la pandemia de coronavirus al fútbol no parece ser del todo compartida.
Al menos por el sindicato de futbolistas italianos (AIC), cuyo secretario general, Damiano Tommasi, comentó: “Veremos qué hacer cuando llegue el momento”, aún cuando reconoció que “la situación afecta a todos” por igual.
“El tema de la sustentabilidad del fútbol durante esta crisis global es obviamente de absoluto interés para todos aquellos que vivimos en este sistema, incluidos los futbolistas”, explicó el dirigente.
“Todas las partes estamos interesadas en preservar el equilibrio económico del mismo y por eso habrá que evaluar todos los elementos en el momento preciso”, completó Tommasi en diálogo con ANSA.
“La falta de ingresos, la postergación de torneos y la cancelación de eventos, de aportes estatales, ayudas federales y de respaldo de las instituciones internacionales son algunos de esos elementos que dirán cuál es el rol de los jugadores”, agregó.
“Recortar los salarios de los jugadores no es un tabú”, había dicho Gabriele Gravina, presidente de la Federación Italiana de Fútbol (FIGC) al considerar esa posibilidad y recordar que el “fútbol está llamado a hacer un gesto de gran responsabilidad”.
“Sólo así dará un significado real a la palabra solidaridad”, agregó Gravina al explicar los durísimos efectos financieros que la emergencia sanitaria traerán aparejados a las arcas del fútbol.
El parate forzado tendría un impacto equivalente a los 700 millones de euros sólo en la Serie A, incluidos los ingresos por venta de entradas y aquellos derivados de los derechos de transmisión televisiva.
Los clubes están evaluando qué hacer para contener las pérdidas y la idea de “socializarlas” con sus futbolistas no escapa a ese escenario al que se refirieron tanto Gravina, como Tommasi.
Antes de expresarse a favor o en contra de la misma la AIC, que se mantiene en contacto con sus afiliados vía chat, espera tener un panorama un poco más claro para saber cuál será finalmente el impacto real en las finanzas.
Además, una cosa son los jugadores que militan en primera división y otra muy distinta aquellos que lo hacen en los torneos de ascenso, como la Serie B y la Lega Pro, donde los salarios son infinitamente más “humildes”.
En la tercera categoría, el promedio salarial es de 50.000 euros netos anuales, cifra que está a “años luz” de lo que perciben las grandes figuras de primera división, que podrían absorver el costo para que aquellos no lo padezcan.
Eso sí, esta última fórmula amenaza con provocar la eventual emigración de los futbolistas “top” a Ligas de otros países en condiciones de hacer frente a sus exigencias. Pero, además, una cosa será el impacto económico que tendría la emergencia sanitaria si los torneos se reanudan (como la propia FIGC prevé el 3 de mayo) o si no pueden completarse, como otros especulan. Todas cuestiones que formarán parte del debate cuando las partes se sienten a la misma mesa una vez que la situación se normalice: “La crisis nos afecta a todos y el fútbol debe tener la capacidad de permanecer unido”, augura Gravina.
“Es algo sobre lo que debemos reflexionar. No hay mucho margen por cierto porque las cosas han cambiado. Debemos escuchar antes de opinar y cuidarnos de adoptar soluciones extremas”, destacó Renzo Ulivieri.
“No digo ni sí, ni no. Digo hablemos”, completó el representante del sindicato de entrenadores italianos, resumiendo en gran medida las sensaciones de muchos en momentos en los que la prioridad pasa por lo humano más que por lo económico.
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