Alemania autorizó la reanudación de las competiciones profesionales de fútbol tras dos meses de interrupción por la pandemia del nuevo coronavirus y la primera potencia de la Unión Europea lanzó al mundo una potente señal de optimismo. Consciente del significado trascendental de un juego que hipnotiza a medio planeta, la canciller Angela Merkel decidió este miércoles dar luz verde al que muchos de sus asesores consideran uno de los proyectos más audaces de su mandato. La canciller aprobó el borrador del acuerdo al que llegaron la semana pasada los ministros de Interior, Sanidad y Trabajo con los líderes políticos de los estados federados, y ahora el país reafirmará su condición de espolón de la Unión Europea impulsando el más popular de los entretenimientos mundiales, ahora convertido en símbolo de la descongelación tras dos meses de enfriamiento social y económico.

La Bundesliga se convertirá en la primera gran liga de fútbol que vuelve a disputarse. Los partidos se jugarán a puerta cerrada. La fecha del arranque, uno de los puntos más controvertidos, será la segunda semana de mayo. Ahora a la Liga de Fútbol Profesional (DFL) le compete elegir el día de la celebración de la primera de las nueve jornadas que le restan a la competición. La asamblea de la DFL se reunirá este jueves. Según el Süddeutsche Zeitung, solo el Werder Bremen se opone a comenzar el 15 de mayo. La mayoría de los clubes son partidarios de disputar cuanto antes la primera de las nueve jornadas que le restan al calendario.

Con más de 167.000 casos registrados y 6.990 fallecidos, Alemania ha resultado menos golpeada que la mayoría de los países de Europa occidental. Ahora los gobiernos de los länders se embarcan en la tarea de la desescalada de las medidas de confinamiento más extremas, con actuaciones como la apertura inminente de restaurantes, cervecerías y bares. En este ámbito, el regreso de la Bundesliga significa el paso más arriesgado del programa. Ninguno de los científicos que informan al Gobierno federal garantiza la plena eficacia de los protocolos sanitarios que se han autoimpuesto los clubes. Pero Merkel está dispuesta a asumir el riesgo.

Profundamente convencida del poder propagandístico del fútbol desde que apadrinó a la selección que conquistó el Mundial de Brasil, en 2014, Merkel y los líderes democristianos de los distintos estados federados han influido decisivamente en activar una maquinaria que permita poner en marcha la competición bajo condiciones inasequibles a los otros países de la Unión Europea. Asistidos por la infraestructura farmacéutica alemana, desde hace un mes los clubes de la primera y la segunda división son monitorizados por un plan de pruebas de Covid-19 que abarcara a los más de 50 miembros de cada plantilla y a sus familiares. El protocolo es pionero en Europa. De su éxito depende buena parte del futuro inmediato de la industria del fútbol, con LaLiga española, la Premier inglesa y la Serie A italiana como máximos exponentes.