Así están hoy los países cuyos presidentes desestimaron el coronavirus
Así están hoy los países cuyos presidentes desestimaron el coronavirus
EE. UU. y Brasil son algunos de los más afectados. Sus líderes restaron importancia a la pandemia.
La emergencia del coronavirus llegó de forma inesperada a casi todos los países del mundo. Cuando las cifras de contagio comenzaron a aumentar, algunos líderes tomaron decisiones rápidas para cerrar fronteras y disminuir el contacto social para cortar la transmisión del virus.
Otros, (como Trump) al contrario, calificaron el coronavirus como una pequeña gripa o, ignorando las medidas y las recomendaciones globales, repartieron besos y abrazos en plena pandemia. Hoy, sus países son algunos de los más afectados por el coronavirus, con altas cifras de muertes y de contagios.
Estos son algunos de los países cuyos mandatarios desestimaron el impacto de la pandemia y hoy sienten los efectos del virus, que ya deja más de 3’900.000 contagiados y 273.000 muertos, según la universidad Johns Hopkins.
EE. UU.
En febrero, el presidente de EE. UU., Donald Trump, aseguró que su país tenía todo controlado y que todo pasaría rápido, pues el coronavirus era algo pequeño, “era una gripa”.
El mandatario llegó a decir que el virus era una farsa inventada por los demócratas y que un día, de la nada, desaparecería.
Después, Trump aseguró que “para la Pascua, en el mes de abril, su país volvería a la normalidad.”
No fue sino hasta cuando EE. UU. se convirtió en el país con más casos de contagio y de muertos en el mundo que el discurso de Trump comenzó a cambiar. El país norteamericano registró más de 2.000 muertos en un solo día y, a finales de marzo, el mandatario reconoció que EE. UU. viviría sus semanas más difíciles.
Restringió vuelos, cerró los centros educativos y afirmó que siempre supo que el virus sería una pandemia. Ahora, su país tiene más de 1’279.000 casos y más de 76.000 muertos.
Pero no se detienen sus comentarios desafortunados y hasta ignorantes; recomendaciones de medicamentos que podrían curar el virus, el uso de desinfectantes y luz ultravioleta y las culpas a China, pues asegura que el covid-19 se escapó de un laboratorio en Wuhan, comentarios que algunos afirman solo buscan desviar las críticas a su tardía gestión.
Reino Unido
El 13 de febrero, Reino Unido reportó su primer caso de coronavirus, una mujer que viajó de China y que tuvo que ser atendida en un hospital de Londres.
Al inicio de la emergencia, el primer ministro británico, Boris Johnson, desatendió las reuniones para definir la ruta por seguir frente al virus. Además, recorría hospitales dando la mano a todos los empleados y asegurando que “la vida debía continuar como siempre”.
Días después, se acogió al plan de la inmunidad de rebaño, una estrategia que plantea que un grupo de personas que ya se encuentra protegida del virus impide que este continúe propagándose en quienes no lo están.
La inmunidad de rebaño o inmunidad colectiva se busca con la vacuna, pero al no estar disponible, la estrategia británica era que se enfermaran tantas personas hasta que el virus no encontrara más cuerpos para infectar. Según Johnson, así la gente desarrollaría anticuerpos frente al virus y se cortaría la transmisión. Las estimaciones hablaban de más de 200.000 muertos con el plan de la inmunidad de rebaño.
Cuando el virus ya llevaba más de un mes circulando por el Reino Unido, Johnson decretó por fin la cuarentena, cerró escuelas y universidades y prohibió los eventos masivos. Sin embargo, la medida llegó tarde. El día que se decretó el confinamiento (23 de marzo), el país ya tenía más de 6.600 casos y 335 muertos.
Incluso, el virus contagió al primer ministro. El 27 de marzo Johnson dio positivo para coronavirus. Tuvo que ser internado en un hospital y permaneció tres días en cuidados intensivos.
Hoy, con más de 32.000 muertos, Reino Unido es el país con más fallecidos en Europa y el segundo en todo el mundo, solo después de EE. UU. A la tardía reacción del gobierno del primer ministro se debe sumar la cantidad de tests diarios, la densidad poblacional y la edad de sus habitantes.
El día que se decretó el confinamiento (23 de marzo), el país ya tenía más de 6.600 casos y 335 muertos.
Brasil
El 26 de febrero, Brasil confirmó su primer caso de coronavirus y, a su vez, el primer caso en Suramérica. A la fecha, es el país más afectado en América Latina con más de 9.600 muertos y más de 141.000 casos.
Sin embargo, el discurso del presidente Jair Bolsonaro sigue siendo el mismo. Aunque más de 13 personas de su administración han resultado contagiadas y él mismo tuvo que someterse a la prueba luego de una reunión con Trump en Florida en la que uno de sus compañeros de viaje resultó contagiado, el mandatario asegura que el virus está sobredimensionado y que sí hay una crisis, pero era “una crisis pequeña”.
Bolsonaro también dijo que el coronavirus “era una simple gripecita” y que, aunque él no era médico o infectólogo, lo que había escuchado “es que otras gripes mataron más que esta”.
El líder ha insistido en que no hay que caer en la histeria y, en contra de todas las recomendaciones de la OMS y de sus mismos funcionarios, ha asistido a varias manifestaciones, promoviendo aglomeraciones sin ningún tipo de protección o distancia.
Brasil vive actualmente una lucha de poderes entre los gobernadores, que piden que se mantenga el aislamiento para proteger las vidas de los ciudadanos, contra el presidente que insiste en reactivar el país para no afectar más la economía, por lo que aún califica como una simple gripecita.
“Brevemente, el pueblo sabrá que fue engañado por estos gobernadores y por gran parte de los medios de comunicación en esta cuestión del coronavirus. Espero que vengan a culparme entonces ante la cantidad de millones y millones de desempleados”, dijo Bolsonaro.
México
Mientras la Organización Mundial de la Salud insistía en el distanciamiento social como una estrategia clave para frenar la transmisión del virus, Andrés Manuel López Obrador, presidente de México, les decía a sus ciudadanos que había que abrazarse y darse la mano, pues esto no representaba ningún problema.
“Miren, lo del coronavirus, eso de que no se puede uno abrazar… Hay que abrazarse, no pasa nada”, dijo Amlo en una de sus conferencias mañaneras en marzo.
Además, en plena emergencia, el mandatario recorría el país repartiendo besos y abrazos a sus seguidores. Incluso, fue grabado besando bebés en sus giras.
Amlo también les dijo a los mexicanos que siguieran llevando a sus familias a los restaurantes y que él les diría cuándo dejar de hacerlo. En ese momento, 23 de marzo, el país ya tenía más de 300 casos confirmados.
México es, a la fecha, el segundo país con más muertes por el covid-19 en América Latina después de Brasil. Tiene cerca de 3.000 fallecidos y más de 29.000 contagiados. Las cifras de las autoridades estiman 6.000 muertos.
En el país azteca, la cuarentena es obligatoria para las poblaciones de riesgo y voluntaria para los demás ciudadanos.
Comments (0)