Dime quién eres y te diré cómo matas el tiempo en la red
Dime quién eres y te diré cómo matas el tiempo en la red
Las pantallas se han vuelto inseparables compañeras de cuarentena de niños y mayores. Esto es lo que estamos haciendo con ellas y así va a afectar esta extraña temporada a nuestros hábitos posconfinamiento
Internet está siendo tan esencial durante la crisis del coronavirus que estuvimos a punto de tumbarlo. Los picos de demanda que pusieron en alerta a las teleoperadoras, están más estables se han mantenido en las cotas conquistadas tras la declaración del estado de alarma, impulsados en parte por el teletrabajo y también por la necesidad de matar el tiempo. Pero no todos estamos recogiendo los mismos frutos de la red de redes.
Los datos recopilados por Netquest en su panel de miles de internautas certifican que todo lo que hacíamos en internet antes de la crisis, ahora lo hacemos más: la semana posterior al confinamiento dedicamos un promedio de 184 minutos al consumo de internet en nuestros teléfonos, lo que supone un incremento del 30% con respecto al uso que hacíamos una semana antes, que se reparte de forma más o menos homogénea entre nuestras costumbres previas. Antes dedicábamos relativamente poco tiempo al consumo de información en portales de noticias, ahora también. Antes dedicábamos más de la mitad de nuestro tiempo invertido en apps al uso de aplicaciones de ocio, ahora también.
Las distintas intensidades de uso asociadas a diferentes edades también mantienen los patrones previos. Los colectivos más jóvenes dedican más tiempo que los de edades más avanzadas, con una única excepción que invierte esta regla: el consumo de información en webs de noticias.
Sin embargo, las plataformas también están detectando cambios en el tipo de contenidos demandados. En el caso de 2BTube, que gestiona más de 500 canales de Youtube y ha registrado un incremento generalizado que se concentra especialmente en cuatro categorías: contenidos infantiles, entretenimiento, fitness y videojuegos. “La sociedad se ha visto obligada, por las circunstancias, a hiperconectarse y, sin duda, muchas personas que no eran consumidoras de medios digitales han descubierto en YouTube una plataforma que les puede ser útil”, razona Fabienne Fourquet, director ejecutivo de 2BTube. Sus canales registraron en la primera mitad de marzo 294 millones de reproducciones. En la segunda mitad superaron los 400 millones. Algunos usuarios, los de siempre, otros, recién llegados al pozo sin fondo que es Youtube.
Sin retorno
El director ejecutivo de 2BTube se muestra convencido de que estos incrementos se mantendrán mientras dure el confinamiento y no desaparecerán sin más cuando termine. “Se están cambiando los hábitos de consumo, el confinamiento les ha permitido descubrir canales afines a sus gustos o necesidades y creemos que, ahora que los conocen, es posible que quieran seguir consumiendo estos contenidos o siguiendo a los creadores que los publican una vez finalizada la cuarentena”, comenta.
Para la escritora Annalee Newitz, este volcado de necesidades de ocio y sociabilidad en la red cambiará la misma concepción que tenemos de ella. “Cuando acabe la pandemia, ya no sentiremos Internet como ese reino imaginario. Será tan real como un cheque y eso podría llevarnos a exigir más rendición de cuentas a nuestras apps sociales favoritas”, escribe en New Scientist. “Cuando muchos de nosotros nos hayamos ido a la red para hacer nuestro trabajo o ver a nuestros seres queridos, las falsedades de Internet no nos parecerán tan inofensivas”.
Entre los más dos millones de usuarios que Qustodio tienen en todo el mundo se aprecian aumentos parecidos en el tiempo dedicado al consumo de contenidos enmarcados por pantallas. Esta app de control parental ha visto el uso de aplicaciones educativas elevarse un 105%, las comunicaciones en línea, un 65% y los videojuegos, un 30%. “Los niveles de consumo se reducirán, pero nunca volverán a los niveles previos a la Covid-19”, sentencia Eduardo Cruz, CEO y cofundador de Qustodio.
Para Marc Ginjaume, director general de Zeotap en España y Latinoamérica, estos cambios calarán también en el mercado posconfinamiento, que, igual que los consumidores, estará más abierto a desarrollar productos y experiencias que transcurran en línea. “Éstas interacciones tendrán un impacto más allá de la crisis, haciendo que los consumidores se den cuenta de las experiencias innovadoras puramente online que las marcas nos pueden ofrecer, y estén más abiertos a seguir haciéndolo”.
¿Demasiada pantalla?
¿Es bueno? ¿Es malo? Los largos tiempos de usos de pantalla siempre han llevado asociados ciertos riesgos que parecen haberse diluido en nuestras respectivas burbujas de confinamiento. “Ahora las pantallas se han convertido en una necesidad para casi toda la población, por lo que actualmente ese estigma no existe”, argumenta Fourquet. En su opinión, el final de la cuarentena traerá consigo una breve etapa de aversión a las pantallas durante la que “priorizaremos el contacto humano al virtual” y dedicaremos más tiempo al mundo real. “Pero esta fase también pasará y creemos que en un futuro se normalizará”.
El director ejecutivo de Qustodio, por su parte, llama a la cautela. “Creemos que los efectos negativos del tiempo en pantalla que ya hemos visto se amplificarán”, advierte. Aunque no es partidario de dar limitaciones específicas, recomienda vigilar el tipo de contenidos y los hábitos de consumo, sobre todo en los más pequeños. “No hay un tiempo exacto, cada familia es diferente. Lo importante en estos momentos es que los padres se aseguren de la calidad de los contenidos que consumen y eduquen a sus hijos con buenos hábitos de tiempo de pantalla como no tener aparatos en la mesa o apagar el dispositivo al menos una hora antes de dormir”.
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